Capítulo 13: Despertares entre estanterías

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El sonido de las hojas al pasar fue lo que finalmente logró despertar a la chica de su sueño. Abrió los ojos lentamente y pudo ver una figura enfrente suya. Cosa que le asustó y le hizo apartar su cara del libro para mirar a aquel individuo a la cara y así conocer su identidad.

Una vez que supo que era Marcos, pudo calmarse. Sin embargo, aquel chico le debía una explicación sobre cómo había logrado encontrarla. Era algo extraño que hubiese sabido dónde estaba sin haberle contado nada posteriormente.

-¡Buenos días, dormilona!-exclamó Marcos dándole una sonrisa tras el libro que estaba leyendo. Sus ojos castaños no duraron ni un segundo en dirigirse hacia la portada de lo que leía el chico con tanta intriga. Romeo y Julieta de William Shakespeare. Frunció el ceño, sorprendida ante la decisión del chico por haber elegido leer aquel libro. No imaginaba que Marcos fuera tan romántico. Incluso a ella aquel libro le parecía una dosis excesiva de romanticismo y eso que era de las primeras en amar aquel tipo de historias, en la que dos personas se enamoraban sin tener en cuenta las adversidades e intentaban ser felices a toda costa. Aunque finalmente no acabase bien.

Soñaba con vivir una historia de amor tan bonita como las que se encontraban entre aquellas páginas. Pero sabía que la vida no son los libros, no existen romances perfectos y no hay finales felices.

Marcos cerró el libro de un manotazo y lo puso sobre la mesa, cuando notó la mirada de la chica sobre él. Intentó acercarse a ella moviendo su silla y poniendo sus brazos sobre la mesa, pero ella se alejó.

-¿Por qué no me has despertado?-preguntó Sarah con la mirada gacha.

-Parecía que estabas teniendo un buen sueño y no quise despertarte-explicó Marcos tímidamente.

Sarah sonrió negando su cabeza de lado a lado.

-¿Cómo supiste que estaba aquí?-volvió a cuestionar Sarah juntando su vista con la de Marcos.

-Porque soy del FBI-bromeó Marcos recostándose en la silla y cruzando sus brazos sobre su pecho, intentando parecer intimidante. Mas para los ojos de Sarah parecía estúpido.

-Más bien diría "acosador"-puntualizó haciendo énfasis en aquel adjetivo.-En serio, dime cómo supiste que estaba aquí.

-Una amiga tuya que vino a la tienda me lo contó, dijo que se llamaba Danielle -hizo una pausa notando la cara sorprendida de Sarah-¿Pasa algo?

Apartó la mirada lentamente de las esmeraldas del chico y suspiró, negando la cabeza de lado a lado.

-Mientes-aseguró el chico ante los extraños gestos de la chica-Da igual si no me lo quieres contar, pero no me mientas, por favor-rogó Marcos.

La castaña hizo un mohín y posó los codos en la mesa para así pasarse las manos por la cara y masajearla.

-Hoy es su cumpleaños...-logró pronunciar por sus labios aún con las manos sobre el rostro- y se me ha olvidado felicitarla.

La tristeza y decepción consigo misma se podía notar tanto en su voz como en su faz una vez que retiró sus manos.

¿Cómo había sido capaz de olvidarlo? Era de las pocas que había estado con ella siempre apoyándola en todo. Aunque la tuvo que alejar, por motivos de los cuales ella mismo se arrepentía.

¿Cómo pudo haber sido tan estúpida?

Danielle no se merecía aquello.

Marcos agarró las manos de la chica que estaban sobre la mesa y regaló pequeñas caricias intentando poner de mejor humor a la chica. Sarah rio ante aquel tacto, había logrado su cometido.

Por la Puerta De EmbarqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora