Capítulo VII

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Tabitha y Campbell fueron de nuevo al departamento de la sra. Smith, sin embargo a medida que llegaban al lugar ella pensaba en otras cosas, como por ejemplo, en ocupar el puesto del capitán Reynolds y simplemente ser una subordinada más de la policía. A pesar de su edad cumplía con los requisitos para llevar a cargo ese puesto, teniendo bajo su dirección a tres excelentes detectives, incluyendo al hombre de ojos verdes que iba conduciendo a su lado.

Si no hubiera ocurrido lo de hace casi un año atrás, Campbell hubiese sido un buen candidato para el puesto de capitán, pero con una mancha en su expediente de ese tamaño se volvía imposible que el pudiera ascender.

Reynolds quería retirarse y por eso ella estaba allí, para ocupar su lugar, muchos dudaban que pudiera llevar a cabo ese trabajo, hubo algunas opiniones negativas respecto a ello sin embargo olvidaban lo inteligente que ella podía llegar a ser, su experiencia a sido mucha para la edad de 29 años.

Ella fue enviada con un propósito.

Darle un nuevo orden a ese departamento de detectives.

O como a ella le gusta llamarlo:

Limpiar la mierda que salpicó del ventilador.

Gracias por ello Campbell. Buen chico.

Tabitha espera contar con el apoyo de ellos, pero sabía que el hombre se ojos verdes y hoyuelos sexys no se lo pondría fácil.

Es por eso que ideó un plan.

Tibi siempre tiene un plan.

-Que ocurre?, Estás muy callada .- Campbell preguntó, la detective Rodríguez estaba muy silenciosa desde que subió al auto, el se percató de una anillo de compromiso en su dedo anular, ella lo giraba distraídamente mientras su mirada estaba perdida.- ¿Estás comprometida?

Tabitha soltó un suspiro, parecía de cansancio.

-En estos momentos, no lo sé.

-¿Problemas en el paraíso?.

- No es un paraíso si hay problemas.-ella lo miró de una manera indescifrable para el, sus ojos color miel ocultaban cosas, cosas que de repente el quería conocer.

Atrás tigre.

Campbell se regañó.

-Tienes Razón.- Reflexionó el mientras giraba el volante ya casi entraban a Chinatown.

-¡No puede ser!.- ella se llevó su mano al pecho de una manera dramática.

Ay por dios, debí haberla dejado en modo avión.

-¿Estás dándome la razón?.- Tabitha seguía con su mano en el pecho, para el no pasó desapercibido su pequeño escote, sus senos eran de un tamaño razonable.- ¿Estás viendo mis pechos?.

¡Mierda¡

Lo había descubierto.

-No.- el lo negó mientras estacionaba frente al complejo de la Sra. Smith.

-Sip, clarooooooo.- Tabitha lo dijo en español, era inevitable que su lengua materna saliera a relucir, aunque su expresión era seria, no podía aguantar por mas tiempo su risa, a Campbell le gustaban los pechos. notó como un ligero tinte rosa aparecía en sus mejillas.

Vaya, vaya, ¿Quién diría que el detective tendría el descaro de parecer avergonzado?

-Cállate.- el apagó el auto y salió, escuchó como la pequeña detective reía.

-Bruja- murmuró el.

-Te escuché.-dijo ella mientras entraban al edificio.

-Bien por ti.- dijo el, parecía algo molesto y ella seguía sonriendo a sus espaldas.

A medida que iban subiendo las escaleras notaron que el lugar estaba silencioso.

Que raro. Pensó Tabitha.

El tercer piso estaba medio oscuro pues solo una bombilla lo iluminaba y como ese lugar no tenía ventanas en el pasillo parecía que fuera de noche y no de día.

Campbell se detuvo de repente y ella casi choca con su espalda, Tabitha se movió a su derecha para ver lo que causó que el se detuviera, y su cuerpo se tensó, mientras que automáticamente movía la mano para tomar el arma de su cinturón.

¡Mierdacarajo!.

No la tenía, un rápido vistazo a la mano de Campbell le recordó que ella se la había dado junto con su placa, sus nervios estallaron en un segundo, fue tan estúpida al entregarle el arma.

¿Acaso no era el un detective, que reingresó a la estación ya que quedó fuera de culpa por el casi asesinato de otro detective que resultó ser su compañero?.

Genial Tabitha, si eso formaba parte de tu plan...la cagaste.

Pendeja.

Campbell dió un paso hacia adelante olvidándose por completo de Rodríguez, su mirada estaba fija en la huella de sangre que una mano dejó pegada en la puerta entreabierta del apartamento 3C, con el arma apuntando al frente y su corazón latiendo rápidamente siguió caminando, estaba empezando a sentir esa adrenalina que corría por su cuerpo cada vez que un caso avanzaba de tal manera, estaba harto de este día, quería algo de acción.

Imágenes pasaron por su mente como un recuerdo de aquella habitación donde el niñato traidor lo había secuestrado.

Hubo sangre, golpes, y tortura allí...

Su mano izquierda comenzó a temblar. Traidora. Campbell era zurdo y sintió el peso del arma en todo su cuerpo.

Alguien lo tomó por el brazo, halandolo un poco para que se detuviera, el se giró bruscamente apuntando al arma hacia la frente de Tabitha, ella automáticamente alzó las manos en alto, un brillo extraño estaba en los ojos de Campbell, sombras asechaban esos ojos verdes y ella tragó fuerte.

-soy yo.- susurró. Vio como el arma temblaba en la mano. No estaba reaccionando. Carajos. Era hora de ponerse sería en el asunto, y con un rápido movimiento de manos le quitó el arma mientras lo empujaba a la pared haciendo un ruido sordo, Campbell pareció sorprendido mientras pestañeaba.- Regresa Aaron.- siseo ella molesta mientras lo tomaba por el cuello de su camisa.- No seas una marica, y no vuelvas a apuntarme con mi arma.

Eso lo enojó y colocó las manos sobre los hombros de ella apartándola, no fue brusco pero si hubo firmeza allí, indicando que estaba de regreso.

-Apártate de mi camino Tabitha.- el estaba apunto de estallar de la rabia, su enojo era con el mismo, no podía estar perdiendo el control de esa manera.

¿Y si le hubieras disparado idiota?.

Hubiese sido más sangre para tu manos.

Luego hablaría con ella decidió el, ahora no era momento.

Campbell le hizo señas para que se quedará a su espalda mientras que el avanzaba, a Tabitha le pareció estúpido ya que el arma la tenía ella, con un chasqueo molesto de lengua ella se colocó frente a él.

-Esto probablemente sea una escena del crimen y cagamos el efecto sorpresa por si el asesino estaba allí, ¿Ves la huella de sangre en la puerta? Es de un hombre dado el tamaño de la mano. Estás jodido Aaron, ya deberías ir superando lo que garreth hizo, lo que tú mismo provocaste.- Ella se fue acercando más a él de manera autoritaria y amenazadora aunque tenía que mirar un poco hacia arriba, el era alto.- Mujeres están muriendo y con lo que te acaba de ocurrir no estás haciendo nada para evitarlo.

Eso fue un golpe bajo.

El detective Campbell jamás se había sentido inútil hasta que ella habló. Necesitaba retirarse o su rabia y frustración explotarían, la detective tenía razón, pero aún así el no sentía que debía aceptarlo y quedarse callado.

Pero algo vino a su mente.

El niño.

El niño Tommy.

CRIMINALES DE LONDRES JACK EL DESTRIPADOR (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora