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Dentro de aquel huevo de reptil, el cuerpo de Katana fue apareciendo lentamente por cada mentira que descubrió Tobirama de la impostora, cada mentira perdió amor por ella. Al principio no podía mover ni un dedo, solo podía ver las acciones de la Anaconda reina y de Tobirama hacia con ella. Vio que este mantuvo su palabra de tratarla bien y de no obligarla a hacer cosas que no quisiera. También vio el amor que le profesó cuando eran enemigos. Katana entendió que ese hombre la amaba por lo que era, y al ver los cambios comenzó a dejar de amarla. Fue cuando se percató que ganaría antes de la fecha acordada volvería a recuperar su cuerpo, aunque fuera obligada a ver cómo la Anaconda reina usó su cuerpo para comer carne humana e intentó asesinar a Byacuya. La infedilidad de Tobirama lo vio como algo sin importancia, pues no era ella con la que estaba en el momento que él se vio con la misma prostituta por la que fue sustituida. También se enteró del plan del Senju, y lo justificó porque Byacuya ya la trababa mal antes del dichoso plan. De momento no se rompió la cabeza por ello, sino como obtener nuevamente su cuerpo los antes posible.
Indagó en los recuerdos de la Anaconda reina. Extrañamente los recuerdos del monstruo de los pantanos aparecían en su cabeza. Se concentró en perderse en ellos por unos días, todo esto para encontrar un punto débil y su verdadero origen.
Viajo en el pasado hasta ver a una joven emperatriz llamada Anaconda. La belleza de esta mujer era envidiada por muchos, su inteligencia temida por el emperador, y su apetito sexual era mal visto. Cuando el emperador se enteró de lo que sucedía tras su espalda, ordenó encarcelar a la hermosa emperatriz de veinticinco años en un calabozo. Ahí permaneció durante unos meses recibiendo visitas de sus tantos amantes, hombres y mujeres. Cansado de ser la burla de todo el reino, que sabía sobre la promiscuidad de su esposa, llamó a un hechicero y le pidió dejar caer una maldición por la eternidad a la ramera de la emperatriz. El hechicero temiendo por su vida hizo lo que se le ordenó y dejó caer la peor de las maldiciones en la perversa emperatriz. Por la eternidad iba a forniacar entre la orgía de las anacondas en un pantano infernal donde todo tipo de reptiles se unirían a asquerosos festín, y la emperatriz sería el plato fuerte por complacer, esta nunca tendría lo suficiente y solo su cabeza quedaría con ella y la voz cambiaría a la de un hombre en sus cuarenta, también solo la carne humana la alimentaria, y para que ello llegara a ella, está necesitaba la ayuda de los descendientes de la misma.
Katana entendió que todo el rollo de vanidad e egoísmo eran puras mentiras. Ella de una manera era descendiente de la Anaconda reina. Su destino siempre estuvo marcado, solo era cuestión de tiempo que cayera en los pantanos de las Anacondas y se encontrará con su pariente.
Mientras más indagó y vio que Anaconda moldeó su miserable vida para obtener un poco de diversión, también supo que podía liberar a todos los que no podían escapar de los pantanos para transcender a la otra vida. La maldita Anaconda reina no lo hacía porque no quería estar sola en aquel lugar y por ello no decia las palabras para liberar a todos las almas con cuerpos de reptiles.
Después de saber las palabras correctas para liberar y el pasado de Anaconda, Katana habló telepáticamente con los reptiles y negocio sus libertades por la información que buscaba. Cómo acabar con Anaconda.
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Los Pantanos De Las Anacondas (TERMINADA)
FanfictionEl deseo sexual de Senju Tobirama hacia una Uchiha iba más allá de lo que sus camaradas o clan podían pensar sobre el ninja experto con el estilo agua. Anhelaba averiguar si los rumores de su sangre era cierto, que un hombre no era suficiente para s...
