En Inglaterra

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Al bajar del avión, lo primero que sentí fue el frío. Hacía mucho frío, pero es que estaba nevando. Miré hacia arriba y vi la nieve caer mansamente. Me ajusté un poco más el gorro y me abracé a mí misma. Cogí mis maletas negras y me dirigí a la sala de espera del aeropuerto. Decían que irían a por mí, que iría a por mí el chófer de Thomas, y que después se iría de la ciudad. ¿Pero qué sabrá ese chico? Busqué entre la multitud a nadie en especial, y vi un cartelito con mi nombre. Me acerqué al hombre y le saludé. 

-¿Tú eres Sam Jones?-preguntó.

-Eh... sí, ¿por qué?

-Esperaba a una chica más mayor, no una adolescente. Creo que le caerás bien a Thomas.

-Um... Vale. 

Cogió mis maletas y me guió al coche (muy lujoso, la verdad).

(...)

En cuanto me bajé del coche, me dirigí al maletero y los abrí, para sacar las maletas, En cuanto los cerré, el chófer se baó, me dio las llaves del coche, me dijo que tenga un buen día y se fue calle abajo. Dijo que haría eso, pero pensé que tardaría más. Suspiré, agarré mis maletas y me dirigí a la puerta. Antes de timbrar, guardé las llaves del coche en mi bolsillo, y entonces sí timbré. Tardó unos segundos en abrir la puerta, y en cuanto abrió se me quedó mirando, analizándome. El chico era rubio, de ojos castaños, bastante mono. Y no entiendo por qué estoy pensando en esto. Lo miré a los ojos. 

-¿Me vas a dejar pasar?-le pregunté. 

Sacudió un poco la cabeza. 

-Primero quiero saber quién eres.

-Soy Sam, Sam Jones. He venido para ser tu niñera.

-Vienes a protegerme, no es lo mismo.

-Si tú lo dices...

Me dejó pasar y literalmente, se me cayó la maleta de la impresión de cómo era de grande la casa. El salón era inmenso, al igual que el resto de la casa.

-Sam, cierra la boca-dijo el chico.

-¿Cuál es mi habitación, Thomas?

-Arriba, al final del pasillo, a la derecha. 

-Vale. 

Me dirigí a las escaleras, y las subí y después seguí recto y a la derecha. En cuanto abrí la puerta, vi la habitación más chula que vi en mi vida. Dejé mis maletas dentro y arreglé un poco la habitación, que estaba algo desordenada. Deshice mis maletas y guardé la ropa en el armario. Creo que me he llevado ropa para tres años. Sin exagerar. Tría dos maletas enormes, unas bolsas de viaje también enormes y una mochila. Sin contar con un necesér de aseo. Guardé todas mis cosas en su sitioy luego me puse cómoda. Encendí la tele e hice zapping, pero luego recordé a Thomas y pensé que a lo mejor quería compañía. abía pasado por algo muy duro. Y no había podido conservar a su hermana Ava. Apagué la tele y bajé las escaleras, buscando a Thomas. Aquí ya no hacía tanto frío debido a la calefacción, por lo que llevaba puesto una camisola de inglaterra, unas leggins negras, un sombrerito negro, un cinturón también negro alrededor de mi cintura (por encima de la camisola) y unos botines blancos. Cogí una chaqueta blanca y me la puse, ya que no lo encontraba por la casa, y decidí salir al patio. Tampoco estaba allí. Había una alberca, y decidí mirar, pero no encontré a nadie tampoco. Me quité la chaqueta y el sombrero y me puse a mirar el agua de la piscina. Sentí unos pasos detrás mío, pero no me pude girar a timepo de que me empujara, pero sí pude agarrarlo y tirarlo conmigo al agua. El agua por lo menos no estaba fría. Salí a la superficie tosiendo y escupiendo agua, y en cuanto noté a la otra persona salir del agua salté a su espalda, pero estábamos en el agua y no le pasó nada. Me fijé más en la persona. 

La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora