Capítulo 12 Los pantanos de las Anacondas

680 88 78
                                    

Capítulo dedicado para: Blackbutterfly277 . Has mostrado apoyo en cada capítulo, gracias por seguir leyendo.
(Imagen de arriba hace referencia a Uchiha Daiki).

En camino a donde el clan Uzumaki dio su última ubicación, el equipo de diecisiete shinobis, entre ellos cinco de élite, se detuvieron a tomar un pequeño descanso. Todos aprobaron esta decisión, ya que la última ubicación traída por un halcón fue esa mismas tarde. Los Uzumaki estaban bien donde acampaban, y a pesar que uno de los clanes más poderosos había atravesado una fuerte separación tras la masacre del país del remolino, contaban con varios shinobis de élite cuidado a los más inofensivos y los de alta cuna. En el pergamino que leyó Tobirama decía que tomaron su tiempo para descansa, puesto que ellos llevaban días haciéndolo y que estaban listos para partir en seguida se reunirían.

La tranvía llevaba una semana sin descanso justo. Los shinobis menos experimentados lucían cansados, mientras los élites aún podían seguir andando con sueño encima y cansancio. Katana, quien se mantuvo distanciada de Tobirama, poniendo la excusa que cuidaría los pasos del equipo desde atrás, se vio obliga a volver a cruzar palabras por dos razones.

—Necesitamos descansar —sugirió Katana —. No hemos sido emboscados, esto no puede seguir de tal modo cuando regresemos con una caravana que trasladan las riquezas de un clan destacado con muchos enemigos.

Tobirama leía nuevamente el pergamino en busca de cualquier detalle que mostrará que no era genuina cuando oyó la voz de Katana, rápidamente volvió a ella. Ambos mostraban estar bien mientras hacían equipo, hasta entonces no había discusión que dejará ante los demás la tensión entre ellos.

—Estás en lo correcto —respondió Tobirama, volviendo a enrollar el pergamino —. Necesitamos acercarnos al río y ponernos en orden para encontrar lo básico para esta noche.

En todo el camino, Katana estuvo alerta, pero algo desorientada tras muchos meses aislada. No lograba reconocer el camino, aunque Tobirama se lo hubiera dicho. No quiso preocuparse por ese pequeño detalle y su mala memoria, continuó haciendo su deber sin darle mucha importancia.

Tobirama ordenó que siguieran adelante hasta el próximo río. Cuando arribaron, la tarde comenzaba a caer. Los deberes fueron lo de un equipo acampando, unos cuidan los alrededores, mientras los otros buscan lo necesario para pasar la noche y preparan todo. El líder al mando del equipo de escoltas, tomó su tiempo de revisar el mapa junto a otros dos élites de clan Senju y Uchiha, mientras Katana se mantuvo distanciada sintiéndose mal. Repentinamente comenzó a sudar frío y a sentir nerviosa.

Desde lejos, Tobirama notó ello, así que finalizó la pequeña reunión para ir a averiguar qué sucedía con su hermosa Katana, quien al estar concentrada en sus extraños síntomas no vio por dónde llegó. De un brinco hacia atrás dejó en claro su mal estado.

—¿Te encuentras bien? —inquirío él, al costado izquierdo de la kunoichi. Notó el sudor en la frente.

Las mejillas de Katana de tornaron rojas, pues lo que había hecho era vergonzoso para una kunoichi de su talla. Vio de reojo al Tobirama, mientras sentía las miradas de dos Uchiha por allí preparando una fogata.

—Lo estoy —fue cortante.

—No lo creo, sudas mucho —contradijo, llevando una mano a la frente de la kunoichi.

Katana no soportó aquel contacto y tampoco la atención de Tobirama hacia con ella frente de los presentes allí haciendo lo que se les pidió para una noche de descanso. Retrocedió dos pasos mientras hablaba en voz baja.

—No te tomes mucha confianza frente a los demás. ¿No sientes sus miradas? —Katana llevó deliberadamente la vista hacia los Uchiha preparando la fogata.

Los Pantanos De Las Anacondas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora