Sasuke.

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El Coach II.

Sasuke y yo llevábamos dos meses de casados, ya habíamos desempacado hasta la última caja de la mudanza y nos habíamos puesto de acuerdo con los horarios de trabajo.

Por las mañanas el hacía el desayuno y en las tardes yo hacía la comida, incluida la comida que él se llevaba al trabajo al día siguiente, y cenabamos ligero.

-¿Y no es complicado pasar tiempo juntos porque ambos trabajan?

Esa pregunta la escuchaba muy seguido, y sí, era complicado por nuestros horarios pero nos ajustabamos.

-Algo, pero no importa, al final del día ambos estamos aquí, juntos.

Mi madre no me vio muy convencida pero ya no dijo nada del tema. Al cabo de unas horas se fue, y yo aproveché para lavar los pocos trastes que habíamos usado. Cuando acabé revisé mi celular, había un mensaje precisamente de Sasuke.

"(Tn), el encargado se reportó enfermo hoy, así que debo quedarme hasta la hora de cierre del gym. ¿Podrías traerme algo de comer en un rato?"

Las jornadas de ejercicio eran largas, tediosas y llenas de gente que preguntaba una y otra vez los ejercicios que debían hacer, casi como si lo hicieran a propósito.

-Pobre Sasuke.

De inmediato lo ví en mi mente, cansado, frustrado y aún con un largo camino por delante, apenas eran pasadas las 7 de la tarde y el gimnasio cerraba hasta las 11 de la noche.

Le pregunté a qué hora quería que le llevará su comida y acordamos que fuera a las 10pm, así podíamos cenar ahí mismo y regresar ambos a casa.

El resto de la tarde pasó despacio, tan despacio que me dormí y soñé con nuestra luna de miel en la playa, con Sasuke recostado en la arena y yo sentada sobre él, haciendo el amor entre las olas y sin pena, con la luna como única testigo de nuestra travesura, me desperté entre suspiros casi a la hora que tenía que salir de casa.

Al llegar allá ya estaba bastante oscuro y la calle se veía solitaria, con unos pocos negocios que apenas se preparaban para cerrar.

Tampoco había tanta gente dentro del gym, unos cuantos hombres terminando su ejercicio, otros pocos en las regaderas y uno en recepción esperándome.
Al vernos, ambos sonreímos, nos besamos y saqué la comida, cenamos entre pláticas y risas mientras nos despedíamos de cada persona que salía del lugar.

Pasados unos treinta minutos, Sasuke fue a revisar si aún había alguien en el segundo piso, que es el área de ejercicio o la sala de spinning, luego bajó a los vestidores y las regaderas, ahí encontró a dos más que aún no terminaban de darse un baño y luego volvió.

-Listo, solo dos más y podemos irnos. ¿En qué piensas?

-En nada.- Le dije y me levanté para dar una vuelta por el lugar, la verdad es que había estado pensando en el sueño que tuve por la tarde y luego pensé en lo mucho que me exitaba la idea de hacerlo en el gym con el Coach.

Con esa idea en la cabeza me levanté y le di la espalda, caminado al interior del área de aparatos, moviendo sutilmente de más mis caderas. Cosa que Sasuke notó. Y es que su ejercicio cardiovascular favorito no era uno que se hace aquí sino en casa.

-(Tn)- Me dijo siguiéndome, casi jadeando. -¿Qué planeas?

-¿Yo? Nada. ¿Y tú?

Su risa fue lo único que se escuchó y aproveché para montarme en un aparato para hacer sentadillas, incliné mi trasero hacia atrás viéndolo fijamente a los ojos a través del espejo, luego bajé tanto como pude y subí lentamente.

-¿Es en serio? Alguien nos puede ver.- Me dijo, pero creo que se lo decía más a él mismo que a mí, porque casi de inmediato me tomó de la cadera con ambas manos. Su cordura yéndose por la puerta principal junto con los dos tipos que salían platicando amistosamente, dejándonos solos.

-¿Estoy haciendo bien la sentadilla, Coach?

Repetí mi movimiento y Sasuke bajó conmigo, sujetando mis piernas desde atrás y jalándome hacía él. Estaba bastante animado ya, y suspiró en cuanto mi trasero se frotó con su verga. Volvimos a subir, luego bajamos y subimos de nuevo, lo hicimos varias veces. Me tomó de la mano y me llevó a otro aparato, un banco largo para recostarse y hacer pesas, me pidió que recargara mis manos en el banco, con la espalda y las piernas estiradas y entonces bajó mi pantalón junto con mi ropa interior.

Agaché mi cabeza y ví mi ropa interior completamente mojada, mi vagina y la parte interna de mis muslos también húmedos. Luego sentí sus manos sobre mis nalgas, dando azotes y caricias.

-Oh Sasuke.

Sin previo aviso metió dos dedos dentro de mi, cosa que me hizo arquear la espalda y gemir con fuerza.

-Nena, no tienes idea de cuántas veces te imaginé aquí, así.

Su voz ronca hizo que me exitara aún más y como reflejo moví mi trasero buscando contacto con su pene, complemente despierto y listo para cumplir con su deber.

Al poco tiempo ya lo tenía dentro de mí, embistiendo tan fuerte y tan profundo, con mis manos en el espejo frente a mi y un dedo suyo dentro de mi entrada trasera, su otra mano daba apretones a mis pechos y el gruñía bajito mientras yo gemía llegando a un orgasmo.

De la nada me lanzó al suelo boca abajo y se tiró sobre mí, poco a poco comenzó a meter su verga hinchada y húmeda dentro de mi ano, yo le ayudaba separando mis nalgas y arqueando mi espalda.

El pene de Sasuke era tan grande y grueso que me dolía cada vez que lo hacíamos por atrás, pero él era un chico amable y siempre esperaba a que me acostumbrara para poder cogerme a su gusto.

Al rato ya me penetraba rudamente, con sus dedos entrando ahora por mi vagina y yo gozando como loca. Cada que entraba en mí podía sentir sus bolas golpeando mi vagina, estimulandome hasta el límite y provocando otro orgasmo, está vez más intenso, que me hizo retorcerme de placer con los ojos en blanco.

Luego sacó su pene y me levantó, se recostó en el banco alargado y me acerqué. Pasé una pierna de cada lado y me senté sobre él, guié su miembro y lo metí en mi vagina y comencé a moverme, primero despacio y luego más rápido, de atrás hacia adelante y de un lado al otro, mientras me inclinaba hacia adelante y nos besábamos.

Yo gemía en su boca, sus manos tomaron mis caderas y comenzaron a moverme de arriba abajo con violencia y rapidez.

Su pene palpitaba dentro de mi y mis interiores se contraían lentamente, ambos estábamos cerca del clímax. Sasuke se sentó conmigo arriba, moviéndose desesperado y duro dentro de mi, y yo brincaba y me movía en círculos sobre él, sus manos en mis nalgas atrayéndome aún más a él y las mías en su espalda y jalando su cabello.

Ambos llegamos al orgasmo al mismo tiempo pero él siguió moviéndose haciendo que yo tuviera un segundo orgasmo después del primero, después nuestros movimientos se hicieron más lentos y pausados. Nos abrazamos y nos calmamos,  nos besamos y luego me levanté, sacando su miembro de mí, con un leve temblor en mis piernas.

Ambos nos arreglamos, limpiamos bien todo y cerramos el gym, luego comenzamos a caminar hacia el auto con las manos entrelazadas.

-Oye, voy a necesitar que me traigas comida más seguido.

Me dijo Sasuke mientras me guiñaba un ojo.

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