Dylan y Kaya

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Eran las once de la mañana, Thomas se había ido hace un rato a no sé dónde y dijo que no quería que lo acompañase, por más que yo insistiese. Así que estaba en mi habitación, cantando, bailando y saltando como una loca sobre la cama. Me había quitado las lentillas, por lo que mis ojos ahora eran violetas. Estaba cantando Bam! de Miranda Cosgrove, cuando entró Tom en mi habitación.

Yo sólo iba con una faldita y una camiseta blanca, y debido a como me estaba moviendo, estaba toda desarreglada. La falda descolocada y la camiseta un poco torcida y arrugada. Me arreglé un poco en cuanto entró.

-Eh, Tom-dije-. ¿Qué haces?

-¿Tienes los ojos violetas?-dijo, ignorando mi pregunta.

-¿Qué? Pss, no. Llevo lentillas.

-¿En serio? Porque yo creo que las lentillas están ahí-dijo señalándolas en la mesa.

-Uy.

-Bueno, no vengo por eso. Han venido unos amigos y quería preguntarte si vienes con nosotros a dar una vuelta.

-Claro, deja que me cambie.

-Así estás bien.

-No, qué va. Hace un frío que pela, y yo apenas voy con una falda y una camiseta, pero es que aquí dentro hace calor.

-Vale. Le diré a Kaya que suba a yudarte con la ropa.

-¿Quién es...?

Cerró la puerta antes de que pueda terminar de hacer la pregunta.
Todo un caballero.

Miré en mi armario un pantalón oscuro y unas botas negras, junto con un abrigo blanco y una blusa blanca. Pero no sabía que jersey escoger. Estaba ya vestida, con un jersey en cada mano: uno negro y otro blanco. Sí, suelo vestirme mucho con esos colores. Tocaron la puerta. Dije adelante y pasó una chica de pelo oscuro y ojos azules. Me saludó con una sonrisa.

-Hola, soy Kaya-me sonrió. Es realmente guapa.

-Sam-dije.

-¿Qué haces?

-Estoy decidiéndome por un jersey, pero no sé cuál escoger.

Se acercó a mi armario y rebuscó un poco. Luego me mostró un jersey gris.

-¿Qué tal éste?

-¡Perfecto!

-Vas a impresionar a Thomas-dijo.

-¿Qué?

-Que vas a impresionar a Thomas, así vestida.

-Nah, qué va. Sólo estoy aquí porque tengo que estar. En cuanto acabe lo que tengo que hacer, me iré.

-¿Qué haces exactamente?

-¿No te lo ha contado Thomas?

-Ah, ya. Eres la espía, ¿no?

-Sí.

-Vamos. Nos deben estar esperando.

La seguí por las escaleras hasta el salón, donde estaban Thomas y un chico castaño. Me presentó al chico, cuyo nombre era Dylan, y después salimos a la calle. Me froté los brazos al notar el frío, y Kaya también lo hizo. Sonreímos. Dylan le puso un brazo sobre los hombros, y la apretó un poco contra él, y ella lo abrazaba por la cintura. Tom estaba a mi lado.

-¿Tienen algo?-le pregunté.

-Sí. Llevan juntos un par de meses.

-Me alegro por ellos. ¿No vamos en coche?

-Si quieres. ¡Eh, chicos!-los llamó-. Vamos en coche.

-¡Sí!-exclamó Kaya. Se acercó a mí y me cogió de la mano, arrastrándome con ella mientras corría-. Vamos. Yo voy a conducir.

-¿En serio?-dije.

-Sí. ¿Tú no sabes conducir?

-No. Sé montar a caballo, pero no es lo mismo-dije riendo.

-Bueno, pues sube al coche.

Me subí al Volkswagen Passat negro metalizado, y aunque me dirigí a la puerta del copiloto, me tocó sentarme atrás con Thomas. Dijo Kaya: "Quiero estar con mi novio. Y además, así estrechas lazos con Tom, que no te viene mal".

Iba a ser una tarde movidita...

La guardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora