Sofía
Espero hasta exactamente las 7:30am para revisar a Adrián. Creo que esa es la hora que normalmente se despierta así que espero que no se vea extraño que estoy yendo a su habitación.
Toco la puerta antes de entrar. Rápidamente me doy cuenta que no me hubiese escuchado de cualquier manera porque está completamente fuera de sí, desparramado a través de la cama. Siento como si estuviera invadiendo su privacidad ya que nunca he entrado a su habitación antes, y ahora estoy sentada en su cama mirándolo mientras duerme.
Toco su frente y aún se siente muy caliente. Está mucho más que anoche, lo cual es preocupante porque ya traía una fiebre alta entonces. Su cara entera se siente sudorosa y cuando recorro las sábanas me doy cuenta de lo mucho que está sudando.
"Adrián, despiértate."
Trato de ignorar la vista de su cuerpo casi desnudo y lo sacudo, pero no se mueve para nada. "¿Adrián, me escuchas?"
Sus ojos parpadean y murmura algo ininteligible. Le doy una palmada en las mejillas para tratar de sacar una reacción, pero sus párpados sólo siguen pestañeando. Su visión está enteramente desenfocada y ahí es cuando me doy cuenta que lo tenemos que llevar al hospital.
"¡Nico!" de repente grito en pánico.
Corro por el pasillo hacia su habitación, preguntándome cómo voy a explicar esta situación. Ni siquiera me molesto en tocar su puerta y me lanzo adentro, mucho como he hecho en el pasado cuando me he despertado asustada con pesadillas.
"¡Nico! ¡Despierta!"
Está durmiendo profundamente sobre su estómago, con uno de sus brazos abrazando su almohada de la manera que sólo los hombres encuentran cómodo por alguna razón. Jalo su brazo y trato de arrastrarlo fuera de la cama. Sé que se va a enojar conmigo ya que normalmente no se despierta hasta después de las 8am.
"¿Qué diablos, Sofía?" murmura, tratando de quitar mi brazo. "Ya sabes la rutina. Sólo métete del otro lado y mantén tus pies alejados de mí."
"¡Nico, por favor! Es Adrián. Necesitamos llevarlo a emergencias."
De repente se levanta rígido mirándome con un ojo abierto. "¿Qué pasó?"
"Tiene una fiebre muy alta. Peligrosamente alta. Está prácticamente inconsciente," trato de no perder la voz.
"Mierda. Dame un minuto." Literalmente le toma 30 segundos ya que se pone unos jeans, una playera tirada en el piso y unos zapatos. Aunque lo acabo de ver, nunca entenderé como los hombres se pueden alistar tan rápidamente.
Nico me sigue a la habitación de Adrián e ingiere su mal estado. "Oye, imbécil. ¡Despiértate!" grita.
Lo miro en shock. Sé que ellos se insultan como parte de su chacoteo amistoso pero eso fue un poco severo. "¡Nico! Gritándole no va a funcionar. Necesitamos llevarlo a la camioneta. ¿Lo puedes cargar?"
"Sí, sí. ¿Lo puedes vestir primero? No creo que apreciará aparecerse a emergencias en sus bóxers. Pueda que le guste a las enfermeras, pero no creo que tenga tiempo para eso."
"Está bien, sólo corta las bromas y ayúdame." Me dirijo hacia el closet de Adrián para conseguirle ropa. A diferencia de Nico, no tiene nada tirado en el piso y secretamente lo regaño por ser una persona ordenada tan irónico como suene. Después de buscar por sus cajones, regreso con unos shorts de gimnasio, una playera y unos tenis.
"Carter. En serio, levántate. Te vamos a llevar al hospital," Nico le dice, agarrándolo de los brazos para levantarlo. Logra ponerlo en una posición sentada en la cama así que rápidamente le pongo la playera encima de la cabeza y con un poco de maniobras consigo traer sus brazos a través de las mangas. Es un poco más difícil ponerle los shorts, pero una vez que Nico lo levanta completamente en contra de él, alcanzo a subirlos arriba de sus caderas.
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Persiguiendo A Sofía
Любовные романыNo es fácil ser la única mujer en la familia Durant. Y menos cuando todos te ven como la bebé de la familia, a pesar de tener un mellizo quién es solamente dos minutos mayor que tú. Pero más difícil de todo es esconder un amor platónico por el mejor...