Uchihas

Shisui.

Arruinado.

-¡Chicos! -Dijo Shisui al llegar con sus primos, ellos lo saludaron y notaron que se veía un poco pálido.

-¿Qué te pasa? -Preguntó Obito.

-Meti la pata. Acabo de cagarla. Lo arruiné todo. No sé qué voy a hacer.

Los tres se miraron entre ellos con una ligera risita, luego lo miraron a él. De toda la familia, Shisui era el más nervioso y el que más fácilmente se alteraba, así que tal vez no era tan grave el asunto.

-Ayer me fui de fiesta con ustedes y me emborraché. ¿Por qué carajos me dejaron tomar tanto?

-¿Tanto? Primo, te tomaste una copa de tequila, un jugo de uva y dos tragos de whiskey. Eso no es nada. -Le dijo Sasuke, orgulloso de tomar más que su primo.

-Para ustedes que salen a beber como peces en el rio cada fin de semana. Yo llevaba dos años de sobriedad.

Y sí, Itachi, Sasuke y Obito habían adoptado la misma rutina cada fin de semana, salían el viernes por la tarde y no regresaban hasta la noche del domingo o madrugada del lunes. Iban a bares, fiestas privadas y lugares de lujo, disfrutaban de la compañía de mujeres atractivas y jóvenes modelos, se colaban a eventos de la alta sociedad con descaro, tanto que ya eran conocidos y populares también.

Shisui, por otro lado, siempre había sido un poco más calmado, le gustaba más el ambiente familiar o actividades deportivas o salir a conocer lugares.

Pero el día anterior se había dejado llevar por las voces de sus primos, se había dejado seducir por el ámbito nocturno, lo habían convencido con engaños para que los acompañara y se divirtiera de verdad. Lo que Itachi, Obito y Sasuke no sabían era que Shisui tenía cero resistencia al alcohol y que cuando bebía alcohol seguido de alguna bebida dulce se ponía como loco. El lado más salvaje y auténtico de Shisui salía luego de dos copas, era como si se transformara, como si fuera una persona completamente diferente.

Y eso era exactamente lo que había pasado. Y era también por eso que él había dejado el alcohol.

-Bueno sí, pero cuando te vimos bailando sobre la mesa te sacamos de ahí y te llevamos a tu casa. Fin del problema, no hiciste mucho desastre. -Le dijo Itachi, recordando a su primo bailar al ritmo de Britney Spears a las 2 de la mañana.

Shisui jugaba con sus dedos. Obito, que era el mayor y el más atento se dió cuenta de que su primo no estaba enojado, sino más bien preocupado, ansioso.

-¿Que hiciste Shisui? -Le preguntó, poniéndose serio.

El chico miró a ambos lados, respiro una y otra vez intentando calmarse, estaba sudando frío. Ni siquiera recordaba haber bailado sobre ninguna mesa. El tequila y el jugo si los recordaba, pero para cuando llegó la primer copa de whisky él ya estaba mareado, ni siquiera sabía que había tomado otra copa más de aquél licor.

-Es que... Anoche... -Dijo bajo la atenta mirada de los otros tres. -Anoche yo... Llamé a (Tn).

-¿¿Qué?? -Preguntaron los tres al mismo tiempo, alterados. -¿Qué le dijiste?

Ese era precisamente el problema.

-No me acuerdo.

Su mente se había ido a dormir luego del whisky. Lo que sea que había pasado después estaba fuera de su registro.

-Cuando desperté, con dolor de cabeza por cierto, miré mi celular y vi el registro de la llamada a las 3 am. Pero por más que intento, no sé, no me acuerdo de nada.

Pues ese sí era un problema, tantito porque (Tn) no sabía que él saldría con sus primos a beber y tantito porque Shisui se comportaba distinto cuando estaba ebrio y otro poco porque (Tn) no conocía el lado salvaje y pasional de su novio. Porque frente a ella, Shisui siempre había sido un caballero, educado, amable y atento, siempre procurando ser el hombre perfecto.