Tuyo Siempre

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Patrick Jane no estaba contento con este caso. Trabajar nuevamente con Erica Flynn era para él muy incómodo, pero tuvo que aceptalo, no tenía otra opción. Lo bueno es que vino acompañado de su novia, solo desearía que estuvieran en Beirut por placer y no por un caso.

Trató de hacer que todo fluyera bien. Siempre había notado esa tensión entre Erica y Teresa, esos celos escondidos en su novia desde la última vez que la señorita Flynn estuvo en sus vidas, se multiplicaron por cien, más ahora que se había enterado de ese beso entre él y Erica. Esa charla en el restaurante lo agarró desprevenido, y tuvo que decir la verdad. En realidad, tampoco es que le iba a mentir, Patrick estaba tratando de ser más abierto con ella, pero no estaba preparado para esa pregunta.

Debió haber imaginado que Erica haría algo así, le gustaba dañar a la gente con tal de salirse con la suya. Lo cierto es que esa charla derivó en otra persona de la cual no había hablado hace más de tres años y tampoco quería hacerlo, solo pensar en Lorelei Martins traía consigo los momentos de dolor, tristeza y muerte. Logró recomponerse un poco y tomar las riendas de la situación, desviando la conversación hacia un lado que sabía, Teresa no iba a querer responder. No se sentía orgulloso de eso, estaba actuando como antes, usando las situaciones para su propio beneficio, pero de verdad, no tenía ganas de hablar de nadie, ni de Erica, ni de Lorelei, mucho menos de Mashburn, solo quería disfrutar de una noche en paz, en un país distinto, con su hermosa novia. Pero claro, el deber siempre llama.

Ahora, con el libro de Nemec en su poder, ya podrían arrestarlo y cerrar este caso, sin olvidar de poner en custodia a Erica. Sentía un poco de alivio, volviendo a su cuarto de hotel donde lo esperaba su novia. Cuando entró, efectivamente, Teresa lo estaba esperando, pero su expresión le decía que no estaba tan contenta.

-Hola. -La saludó él, dándole un suave beso en la mejilla. Ella no dijo nada, lo miró por un largo momento.

-iEntonces? -Preguntó.

-iLo tengo aquí! -Expresó, sonriendo y mostrando el libro que había sacado de la casa de Jen Nemec.

-Sí, lo sé. -Contestó Teresa, inexpresiva. Jane frunció el ceño.

-¿Cómo que lo sabes?

-Llegaste aquí con una sonrisa y ese brillo en los ojos que aparece cuando uno de tus brillantes planes funciona. -Contestó, seria. -Sin embargo, hay algo más en tu mirada.

-Teresa, me estás mentalizado. Aprendiste muy bien. -Sonrió, tratando una vez más de desviar la conversación.

-No seas condescendiente. -Subió un poco la voz y frunció el ceño. -No vas a desviarme como hiciste en el restaurante metiendo a Mashburn a la conversación. Dime qué sucedió entre tú y Erica.

La sonrisa de Jane se borró. -Te lo dije, fue solo un beso.

-¿Qué pasó entre tú y ella, hoy?

Jane guardó unos segundos de silencio, los cuales Lisbon podía sentir como cuchillos. Finalmente, con un suspiro largo, él dijo:

-Ella me abrazó.

-Te abrazó. -Repitió ella.

-Sí... supongo que quería ver mi reacción ante eso. Pero no generó nada en mí.

Lisbon resopló y se sentó en la cama. Él, parado frente a ella la miré un momento. Su mirada perdida en el suelo y sus manos jugando nerviosamente le demostraron a Jane que había mucho más que celos.

-Teresa, ¿qué sucede? Ya te dije que ella no significa nada y nunca significó nada para mí, pero hay más que celos allí, dime, por favor. -Ella suspiró, ofuscada y lo miró. Jane se sentó a su lado, listo para escucharla.

The Mentalist ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora