3 | Ajustando

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Sofía

"Realmente pienso que deberías dar de baja esta clase."

Volteo a mirar a Adrián y trae la misma expresión perturbada que ha plagado mi mente desde que regresé a Madrid.

"Sé que es la última cosa que quieres escuchar, pero creo que sería para lo mejor. Tal vez haya otra clase que puedas tomar," él continúa.

Suspiro un poco dramáticamente. Después de su exhibición de guardaespaldas de ayer, todavía no sé qué pensar sobre toda la situación. Ninguno de los dos me ha dado respuestas. Nico ciertamente no quiere hablar conmigo pues ahora está actuando como si estuviera comatoso salvo por un texto que me mandó pidiéndome perdón, y Adrián me sigue diciendo que no es su historia para contar. Extrañamente, ahora siento que puedo confiar en Adrián más que en Nico, cuando debería ser al revés.

"Sí, lo pensaré," respondo.

"Bueno. Te veo después de clase," él dice. Espera hasta que estoy sentada en mi salón para irse y sacudo la cabeza. Si hay algo por cierto, nunca entenderé a ese chico.

"Señorita Durant," el profesor me llama.

Me dirijo hacia su escritorio y me mira con una expresión perpleja. "Pensé que habías dado de baja mi clase."

"Este, no. Bueno, lo estuve pensando, pero todavía no me decido," le explico.

"Bueno, ya no apareces en mi lista, así que parece que sí estás de baja." Procede a enseñarme una impresión y no veo mi nombre en la lista. "Me acaban de dar una lista actualizada esta mañana así que es actual. Te sugiero que vayas a revisar con la oficina de registro ya que esta clase está llena ahora."

Estoy literalmente sin habla. "De acuerdo, gracias por traer esto a mi atención," le digo.

Agarro mi bolsa y me dirijo hacia la oficina de administración. No puedo creer que Adrián haría esto. Digo, ¿por qué me preguntaría ni siquiera hace cinco minutos si aparentemente ya había decidido por mí?

Cuando llego a la oficina, me alivio de ver que al menos no hay una línea larga de gente y me pasan con alguien bastante rápido. Le explico la situación, y en efecto, sí he sido dada de baja de la clase. La mujer me dice que hay otra clase que puedo tomar a una hora diferente, pero involucra cambiar mi horario completo.

Acepto los cambios ya que estoy un semestre atrasada y no puedo permitir perder más créditos. Inicialmente había pensado en tomar un curso extra este semestre para tratar de ponerme al corriente, pero dado mi historial académico, pensé que sería mejor llevarla con calma. Un paso a la vez.

Al dirigirme hacia mi nueva clase, para la cual ahora llegaré tarde, me doy cuenta que estoy sumamente enojada por esto. Adrián no sólo está tomando decisiones por mí a mis espaldas, pero estoy en todo este lío por él y Nico y cualquier problema que traigan con ese otro idiota Ruiz.

¿Por qué mi vida no puede ser normal por una vez? Todo lo que quiero es ir a clases y sacar buenas notas. Esa es mi única meta. En vez, tengo que lidiar con las secuelas de problemas de otra gente y estresarme sobre cosas que no tienen nada que ver con mis clases.

Estoy tan furiosa que le mando un texto a Adrián diciendo que ya no voy a necesitar sus servicios de escolta y apago mi teléfono enseguida. Ni siquiera quiero escuchar su respuesta. Decido ignorarlo por el resto del día, y a diferencia de ayer, puedo olvidarme sobre todo el drama innecesario y alcanzo concentrarme en clase.

Estoy por dirigirme al carro para esperar a los chicos ahí hasta que terminen su entrenamiento, pero recuerdo la paranoia de Adrián sobre estacionamientos y lo último que quiero es que me griten de nuevo. Decido ir en vez a las gradas alrededor del campo de fútbol. No puede quejarse de nada si estoy a plena vista.

Persiguiendo A SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora