Celos

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Iba a poner las cosas a lo Teen Wolf. Así que llamé a Dylan.

*Llamada telefónica*

-¿Sí?

-¡Dylan, mi amor, mi cielo, y todo lo hermoso para !

-¿Sam? ¿Qué me vas a pedir?

-¿Dónde estás?

-En California, ¿por?

-¿Estás en Estados Unidos?

-Sam, soy de Estados Unidos. ¿Para qué me llamas?

-Saliste en Teen Wolf.

-.

-No era una pregunta. Era una afirmación. Bueno, pues es algo parecido... Y quiero probar los métodos esos y quiero tu ayuda.

-Eh... Vale. ¿Dónde estás?

-En Coconut Cove.

-¿Y eso está en...?

-Florida.

-Bien. Te veo mañana.

*Fin de la llamada telefónica*

-¿Vas a pedirle ayuda a Dylan?-me preguntó Thomas.

-Claro. ¿Qué puede salir mal?

-No comento nada, Sam. Así que solamente... Suerte.

(...)

Estoy enfadada con Thomas. Y es por una tontería, pero si él no se disculpa, yo menos. Estaba hablando con mi antiguo ex novio, Liam, y él me vio sonriéndole, vio a Liam acariciando mi mejilla y se comportó como un idiota celoso. Y después besó a Kaya. Me quedé boquiabierta. ¿Y lo peor? Que Kaya le correspondió. ¡Y Dylan es su novio! Creo. ¿O habían cortado? Meh, da lo mismo. Pero si lo que quiere es darme celos, ya verá, porque Dylan llega hoy. Y le daré celos con él. Ya sé que es jugar sucio, pero quién sabe, a lo mejor funciona.

O a lo mejor no.

Ese pensamiento me invadió. Salí fuera de la OSS y vi a Dylan. Corrí y lo abracé.

-¡Dylan, mi amor, has vuelto!-le dije.

Me correspondió el abrazo, algo confundido.

-¿Te ocurre algo?-me preguntó al oído.

-Nunca he estado mejor.

-Vale-me separó de él y lo miré a los ojos-. Ahora en serio, ¿qué está pasando?

Sonreí, un poco resignada.

-Quiero darle celos a Thomas.

Sonrió de lado.

-¿Y ahí entró yo, no?

-Exacto.

-¿Y si no funciona?

-Funcionará.

-Ya, ¿pero y si no?

-Funcionará.

-Espero que sea un buen plan.

-Pues... La verdad es que...

-¿No tienes ningún plan, verdad?

Negué con la cabeza a la vez que la bajaba.

-No.

Me tomó la barbilla y se inclinó hacia mí, hasta rozar su nariz con la mía, y después rozó sus labios con los míos. Una corriente eléctrica me invadió por completo.

-Thomas nos está mirando-me susurró.

Sonrió, me guiñó un ojo con complicidad y se separó de mí.

-¿Y a Kaya no le molestará?-pregunté, luego recordé que la había visto besar a Thomas.

-No me importa. Ya no estamos juntos. No preguntes la razón, porque no te la voy a decir.

-Oh, vale.

-Conmigo verás como Thomas se pone celoso. No puede permitir que un amigo suyo se ligue a su chica.

-Pero él si puede ligarse a las suyas, ¿no?

Me miró confundido.

-¿Qué?

Creo que me ido de la lengua.

-Nada-contesté rápidamente.

-Sam...

-Vi a Kaya y a Thomas besarse ayer. Pero no te dije nada porque no quería herirte, pero a pesar de todo, tevhas enterado por mí y no por ella.

-Me alegro que hayas sido tú quien me lo haya dicho-a lo que lo miré confundida, y él sonrió-. Porque no me apetece hablar con ella.

-¿Entonces te he hecho un favor?-dije, algo divertida.

-Sí. Venga, vamos a ver a tu amigo.

-Claro. Sígueme.

(...)

-Tyler, Dylan. Dylan, Tyler.

Se hicieron un salido de esos de chicos y seguimos caminando hacia el insti. ¿Dylan viene al insti? ¡Por supuesto! Pero como Tom está enfadado conmigo, ahora está con Kaya, y Dylan conmigo.

-Vale, ¿qué es lo primero?-preguntó Tyler.

Miré a Dylan.

-¿Pulsómetro?-dije, él asintió-. ¿Pelotas?-asintió de nuevo-. Bien. Vamos allá.

(...)

Después de un rato tirándole pelotas a Tyler en el que casi se vuelve lobo, estábamos sentados Dylan y yo en mi cama, en mi habitación en Coconut Cove. Estaba sentada con Dylan a mi lado, terminado los deberes.

-¿Qué has puesto en la siete?-pregunté.

Lo miró.

-Suiza.

Alcé las cejas, algo sorprendida.

-Pues qué raro, porque estamos con Matemáticas.

-¿No estamos con Geografía?

-No.

-Yo es que Mates las hice antes.

-Bien. He terminado-dije guardando los libros en la mochila y tumbándome en la cama.

-Es irónico-comentó Dylan.

-¿El qué?

-Como de verdad voy a acabar haciendo de Stiles en realidad.

-Sí... Supongo que sí.

-¿Alguna vez has bebido?

-No, ¿por qué?

-Pues es tu día de suerte: vamos a ir a una fiesta.

-¿A una fiesta?

-No, a una reunión de amigos. ¡Pues claro que una fiesta!

-Eh, ¿vale?

-Bien, te espero en la entrada en diez minutos. No tardes, Sammy.

Suspiré mientras Dylan salía de mi habitación y yo me dirigía al armario. No me vendrá mal divertirme.

La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora