Prueba 17: CONFESIONARIO

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Tienes ese don que te hace mejor sensibilidad

『Tienes ese don que te hace mejor sensibilidad』

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—Ave María Purísima.

—Sin pecado concebida.

El cura y Gustabo se persignaron. Estaban dentro del confesionario; un espacio reducido de paredes blancas y vacío a excepción de una pared de malla y un par de bancos a cada lado de la separación, para que padre y pecador se vieran frente a frente.

—Gustabo, ¿qué es lo que hay en tu mente que tanto te perturba?

Sucintamente, Gustabo le narró al cura lo acontecido. Fue un narrador poco confiable considerando que se enfocó únicamente en su perspectiva ataviada de culpa; le habló de las fotografías, de los crímenes que sus ojos presenciaron y del arrepentimiento que lo carcomía por dentro sin que supiera qué hacer con él. Confesó, también, estar asustado de perder el control de su vida, ese que le había llevado tanto trabajo recuperar.

—Todo iba tan bien, padre —se lamentó—. Los agentes del FBI son muy majos, me atrevo a decir que en ellos tengo más de un par de amigos. Con la policía nunca se sintió así. Horacio y yo... Es la primera vez que estoy en una relación seria —admitió, bajando la voz—, nunca hemos estado mejor.

—¿Horacio y tú son una pareja? ¿Al fin?

Gustabo asintió, girando el rostro para ocultar la expresión tímida que debía estar poniendo.

—Desde hace un mes, más o menos —explicó, removiéndose en su asiento. Tal vez va a ser el único, pensó y apretó los labios. Decidió cambiar tema—. Tengo una mascota. Siempre quise tener una... Conway y yo no estamos en los mejores términos, pero somos capaces de darnos los buenos días sin empezar una pelea. Padre, tengo miedo, y no sé qué hacer para dejar de tenerlo. Si una década no es suficiente para acabar con esta incertidumbre, ¿qué hago? ¿A QUIÉN BUSCO?

—Hablas como si ya hubieras perdido el control.

—Sé que puedo perderlo pronto.

—¿Pero te has tomado la medicina?

—Lo he hecho —repitió—. A rajatabla.

—¿Entonces por qué crees que recaerás?

—Porque mi vida es una puta mierda —aireó el rubio—, porque así es como ha sido siempre. Todo lo que sube, baja. Y estoy a punto de bajar. Lo sé, lo he sentido antes. Es cuestión de tiempo para que Pogo aparezca, ¿y yo? ¡A mamarla!

—Me parece que no es Pogo quien te preocupa. Eres tú.

Gustabo arrugó el entrecejo.
—Bueno, sí. Porque está dentro de mí.

『GUSTACIO +18』ESTOICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora