No Sueltes Mi Mano

646 32 0
                                    

Lisbon se despierta antes que su esposo, como casi todos los días. Hoy es sábado, su día libre, así que puede quedarse mirándolo dormir, tocándose su vientre mientras piensa en lo afortunada que es de tener a Patrick en su vida. Sin embargo, hoy... es diferente. Sus pensamientos están ahogados por la tristeza, la angustia y el anhelo, y en su mente sólo aparece una sola persona: su mamá.

Suspira. No quiere estar triste, tiene miedo de que eso le afecte al bebé, por eso traga saliva y se aclara la garganta, intentando desaparecer el nudo en su garganta. No, no voy a llorar. Suspira otra vez y vuelve su mirada hacia su esposo. Sonríe un poco y le acaricia el cabello, contornea sus facciones en una caricia, apenas con la yema de sus dedos, sus ojos se llenan de amor mezclados con emoción. Dios, no puedo ser tan sentimental. Basta.

Patrick se mueve un poco y la abraza fuerte. Ella sonríe. Se siente tan bien estar en los brazos de Jane, se siente fuerte y cuidada. Segura. Suspira nuevamente y deja que la tristeza se vaya, disfrutando de la compañía de el amor de su vida.

El día pasó lento estando sola en la cabaña. Patrick tuvo que apoyar a Cho en un caso y, aunque Teresa quiso ir a la oficina, él no se lo permitió, alegando que era su día libre y que necesitaba descansar. Lisbon no niega que le gusta estar en casa, hacer algunas cosas, aunque mucho no puede hacer porque Jane todavía está remodelando. Siempre se queda admirada con la habitación exclusiva para su hijo, fue la primera habitación que él construyó, junto con la cocina y el baño. Pero hoy ella quería distraerse. Lo cierto es que esta fecha le sigue afectando porque no puede tenerla cerca y abrazarla, decirle cuánto la ama, cuánto la extraña.

Patrick está de camino a casa. No ve la hora de llegar y estar con su esposa, sobre todo hoy. Sabe muy bien que es una fecha importante y que tiene que ver con su madre, pero no quiere obligarla a abrirse con él, sino que quiere darle su espacio, sabe que a Teresa le cuesta mucho todavía hablar de su pasado, de la tragedia y sus padres, pero estará con ella, y cuando quiera hablar de eso, la escuchará y apoyará.

Teresa escucha la puerta abrirse y se limpia rápidamente sus lágrimas, mientras esconde la foto de su madre entre sus manos.

-Hola, hermosa. -Saluda Jane mientras se sienta a su lado y le da un dulce beso en los labios.

-Hola, amor. ¿Pudieron resolver el caso?

-Cho va a investigar unas pistas y Wylie se va a ocupar del rastro que dejó el celular. -Suspira. -Y yo.. tengo una idea de quién puede ser el asesino.

Ella sonríe un poco. -Estoy segura que lo supiste cuando viste la escena del crímen.

-Me conoces bien. -Vuelve a besarla. Luego toca su vientre. -Hola, pequeño. -Coloca su rostro sobre el vientre y la besa. -¿Cómo te encuentras? Te amo, hijo mío. -Vuelve a besar su panza y luego sus labios. -Me iré a bañar.

-Bien. Te amo.

-Te amo.

Una ducha rápida y Jane se encuentra como nuevo, se viste cómodo y se encamina a prepararse un té. Pero de camino a la cocina, la imagen de Teresa mirando una foto entre sus manos y un gesto angustiado en sus rostro, lo frena en seco. Entonces se sienta a su lado nuevamente y sin decir nada, la abraza, mientras besa su sien.

-¿Estás bien? -Murmura Jane.

Lisbon suspira y una lágrima se escapa de sus ojos, las cuales Jane limpia tiernamente, y desvía su mirada a la foto que ella sostiene. En la imagen, Teresa de pequeña, en brazos de su madre, sonriendo las dos. La misma sonrisa.

-Hoy... hoy es su cumpleaños.

Patrick no nada, la mantiene en sus brazos, mientras ella se acomoda en su hombro, todavía con la foto en sus manos. Luego de unos minutos de silencio, él la escucha hablar, mirando la foto y con voz quebrantada.

The Mentalist ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora