The Mentalist Shots

Yo También

El cálido contacto de sus manos a la orilla de la carretera, en Las Vegas, los reconfortó a los dos. Él se sentía a salvo bajo su contacto, ella se sentía aliviada de tenerlo, de no perderlo, de que esté allí luego de seis meses.

Seis meses. Ahora el corazón de Lisbon está lleno de ira. Quiere golpearlo fuerte en la nariz, y sube al ático para gritarle con toda su furia. Con los puños cerrados se acerca a la puerta, la cual está entreabierta, entonces entra y cierra la puerta tras ella. Cuando gira, con toda violencia para confrontarlo, lo ve: el cabello revuelto, su camisa arrugada, su chaleco tirado en el suelo, sus ojos rojos. La ira se va lentamente.

-Lisbon, hola. -Saluda Jane, sentado en su cama. Su voz es ronca. La venda de su dedo reemplaza su anillo de bodas.

-Hola. -Saluda y desearía que su voz sea más fría. -¿Te duele?

-Un poco, unos minutos más y me quedaba sin dedo. Tendré que guardar mi anillo en el bolsillo hasta que sane.

Jane no la mira, no puede, no se atreve. Lisbon, tiene todas las palabras en su garganta pero simplemente no salen.

-Sácalo. -Dice él con su mirada perdida en el suelo, su voz es distante. Ella suspira. Toma la silla del escritorio y se sienta frente a él.

-Debiste haberme dicho tu plan mucho antes. Debiste haberme hecho parte del plan.

-Lo hice, te busqué.

-Después de seis meses! -Grita. -¡Me buscaste por ayuda, pero no me hiciste parte del plan desde el principio! Estuve seis meses pensando que podrías estar en peligro o... muerto. -Su voz se quiebra, entonces aclara su garganta. -Estuve seis meses intentando comunicarme contigo.

-Estaba protegiéndote.

-¿Protegiéndome? ¡Pidió mi cabeza, Jane!

-Eso no era parte del plan! -Grita exasperado. Ella intenta captar su mirada, pero sigue en el suelo.

-¿No sabías que iba a pedirte una prueba?

-Sabía que iba a pedirme algo, pero no pensé... -Su voz se desvanece, se aclara la garganta. -No pensé que me iba a pedir que te matara. Se quedan en silencio nuevamente. Él cierra los ojos y suspira. -Lo siento. -Dice Jane.

-No es cierto. -Contesta rápidamente. -Sé que si tienes que hacer esto nuevamente, me dejarías afuera, te irías y te alejarías de mí, porque tu excusa es protegerme.

-No es una excusa.

-¡Claro que lo es! Pero la realidad es que no quieres que interfiera en tus planes, Red John es tuyo, ¿no es cierto? Realmente no te importa mi seguridad, tú quieres el camino despejado para tu venganza.

Él niega con la cabeza y cierra los ojos, negándose a derramar lágrimas.

-Lisbon. -Y por primera vez, la mira a los ojos. -¿Crees que esto fue fácil para mí? Estuve seis malditos meses procurando actuar lo más deprimido posible, metiéndome en problemas, gastando dinero en alcohol, luciendo como un pobre hombre. Y en todos esos meses estuve recibiendo tus mensajes, tus llamados, ¿crees que me gustó ignorarte? ¡Estaba muriéndome! Necesitaba escucharte, necesitaba contarte todo, decirte que estaba bien, saber que estabas bien. Pero sabía que si tenía contacto contigo, él no se hubiera acercado, no me hubiera creído, necesitaba hacer esto y hacerlo creíble.

-Claro, y mientras tanto me dejas aquí preocupada, sin dormir por tí. -Se le empañan los ojos y cierra los ojos con fuerza, tragando su llanto.

-Lo siento. -Repite y baja la cabeza. Quedan en silencio nuevamente.

-Es verdad. -Dice casi en susurro. -Todo.. todo lo que te dije desde que llegué es verdad.