Las luces enfocaban su rostros mientras que el sonido de la música se hacía presente, Andrea pestañeo varias veces antes de tomar aquel tuvo con firmeza, sonrio satisfecha al escuchar los silbidos de los hombres y empezó a moverse alrededor de aquel artefacto que la hacía ver tan sensual.
Andrea disfrutaba lo ligero que se sentía su cuerpo haciendo todas esas acrobacias y movimientos sensuales. Su pelo caía en una larga cola de caballo que cubría toda su espalda.
Los dólares empezaron a volar a su alrededor y sonrio satisfecha, está claro que andrea disfrutaba de todo aquello que empezó por un acto de necesidad luego de verse sola apenas siendo una chiquilla sin ningún tipo de experiencia sobre la vida en New York
Hace más de 5 años andrea dejó su familia, tenía un sueño grande y ese pequeño pueblo bicicletero donde vivía no la iba a detener, soñaba con ser grande, una gran actriz y bailarina de teatro, pero nada fue como lo imagino, recibió más de un "NO" que su talento no era suficiente, que estaba a un nivel muy bajo en comparación a los demás. Nunca dejo de soñar, pero debía comer, dejó su sueño a un lado y aunque logró acostumbrarse a la nueva vida que empezó a construir, nunca dejó de soñar.
- ¡queremos más!
Escucho aquella voz y sonrió porque sabía a la perfección de quien se trataba, conocía a todos sus espectadores, a cada uno de ellos e incluso su historias, la gran mayoría eran adultos mayores adinerados que recurrían a ese lugar solo para ver a Andrea, los comentarios obsceno no faltaban, pero cada uno de ellos conocía los límites de ese lugar. También asistían alguno que otro jovencito que apena tenía la edad legal para estar ahí y que sabía a ciencia cierta qué estos ahorraban toda la semana para asistir a uno de sus show, a estos no les dedicaba tanta atención debido a su limitada cartera.
Andrea se acercó a la orilla del escenario y con la sonrisa más coqueta se inclinó para que aquel hombre tuviera aún más cerca esos pechos que apenas estaban cubierto por un sostén rojo vino que dejaba muy poco a la imaginación
-me encantas- dijo aquel hombre antes de dejar varios billetes de 100 dólares en una de las copas de su sostén. Esta solo sonrio satisfecha y volvió al tubo mientras que la música empezó a sonar nuevamente...
Samuel Gallardo Leon, tan fuerte e imponente como sus apellidos, típico hombre rico y clasista acostumbrado a tenerlo todo, heredero de un imperio que sus padres dejaron en sus manos antes de morir, dedicado única y exclusivamente a hacer crecer el negocio familia se ha olvidado por completo de los placeres, lo único que llena su vida es el trabajo y una que otras noches fugaces con alguna joven a la que se encarga de despedir antes del amanecer.
Nunca se a interesado en nada que no le genere algún interés económico, su nombre retumba cada día en todo los medios como uno de los hombres más ricos de la zona
-soñor, nuevamente lo busca el joven Flavio-
Samuel puso sus ojos en blanco y se puso de pie para recibir a su hermano
Flavio: estoy seguro que tienes trabajando indocumentados esta empresa -este sonrio antes de adentrarse a la oficina de su hermano-
Flavio gallardo, así como su hermano, es un hombre imponente pero de pocas palabras, la pérdida de su padres lo hizo volverse un hombre cruel, tenía apenas 17 años cuando unos hombres irrumpieron en su casa y acabaron con la vida de sus padres e hirieron a su hermano
Al poco tiempo descubrieron que se trataba de un grupo de delincuentes indocumentados que querían robar todo lo que pudieran, pero el verse descubierto los llevó a cometer un doble asesinato.
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La teibolera
RomanceEn busca de cumplir sus sueños, Andrea dejó su vida en aquel pequeño pueblo en Kansa, pero su llegada a la gran ciudad no sería como lo imagino, aunque logró cambiar su vida de manera drástica, jamás sería como escuchar los aplausos de admiración de...