Corazón Desgarrado

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El viaje de la oficina a su casa fue tenso, tenía su cabeza atorada en tantos pensamientos que tuvo que tomar un taxi, no estaba en condiciones para manejar. Fue un día lleno de interrogatorios, preguntas y preguntas y más preguntas, de las cuales no podía responder bien, y todavía tenía las manos manchadas con sangre seca.

hora está en su cama, llorando todo lo que no pudo durante el día, desgarrando su corazón, su alma. La culpa, la tristeza, la rabia, el desamor, todo sale por sus ojos, empapando sus mejillas mientras aprieta las mantas con fuerza. Desgarra su garganta en gritos ahogados por la almohada, su corazón se aprieta y late con fuerza. Se enamoró tan profundamente que no pudo ver las señales del tipo de hombre que era.

Soy una estúpida, una idiota. La culpa la consume y llora más fuerte recordando a su jefa recibiendo el disparo de su prometido, y posteriormente su arma apuntando hacia ella y Hightower. La sensación del arma disparando contra su futuro esposo todavía sigue en sus manos, dejando un gusto amargo de pólvora en la boca. Tiene náuseas. Apenas puede mover su cabeza hacia el costado la cama para vomitar. ¡Dios! Ella había matado a quien sería su esposo, con quien imaginó compartir su futuro, tener una boda de princesa como siempre soñó y formar una familia.

La cara de Rigsby se hace presente en su mente y su llanto se intensifica. Ella siempre supo que el amor por él nunca se había ido, pero lo enterró bien en el fondo de su ser, lo aplastó con el cariño genuino que sentía por O'Laughlin. Desearía que estuviera con ella en este momento, que pudiera abrazarla con fuerza, sentir su calor y su compañía. La idea de llamarlo pasa por su mente, pero sería muy egoísta de su parte, sabiendo que lo lastimó, y por su ingenuidad casi matan a su jefa y a quien estaba bajo su protección.

Ya es madrugada y el dolor no cesa. Un fuerte dolor de cabeza se instala en sus cienes, que laten al ritmo de su corazón acelerado. Por un momento cree que va a morir. ¿Es posible morir por haber amado demasiado y ciegamente? Claro que sí, ella lo sabe bien, estuvo a punto de morir por amar a quien era cómplice de un asesino en serie. Es posible que pueda morir ahí, en su cama, con la cara enterrada en su almohada, ahogando su llanto, empapando la tela; es posible que muera allí desgarrando todo su ser, descargando su frustración, su tristeza, su ira, su rabia, su culpa. Y siente que muere, lentamente, que va perdiendo el conocimiento, la noción del tiempo y la realidad. Y todo se pone negro.

Su teléfono suena y vibra al unísono, desde hace dos horas. Apenas ahora se va despertando, frunciendo el ceño e intentando abrir los ojos. Los párpados le pesan y siente todo su cuerpo dolorido, como si hubiera estado en una pelea cuerpo a cuerpo con un luchador profesional. Pero no, toda la carga y el estrés le pasan factura. Apenas puede alcanzar su celular y presionar algún botón al azar para que deje de sonar. Suspira pesadamente y se da la vuelta intentando volver a dormir, pero sus pensamientos atacan de nuevo.

Su respiración se vuelve a agitar y aprieta los dientes, sintiendo rabia, mucha rabia. Se incorpora lentamente, se frota los ojos sintiendo la hinchazón de estos, y toca su cabeza, intentando calmarse. Respira profundo varias veces, hasta que su respiración se regulariza y sale de la cama. Entra al baño y se mira al espejo, sus ojos hinchados y rojos, su cara demacrada y su cabello despeinado, reflejan no solo a una mujer destrozada sino un corazon hecho pedazos. El celular vuelve a sonar, por lo que vuelve a la cama para atender.

-Van Pelt. -Responde, y su voz apenas pudo ser escuchada por ella misma. Había gritado tanto contra su almohada que ahora está afónica.

-Agente Van Pelt, soy el Director Bertram. Quería avisarle que dado los acontecimientos de ayer, el equipo de la Agente Lisbon está suspendido hasta nuevo aviso. Depende de cómo transcurra la investigación, se les asignará nuevos puestos de trabajo. Puede recoger sus cosas de la oficina durante la semana. ¿Alguna duda?

-No, señor. -Responde con esfuerzo.

-Bien. -Hace una pausa. -Lo lamento mucho. -Dice fríamente. -Estaremos en contacto.

Cierra los ojos con fuerza. No tiene ganas de ir a buscar nada porque no quiere cruzarse con nadie. Quiere estar sola, sin personas que le pregunten cómo está, ni que la miren con lástima o le digan que lo lamentan, ¿Lo lamentan? No, ellos no lo lamentan, nadie más que ella lo lamenta.

Y durante el día estuvo bien estar sola. Pero al día siguiente sintió que se estaba volviendo loca. Sus pensamientos y recuerdos la hacían enfurecer, incluso rompió su jarrón favorito en un ataque de ira. Eso no estaba nada bien, sola no estaba bien. Entonces decidió que, al día siguiente, iría a buscar sus cosas al CBI, tal vez pueda ver a Rigsby, a Cho, a Ron incluso, ver una cara familiar podría tranquilizarla un poco. Y poder hacer algo para aliviar su culpa, aunque no están en servicio activo ahora, pero tal vez indagar un poco no estaría nada mal, ¿no estaría? Definitivamente no está mal. O'Laughlin trabajaba para Red John, a quien Jane mató, entonces deben trabajar aunque sea a escondidas para saber lo que pasó ese día en el centro comercial, establecer conexiones, saber quién más puede ser cómplice de Red John.

Red John. Comienza a entender lo que siente Jane, aparte de la culpa, un odio se extiende por su cuerpo, inundando todo su ser. Red John se metió en su vida de una manera vil, engañándola y enamorándola a través de Craig O'Laughlin. No era Craig quien se presentaba ante ella, era Red John a través de él. Su corazón se envenena. Sí, necesita vo trabajar, estar con el equipo y apoyar a Jane.

The Mentalist ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora