Capítulo 4 Desprecio y malicia

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—Si bien recuerdo, la semana pasada te entregué lo que te corresponde por mes. ¿Qué hiciste con todo el té? ¿Acaso ha sido difícil las últimas semanas? —preguntó la encargada de la casa de placer.

Luego de atender a los habituales, Nanami hacía lo que Tobirama pidió, sin involucrarlo. Con tan solo mencionar su nombre, la encargada hubiese guardado sus preguntas para sí misma.

—Ha sido difícil. Tres sobres serán suficientes. —Nanami se mantuvo sentada sobre los muslos y pantorrillas, mientras la encargada, una mujer en sus cuarenta, buscaba en una de sus cajoneras los sobres de té para entrar en calor. —Ahora que estamos un tiempo a solas, me gustaría preguntarle, ¿cuánto para no seguir en esto?

La encargada siguió buscando, contestó a la pregunta tras dejar los tres sobres frente a Nanami.

—Si te doy una cantidad estoy segura que la vas recaudar, ¿después qué vas a hacer con tu vida? Todos en esta fortaleza saben que eres una prostituta, aunque no vayas a trabaja más en esta casa, no significa que tendrás mejor vida, porque ni llegarás a casarte, nadie quiere a una prostituta como esposa.

Apretando la yukata sobre sus muslos, Nanami se limitó a contestar. La encargada prosiguió:

—Todos aquí tenemos un rol, acepta el tuyo, tu rol es ser una prostituta de por vida, nada más.

—Deme la cantidad, yo misma quiero ver qué tal me va. —Se incorporó con los sobres de té en la mano —. Que descanse, Chino-sama.

En camino hacia la casa de los líderes, Nanami contuvo sus lágrimas. Ella tenía un sueño, y lo iba a cumplir, aunque Chino tuviera la razón, que nadie iba a amar a una prostituta. Si logra cambiar su vida, sería la primera mujer de romper con la tradición de la casa de placer: naces de una prostituta, mueres siendo una prostituta.

Al llegar por detrás de la casa, una joven sirvienta de catorce año esperaba a la guapísima Nanami. Tobirama la envió a esperar un encargo prohibido.

—Hoy te ves más mayorcita, Mizuki-chan, estoy segura que te sobran los pretendientes —halago con un coqueteo divertido.

—No es cierto —replicó la adolescente con las mejillas rojizas —. Ni un chico se fija en mí —formó una mueca de disgusto.

—Oh, no pienses ello —acarició su mejilla —, verás como estás más cerca de contraer matrimonio con una guapísimo ninja. ¿Cuál te gusta? Puede que le hable bien de ti.

Mizuki sabía a que se dedica Nanami, así que no mencionó el nombre de su amor platónico, por miedo a que lo seduzca.

—Necesito entrar a preparar el baño de nuestro primer líder —apresuró la más joven, extendiendo las manos hacia adelante.

—Ya veo, estás apurada... —Le entregó los sobres envueltos en una servilleta de tela —. Mizuki-chan, ¿has visto a Akiro-san últimamente? Cada día se ve más guapo.

Dio en el punto, Akiro es el amor platónico de Mizuki. La adolescente formó una mueca de que aquel tema le interesaba. En los próximos quince minutos Nanami le contó varias cosas que otros ninja le contaban sobre el chico, hasta que la enamorada le pidió consejos para atraerlo a ella.

—Tengo una manera más eficaz para atraerlo a tus pies, sin embargo, solo lo puedes sacar de la casa de placer, nadie más podrá hacerlo por ti. —Nanami tenía un pequeño plan para averiguar lo que ella deseaba saber.

—Por favor, Nanami-san, consigue eso que dices. —Con las manos posicionadas en modo de ruego, Mizuki haría cualquier cosa por lograr tener al chico de sus sueños ante sus pies, salvo...

Los Pantanos De Las Anacondas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora