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Kirishima y su pareja estaban en su habitación viendo una película de miedo, su pareja era muy temerosa, se asustaba con cualquier monstruo de las películas, pero él no.
Las momias y Franke Stai ¡Ñe! Esas cosas caminan más lento que su abuela.
Los hombres lobo ¡Puf! Una persona que se convierte en mitad bestia una semana al mes, es lo mismo que estar con una mujer en su período.
Los vampiros ¡Bueno! Esos si dan miedo, seres inmortales que te chupan la sangre, son la pirámide de los monstruos, pero después de ver crepúsculo su respeto hacia los vampiros murió.
Por eso ahora se encontraba riendo de Denki cuando se escondió debajo de las sábanas por ver la película de la llorona.
- ¡Cállate kiri! - el rubio hizo un tierno puchero aún debajo de las sábanas - Tú te burlas de mí porque eres muy valiente - y abrazo por el cuello a su pelirrojo
- Te equivocas cariño, ser considerado valiente es un mérito que no merezco, también tengo miedo a algo - le dijo con suavidad mientras acariciaba la espalda de su pareja
- ¿Tú? ¿A qué le puedes tener miedo? - preguntó con genuina curiosidad
- Te podrá sonar estúpido, pero... - lo vio a los ojos y con seriedad pronunció - le temo a los payasos de juguete - y un silencio rodeó a ambos, solo el ruido de los autos afuera y de la televisión aún prendida se escuchaba en la habitación.
Hasta que una sonora carcajada rompió aquella atmósfera, Denki estaba en el suelo llorando de risa, eso jamás se lo espero de su pareja tan masculina.
- ¡Debe ser una broma! - exclamó aún riendo en el suelo
- ¿Yo te cuento algo tan íntimo y tu te ríes? Pues que gran pareja - le dijo sarcásticamente mientras se volteaba y se tapaba con sus sábanas - Buenas noches - dijo e ignoró a su pareja que aún estaba tirada, tratando de calmar su respiración después de tanto reír
- ¡Oh vamos, bebé! No te enojes ¿Si? - Denki se levantó y se tiró detrás del pelirrojo - ¿Porque le tendrías miedo a un payaso de juguete, amor? - lo movió un poco aún sobre el - Kiri, cuéntame ¿Si? - volvió a moverlo, intentando irritar al pelirrojo para que le cuente.
- ¡Bien! Pero bájate de mí que pesas - Denki riendo se tiró al lado de su cama, apagó la televisión y se tapó con las sábanas al igual que su pareja.
- Estoy listo - y el rubio abrazo el torso del más alto
- Bien escucha sin interrumpir - soltó un largo suspiró
