El Perdedor

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P.O.V Alec

Me encontraba reunido con James y Alaric en mi habitación. Teníamos que planear una broma para hacerles a Sam, mi padre y Titán. Nos autodenominamos “El Equipo Seductor”, porque, aceptémoslo, soy jodidamente sexy. Y bueno, James y Alaric, al pertenecer al grupo se sienten sexys, pero no tanto como yo.

-Yo propongo ir eliminándolos uno a uno, dejando a Sam para el final- dijo Alaric con una sonrisa maliciosa que hasta a mí me metió miedo. Pero jamás lo admitirá en voz alta.

-Te apoyo hermano- James alzo el puño en señal de victoria, cosa que me causo mucha gracia. No por la acción, sino por la cara de niño bueno que intento hacer.

-James, amigo –dijo Alaric entre carcajadas- Tendremos que trabajar en tu cara de inocente.

-Alaric tiene razón, así jamás convencerás a nadie de nada –colabore con Alaric, haciendo que James se hiciera el ofendido.

Los tres juntos nos comportábamos como niños. Mi relación con James tenía sus altos bajos, la razón era Sam. Pero cuando yo ajaba mis celos y mi amor por ella de lado, éramos los mejores amigos.

-Chicos –nos alertó James- Hace mucho tiempo que no escucho las risas malvadas de Sam- continuo preocupado una vez capto nuestra atención- Esos tres tienen algo entre manos.

La cara de nosotros fue épica. Sam era el mismísimo demonio de Tasmania, Titán llevaba siglos gastando bromas a su clan y mi padre fue el mejor bromista de su época.  Corríamos con una clara desventaja. Cuando a nosotros se nos ocurriera una broma medianamente buena, ellos ya tendrían 5 perfectas.

James tenía razón, las risas de Sam se habían dejado de oír hace más o menos una hora. Eso significaba una sola cosa, problemas. Sé que estamos amenazados por una guerra y todo eso, pero de vez en cuando es bueno distenderse un poco. Además, la primera reunión con los posibles aliados era dentro de una semana.

-Yo creo que debemos ponernos alerta –sugirió Alaric- Tengo que ir a mi manada, no olviden que soy el futuro alpha.

Cuando Alaric toco el pomo de la puerta dio un salto hacia atrás. Su mano tenía grandes ampollas  pero, gracias a que era un hombre lobo, ya habían comenzado a sanar. Tome un una hoja de papel y la hice una pelota. La arroje con suma precisión al pomo de la puerta. Se oyó un leve chisporroteo y la bola de papel cayó al suelo completamente negra.

-Lo que me temía –dije con un tono de voz preocupado-  elevaron la temperatura del metal del pomo de la puerta.

-¿Imaginabas que podría pasar esto? –me pregunto Alaric con mucho rencor. Ja, como si hubiera sido mi culpa. Maldito cachorro.

-Era la broma distintiva de mi padre –explique- Sin embargo solo servía como distracción. Eso de ahí –señale a la puerta- Es solo el aviso de lo que está por venir.

Alaric se quedó petrificado mientras James se pasaba las manos por el cabello de una manera histérica. Yo por mi parte me quede pálido, las bromas de mi padre no eran, por así decirlo, inofensivas.

Pasaron minutos, quizás horas. En las cuales estuvimos jugando a las cartas y planeando bromas, no nos fue muy bien que digamos en la última parte.  Somos un fracaso, no podemos pensar algo decente.  Nuestra derrota está asegurada.

-Son conscientes de que la puerta se está abriendo ¿Cierto? –nos dijo James con un tono de superioridad que lo hizo parecer a su padre.  Mi mirada se dirigió a la puerta y, en efecto, esta se abría.

-Salgamos de aquí –dijo Alaric mientras se paraba y comenzaba a caminar en dirección a la puerta. Como estábamos sentados en el piso, alrededor  de un mazo de cartas, no se me ocurrió mejor idea que abalanzarme sobre su pie para detenerlo. Si, lo sé, mi orgullo esta por el piso, literalmente.

SERÁ TARDE (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora