Acceso A Su Corazón

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Ya es hora de irse a casa, piensa Lisbon mientras ve la oficina vacía. Comienza a ordenar las cosas, distraída en sus pensamientos. El recuerdo de su consultor la ataca, su expresión de tristeza, su voz quebrada. "Espera" le dijo al aire, y luego silencio, un suspiro largo y una sonrisa forzada mientras volvían a la oficina. Sabe que él no hablaría de eso con nadie, ni siquiera con ella que es su amiga, pero necesita saber que esto no le afectó. ¿No le afectó? Alucinó con su hija muerta, es claro que le afectó.

Ella suspira frustrada frente al ascensor, todavía no tocó el botón para llamarlo. Detrás de ella, la escalera que lleva al ático, donde sabe con certeza que él está allí. Se debate si subir o no, Jane odia cuando lo miran con lástima o pena, pero ella realmente está preocupada, y de alguna manera quiere apoyarlo, quiere hacerle saber que está allí para él, que cuenta con ella, no como jefa, sino como amiga. Asiente para ella misma, decidida, y sube las escaleras. Lentamente camina hacia la puerta y finalmente se queda frente a ella, esperando.

Él siempre sabe cuando hay alguien cerca, y sabe cuando es su jefa, porque conoce la manera de pisar el suelo con sus tacones, algo muy único en ella. Sin embargo, si afuera habría una balacera, no se daría cuenta, ya que está sumido en sus pensamientos. El recuerdo de su alucinación y la búsqueda de su significado lo mantienen absorto. Ella golpea despacio la puerta, tres veces, lo suficiente fuerte para que escuche. No hay respuesta. Decide abrirla, sorprendida de que no esté con llave y entra lentamente.

-Jane. -Él se sobresalta y luego le sonríe.

-Hola Lisbon, pasa. -Ella cierra la puerta y camina hacia él, quien se encuentra en su cama improvisada.

Se sienta a su lado.

-¿Qué tal tu día? -Pregunta Jane sin mirarla.

-Mucho papeleo. -Responde. Él asiente y su mirada se pierde en un punto fijo del suelo. Quedan en silencio. -Jane.. ¿quieres hablar de...? -Y no termina la frase. Él sonríe triste.

-¿De mi alucinación? Realmente no. -Lisbon lo entiende, realmente lo entiende, pero aún así necesita saber, necesita escucharlo y apoyarlo.

-Deberías hablar con alguien de eso. -Él suspira, cansado. -Está bien, lo entiendo. Pero quiero que sepas que estoy aquí para tí, puedes confiar en mí. -Las palabras salieron de lo más profundo de su corazón, sorprendiendo a Jane y ella misma. Por primera vez desde que entró al ático, él la mira a los ojos.

-Gracias Lisbon, gracias por estar. -Dice sinceramente. Ella asiente.

Quedan en silencio unos segundos, y cuando ella se mueve para levantarse, él habla, con su mirada perdida.

-Cuando uno alucina con alguien que conoce, en realidad es tu subconsciente haciendo salir el recuerdo de esa persona, entonces tu alucinación te dice las palabras exactas que tú sabes que te diría esa persona. -Ella lo mira asintiendo. -Entonces si yo hubiera alucinado con mi esposa, yo sabría exactamente qué me hubiera dicho... pero mi alucinación no sacó un recuerdo de alguien que conozco. -Ella frunce el ceño, confundida.

Él continúa. -Yo aluciné con mi hija hecha una mujer, más grande y con capacidad para decirme cosas que...

Y se queda en silencio.

-Jane, no estoy entendiendo. -Él suspira y vuelve su mirada a ella.

-Cuando fue asesinada, era una niña. Siempre imagino cómo sería ella si estuviera viva, su aspecto, el timbre de su voz. y lo que aluciné fue parte de lo que he imaginado a través de los años, pero... Lisbon, ¿cómo es que podría saber qué me diría? -Desvía su mirada nuevamente hacia el suelo. -Entonces llegué a la conclusión de que cuando ella me hablaba, en realidad era yo mismo diciendo esas cosas.

-Oh... -Exclama Lisbon casi en un susurro, luego de unos segundos analizando. Se dio cuenta de que, técnicamente, su subconsciente habló a través de su hija -¿Y.. qué te dijo?

-Prefiero guardarme eso. -Ella asiente.

Vuelven a quedar en silencio. Ella lo mira y le da rabia no poder hacer nada para que se sienta mejor.

-Jane. -Susurra, pero se da cuenta que las palabras sobran, no necesita un consejo, no ahora. Entonces posa su mano en su hombro y lo apreta un poco. El sonrie un poco. La mano de su amiga en su hombro causa un efecto tranquilizador y se siente menos triste teniéndola allí. Luego de unos minutos, levanta la mirada, y se encuentra con sus ojos verdes. Sonríe sinceramente.

-Gracias Lisbon. -Dice y agarra su mano. La calidez de sus manos es reconfortante para ambos.

-Bueno, me voy a mi casa. -Se levanta aún con sus manos agarradas. -Si quieres hablar. puedes llamarme. -Él sonríe.

-Lisbon... ¿me darías un. abrazo? -Su voz se quiebra en la última palabra.

Ella lo mira y no duda ni un segundo, se vuelve a sentar a su lado y envuelven sus brazos alrededor del otro, en un abrazo fuerte. Jane hunde su cabeza entre el cuello y hombro de Lisbon, y comienza a llorar. No puede evitarlo, y no quiere evitarlo, ya no quiere ser fuerte, ya no quiere mostrarse inmune a la tristeza cuando lo único que hay en su corazón, aparte de odio, es tristeza; agradece tanto que Lisbon haya venido a verlo. Ella se sorprende de que esté teniendo esa actitud, dejando caer su coraza y dejando al descubierto toda su tristeza y debilidad, y lo abraza con más fuerza, queriendo sanar cada herida, pegar cada pedazo de su corazón roto. Pasan unos minutos, tal vez media hora, abrazados, el llanto cesó y el cuerpo de Jane comienza a ser más pesado para ella.

-Jane. -Lo llama y no hay respuesta. Se mueve un poco y descubre que está dormido. Sonríe con ternura. -Patrick. -Él abre sus ojos con dificultad y la mira.

-Oh, lo siento.

-No hay problema. Acuéstate. -Él asiente y se comienza a quitar la chaqueta, entonces ella se levanta y lo ayuda.

-Gracias. -Dice él sonriendo con voz ronca. Luego se voltea, dándole la espalda.

Ella se queda unos segundos más, mirando el subir y bajar de su cuerpo por su respiración. Espero que puedas dormir bien, sin pesadillas. Luego agarra su bolso y se va, sintiéndose un poco menos preocupada, incluso más contenta y especial, por ser la única que tiene ese acceso al corazón de Patrick Jane.

The Mentalist ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora