Capítulo veintiuno

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"No entiendo nada y me quiero cortar las pelotas, ¿está bien?"

La habitación se encontraba inundaba bajo el sonido del respaldo de la cama golpearse con la pared mientras me concentraba en seguir penetrando el cuerpo de la castaña para llegar al clímax.

Escuchaba como los fuertes gemidos de Freya eran tratados de callarse mientras la menor mordía sus labios para no hacer demasiado ruido, yo sonreí de lado al saber que aquello era imposible.

Aquellos intentos siempre eran en vano.

La castaña se concentraba en rasguñar mi espalda mientras yo me dedicaba a dejar largos besos húmedos y morder de vez en cuando el camino de su mandíbula, cuello y clavículas. Desde que la conozco había estado fascinado con su cuerpo, era increíble lo hermosa que podía llegar a ser.

Sin embargo nuestra relación no pasaba a más de amistad, Freya no buscaba una relación y yo no necesitaba dramas en mi vida. Por lo tanto ambos estábamos bien así, teniendo sexo casual para sacar el estrés que ambos llevábamos encima desde aquel día cuando visitamos a Crowley.

—Carter... —gimio la castaña mientras sentía sus uñas clavarse en mi piel.

Aumente la velocidad.

Una pequeña capa de sudor había aparecido en mi frente y entonces nuestros ojos se cruzaron. Aquellos dos faroles oscuros transmitían bastantes misterios que siempre trataba de descifrar y sin embargo siempre fallaba.

Mi cabello se encontraba desordenado y la cadenita de plata que me había regalado mi mejor amiga se encontraba a pocos centímetros del rostro de la menor.

Freya envolvió mi cuello entre sus brazos y entonces acercó mis labios hacia los suyos. Le respondí el beso al instante, no era un beso dulce, romántico, ni aquellos los cuáles piensas que podrías perderte en ellos deseando que nunca acabara. Era un beso feroz, salvaje, excitante, y sobre todo posesivo. Los labios se movían en sincronía y nuestras lenguas se entrelazaban mientras la menor se dedicaba a morder mi labio inferior.

Nuestras respiraciones estaban bastante agitadas.

De repente se escuchó como la puerta principal se abría y segundos después se cerraba de un golpe.

Freya abrió sus ojos sorprendida y entonces su mirada se cruzó con la mía.

—D-demonios —dijo a lo bajo tratando de articular la palabra ya que se encontraba bastante agitada—. Pensé que mi madre llegaría más tarde.

Reí por lo bajo y entonces acerqué mis labios hacia su oreja mientras me dedicaba a lamer su lóbulo y dejarle pequeños besos, haciendo que Freya soltara pequeños jadeos que trataba de contener.

—Carter... —advirtió mientras trataba de alejar mi rostro.

Seguí besando su cuello.

—Te escuché —respondí—, tranquila. No nos oirá.

Freya me miró algo dudosa mientras en sus ojos corría el miedo de que su madre la descubriera teniendo sexo con su amigo. Dejé de prestarle atención, aquella mujer no podría entrar a la habitación, habíamos cerrado la puerta con llave.

O bueno, Freya lo hizo.

Empezamos a escuchar los pasos provenientes de su madre subiendo las escaleras, seguro con la intención de venir a la habitación de la castaña para avisarle que ya había llegado del trabajo.

No Stranger © #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora