Adrián
Me despierto en la mañana sintiéndome como si acabara de ganar la lotería. Todo está finalmente cayendo en lugar y no podría estar más contento. Estoy profundamente enamorado de la chica de mis sueños y resulta que ella también está enamorada de mí y se va a mudar conmigo a Washington mientras empiezo mi carrera de fútbol. El Dr. Lucic estaría tan orgulloso.
Sofía está acurrucada entre mis brazos, su cabello rubio derramado sobre la almohada, y vestida con mi camisa abotonada sólo en un par de lugares. Tengo una vista increíble de su cuerpo en la luz del día y no hace nada para ayudar mi estado matutino.
Juro que es ella haciéndome esto porque nunca he sentido algo remotamente parecido. Es como si mi cuerpo me estuviera rogando por tenerla y me está volviendo loco. Sí, absolutamente me encanta, pero al mismo tiempo no quiero que ella piense que soy un caliente que sólo le importa el sexo. Ella ciertamente no se estuvo quejando de ello anoche, pero estoy seguro que no estará contenta hoy si está adolorida.
Antes que pueda parar, mi mano la está alcanzando y cepillando su cabello hacia atrás. A veces necesito tocarla sólo para saber que es real. Mis dedos viajan hacia sus muslos y me inclino para besarla suavemente en el cuello. Puedo distinguir perfectamente su esencia mezclada con la mía y culpo sus feromonas por hacerme sentir de esta manera.
Mi mano está viajando por su estómago y estoy besando el camino hacia su garganta cuando se mueve. "No. Para," ella dice.
Inmediatamente me congelo y miro hacia ella pero tiene los ojos bien cerrados.
"Sofía, lo siento. No debí hacer eso," digo, instantáneamente arrepintiéndome sobre lo que acabo de hacer.
Ella empuja contra mí aunque ya no la estoy sosteniendo y de repente suelta un grito desgarrador. Empieza a revolcarse en las sábanas y sólo es entonces que me doy cuenta que ella está soñando. O teniendo una pesadilla. Mierda.
Agarro sus brazos, tratando de recordar cómo conseguí que se despertara la vez pasada que esto pasó. "Sofía, despierta. Es un sueño. Estás soñando, bebé."
Ella lucha contra mí y empieza a llorar.
"No, bebé. Por favor, despiértate. Estás a salvo. Estamos en Marbella, ¿recuerdas? Por favor," la sacudo con fuerza.
Abre sus ojos y se levanta rígidamente, alejándose de mí con miedo.
"Shh, Sofía. Sólo fue un sueño malo. Estás completamente a salvo, lo prometo."
Ella suelta un suspiro doloroso y cubre su cara. "Adrián," ella jadea aliviada.
"Sí, bebé. Aquí estoy," digo alcanzándola.
"Dios," ella dice, tirándose encima de mí y envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.
La acerco más, abrazándola fuertemente, entrando en pánico al darme cuenta del significado de su pesadilla. Ella ha tenido esta pesadilla antes, pero la última vez parecía sólo eso - una pesadilla. Pero esta vez, pareció surgir de alguna parte. Como si fuera real. Como si fuera una memoria. ¿Yo la causé?
"Lo siento, Adrián," ella dice apenada, su voz llena de emoción.
"No, yo lo siento. Chiquita, ¿qué ... con quién estabas soñando? ¿Conmigo?"
Ella sacude la cabeza y siento un alivio temporal, aunque devastación por igual. Ahora desearía que la respuesta fuera mí porque eso deja sólo una otra posibilidad y no quiero que llegue a fruición.
"¿Entonces quién, Sofía?"
Ella sacude la cabeza de nuevo, alejándose de mí, y siento la temperatura de la habitación bajar. Escalofríos trepan debajo de mi piel y siento un nudo en el estómago tan grande que siento que me voy a enfermar.
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Persiguiendo A Sofía
RomanceNo es fácil ser la única mujer en la familia Durant. Y menos cuando todos te ven como la bebé de la familia, a pesar de tener un mellizo quién es solamente dos minutos mayor que tú. Pero más difícil de todo es esconder un amor platónico por el mejor...