Secuestro

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-Ah... -dije, un poco confusa-. Guay.

Cogí a Sol de la mano y la llevé a su cuarto, en el que me estuvo hablando de cómo le iba en el colegio.

-¿En serio? -pregunté. Un compañero suyo le había pedido ser su novia-. ¿Y qué le dijiste?

-Que no.

Me reí un poco.

-¿Por qué no?

-Soy muy pequeña para estar con alguien, ¿no crees, Sammy?

-Oh, por supuesto. ¿Y cómo se llama?

-Marco.

-¿Y es guapo?

-Sam.

-¿Qué? Solo pregunto.

Me cogió de la mano y me acompañó a la puerta. Después la abrió, me sacó, murmuró un "Adiós" y me cerró la puerta en la cara. Genial, mi propia hermana me ha echado.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, donde me encontré con Austin. Le sonreí mientras cogía un vaso de agua.

-¿Qué pasa? -le dije. Vale, eso no ha sonado muy femenino, pero ¿a quién le importa?

-Um... Nada interesante. ¿Tú?

Me encogí de hombros.

-Tirando.

Me bebí el vaso de agua y cuando iba a salir de la cocina, me agarró de la muñeca.

-Suéltame -le dije. A lo mejor fui un poco brusca, pero quería ir a ver a una amiga.

-Esto... Lo que te dije antes... Era cierto. He pensado mucho en ti.

-Lo sé. Lo noté con la canción de "Mmm yeah". Describirse cómo nos conocimos. Aunque... No llevaba tacones -sonreí un poco divertida.

Él sonrió.

-Bueno, no te entretengo, supongo que querrás ir a ver a alguien.

-Sí.

(...)

-¡Julie! -grité en cuanto la vi.

Es cierto que casi nunca he venido a Texas, pero las pocas veces que había ido la abuela a casa se la había traído, con permiso de sus padres. Pero nos habíamos hecho muy buenas amigas.

-¡Sam! -chilló en cuanto me vio.

Nos abrazamos al vernos y nos miramos de arriba abajo.

-Has cambiado -dijimos a la vez.

-Oye, me han dicho que te has traído a Thomas Sangster a Texas, ¿es verdad?

-Sí...

-¿Es seguro traerlo aquí?

La miré entrecerrando los ojos.

-¿Qué es lo que sabes?

-Que si eres una espía, tendrás que proteger a alguien. ¿Me equivoco?

-Sí, quieren atraparle.

-¿Por qué?

-Ni yo lo sé, no quiere decírmelo -me encogí de hombros.

-Vamos, tenemos que divertirnos hoy.

(...)

Un rato después estábamos en la feria, con todas las atracciones y los puestos a rebosar. Había un montón de ruido y para mis oídos súper desarrollados era insoportable, pero acabé acostumbrándome. Estaba comiendo un algodón de azúcar, cuando vimos a Lucas. Se acercó a nosotras sonriente, y se sentó a nuestro lado.

-¿Que hacéis, chicas? -dijo.

-Aburrime -dijo Julie a la vez que yo decía "Comer".

-Ya veo. ¿Os venís a la montaña rusa?

-No -contesté.

-¡Sí! -gritó Julie-. Pero, ¿por qué no vienes, Sam?

-Acabo de comer. No quiero potar.

-Vale, nos vemos en un rato. Aquí mismo, no te muevas.

-De acuerdo, de acuerdo -dije mientras me sentaba en el banco.

Se dirigieron a la montaña rusa, mientras yo seguía comiendo. Me puse a pensar. ¿Dónde estaría Thomas? No lo veía desde que llegamos aquí, pero sé que está en casa. Levanté la cabeza para verlo allí, justo girándose y viéndome. Le sonreí y él también. ¿Estábamos bien de nuevo? Iba a acercarse, cuando de pronto se cae al suelo. Vi una sombra detrás suya cogerle de los pies y arrastrarle.

Mierda. Le han encontrado.

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Chan chan chan

Cortito, lo sé, pero intentaré que el próximo (que es el final, seguro) sea más largo.

Julie en multimedia

Un beso

La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora