La teibolera

Dejame en paz

Andrea se sintió a acalorada, aquel beso le resultaba increíble, uno como nunca antes había sentido, estaba claro que samuel era un gran amante, pero no podía permitirse caer tan fácilmente entre sus brazos

Samuel: eres exquisita -susurró al despegarse de sus labios y pegar su frente a la de ella-

Andrea reaccionó se alejó de el lentamente

Andrea: ¿eres loco o te haces?- pregunto y le soltó una bofetada que lo hizo girar la cara- ¡como te atreves a invadir mi espacio de esa manera!

Samuel llevo su mano a su mejilla tratando de auto aliviar el dolor que esta le causó

Samuel: con este beso pude darme cuenta que no te soy indiferente, si lo que quieres es que haga mi luchita lo haré... mucho gusto, mi nombre es samuel Gallardo -se presento oficialmente consciente de que Andrea ya sabía quien era-

Andrea: definitivamente no te haces. No quiero volver a verte cerca de mi. Apréndete algo, no a todas las mujeres la mueve el dinero y yo no me ando acostando con cualquier hombre que ofrezca unos pesos -sentenció con firmeza antes de darse la vuelta y continuar su camino

Samuel POV

Esta muchachita cree que me desapareceré de su vida tan fácilmente, que equivocada está, y si tengo que mostrar otras arma, tarde o temprano caerá, al fin de cuenta todas las mujeres son iguales, más que deseo, te haz convertido en una meta, nadie se ha atrevido nunca a rechazarme y esto lo pagarás muy caro putita-

Samuel: si lo que quieres es que me convierta en un estupido romántico, eso haré, pero todos estos desplantes tendrán su consecuencia -dijo para si mismo-

Se adentró al lugar y pudo captar a una distraída Andrea leyendo la carta, la vio sonreír y por un momento también lo hizo antes de acercarse y sentarse a su lado

Samuel: tengo entendido que el salmón de acá es uno de los mejores de la ciudad

Andrea: oh señor -exclamó ya molesta de la situación-

Samuel: lo admito, puedo ser muy intenso cuando alguien me interesa, se que empezó de la manera incorrecta, permíteme por favor disculparme

Andrea: ¿te encanta lo prohibido verdad? No entiendo, hace unos segundo que te dije que no te quería cerca de mi, te dije, no me voy a acostar contigo

Samuel: ¿pero si podrías permíteme comer contigo?

Andrea: para luego acostarte conmigo. no gracias no soy escupida, entiende de una vez por toda, no me agradas, no me agrada la gente como tú

Samuel: ni si quiera me conoces

Andrea: y no hace falta -se acercó inclinando sus codos sobre la mesa- eres de esta clase de hombre rico que no puede aceptar un no por respuestas y recurren a todos los medios para conseguirlo, pero ya conozco a muchos así, no eres una novedad, ¿ahora quieres conocerme luego de ofrecerme dinero para acostarme contigo y llamarme putita barata? ni si quiera tú cambio de estrategia servirá conmigo samuelito

Samuel: no es estrategia, creo que la manera en que te quise abordar no fue la correcta al generalizarte con otra mujeres, por eso me disculpo, anda, permite conocernos, se que tampoco soy mala persona -sonrió-

Andrea: nadie a dicho que lo eres, pero tampoco eres un santo así que para acabar con esto de una buena vez, te pido por favor que te retires de mi mesa y me dejes en paz, mi día a sido bastante largo y tú prevenida aquí lo oscurece más.

El mesero se acerca a la mesa listo para tomar la orden, más sin embargo samuel se encarga de ordenar por los dos, Andrea simplemente respiro profundamente sabiendo que no será tan fácilmente deshacerse de él