Otra noche larga... y ardiente.

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Amaba verla bailar.

Nunca se cansaría de eso.

En la cocina de su departamento, Lisbon cocinaba mientras danzaba al ritmo de la música y cantaba.

Él disfrutaba el espectáculo apoyado en el marco de la puerta, mirando sin culpa el cuerpo de su mejor amiga y novia.

Porque eso era. Su novia. Y él era su novio.

-Deja de mirar mi trasero, Jane. -La voz de Lisbon sonaba risueña mientras seguía preparando la cena sin siquiera mirarlo.

Pero... ¿cómo no hacerlo? Traía puesto un jean ajustado que marcaba perfectamente sus glúteos, además de su camisa a cuadros también ajustada a su cuerpo, marcando su cintura. Demasiada belleza para dejar de mirar.

-No lo puedo evitar. -Dijo, entrando a la cocina. -Además... -Se acercó a ella y abrazó su cintura por detrás, haciéndola sonreír. -es mío y lo puedo mirar todo lo que quiera. -Una de sus manos bajó por su cadera hasta una de sus nalgas. -Mirar y tocar. -Diciendo eso, la apretó con fuerza haciendo que Lisbon de un saltito riéndose.

-Idiota. -Ella se dio la vuelta y lo abrazó por el cuello, e inmediatamente él capturó sus labios. -Mmh. -Lisbon comenzó a besar su cuello, inundando sus sentidos con el perfume masculino y enredando los dedos en sus rizos suaves. -Ve a sentarte. -Murmuró contra su piel. -La cena ya estará.

-A tí te quiero cenar. -Su voz sonó tan sexual que le debilitó las rodillas, pero fue fuerte y no cedió al impulso de besarlo y permitir que le haga lo que quiera en la mesa, como hizo dos noches atrás.

-Yo soy el postre. -Lo besó una vez más y mordió su labio inferior, tirando de él fuerte y luego chupandolo un poco, mientras bajó una de sus manos hacia su entrepierna. -Así que debes esperar. -Jadeó en sus labios. Y luego se dio vuelta, ignorándolo completamente.

-Mujer malvada. -Murmuró, tratando de calmar a su amigo del sur.

La cena transcurrió tranquila, charlaron mucho sobre tonterías, evitando conversaciones serias. Sabían que tenían que hablar sobre cómo iría su relación a partir de ahora y cómo afrontarían las cosas en el trabajo. Pero era algo que querían evitar la mayor parte del tiempo posible. Ellos solo querían disfrutar de sus momentos juntos sin llamadas que interrumpieran ni escenas del crimen al que ir. Era su burbuja personal y en algún momento se iría a romper, pero mientras tanto, querían apreciar y vivir cada momento. Fue un especie de acuerdo tácito, y estaban bien con eso.

Jane se hizo cargo de limpiar todo mientras Lisbon iba a tomar un baño. Le encantaba esta nueva etapa entre ellos, esta versión doméstica de los dos. Podría acostumbrarse a esto. Podía y quería. No tenía idea de lo que pasaría cuando vuelvan a la rutina del trabajo, no quería pensar en eso, solo quería disfrutar de pasar cada noche en brazos de el amor de su vida.

Luego de lavar los platos, Patrick caminó hacia la sala y se encontró a Teresa esperándolo en el sillón, vestida solo con una camiseta larga que cubría hasta sus muslos, su pelo húmedo mojando su única ropa, y tenía ese brillo en los ojos que prometía cosas muy sucias esta noche.

Un escalofrío de anticipación recorrió su cuerpo.

La música había cambiado, ahora sonaba un ritmo más lento, sensual y romántico, cambiando todo el ambiente. Jane se sentó a su lado e inmediatamente ella lo abrazó y besó, metiendo su lengua sin pedir permiso. No es que él se lo negaría.

-¿Es hora del postre? -Preguntó él, suspirando en sus labios.

-Uhum.

Lisbon se sentó a horcajadas sobre él, quien no perdió el tiempo de colocar las manos en sus muslos y acariciar su piel suave y perfumada. Mientras, ella comenzó a desabrocha su camisa. Era una lástima para Lisbon que ya no vistiera sus chalecos, pero se alegraba de no tener que quitar otra prenda más de ropa.

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2021 ⏰

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