Capítulo 5 Ruegos

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Madara finalizó la reunión de fin de mes dentro del salón de reuniones. Todos los ninjas con puestos importantes abandonaron sus lugares para dejar a los dos líderes a solas. Un ninja rastreador ingresó sin permiso. En cuanto las miradas de los hermanos más competentes posaron sobre el ninja con fisonomía delicada y tez blanquecina, este bajó la cabeza, tocó el suelo con una pierna y con una mano, la otra pierna la dobló y la otra mano la apoyó sobre la rodilla. Ambos hermanos supieron al instante a que se debía la visita de Byacuya.

—Creo que dejamos en claro lo que discutimos hace dos días —dijo Izuna —. ¿No, nii-san?

Madara le dio una mirada a Izuna, luego a Byacuya.

—Byacuya, ella no está más entre nosotros, así que cuida cómo actúas de ahora en adelante. Por ahora voy a dejar pasar este atrevimiento, para la siguiente no seré tolerante. Dime cuál es tu nueva petición, tal como dijo Izuna, ya discutimos esto y llegamos a una decisión —aclaro Madara solemne.

—Sé mi lugar a la perfección, solo déjenme pedirles algo por última vez. He hecho bien mi trabajo desde que soy parte de los ninja rastreadores con altos niveles sensoriales, le pido a ambos líderes, que me dejen otra vez hacer una búsqueda a fondo sobre el paradero de mi esposa, Uchiha Katana. Si esta vez no logró encontrarla viva o... —tragó saliva con dificultad —muerta, no volveré a molestarlos.

Izuna hizo una mueca de disgusto, a decir verdad, Katana no era de su agrado por su manera de ser y por los rumores que corrían dentro del clan. Por otro lado, Madara chasqueó la lengua y suspiró profundo.

—Aún sigues tenaz, lo que haya sido su destino no creo que encontremos sus huesos. Katana tenía muchos enemigos, la mayoría eran élites de otros clanes, si en dado caso cayó en manos de esos tipos, sus restos fueron calcinados. Si permito que vuelvan a salir en su búsqueda solo estoy enviando a los nuestros a una muerte segura. Mi respuesta sigue siendo un no. Si ella sigue con vida, ella misma volverá por sus propios medios. Byacuya, entre ustedes dos hay una gran diferencia, ella es una kunoichi excepcional cuyo entrenamiento fue distinto al tuyo, ella es inteligente y piensa bien las cosas antes de actuar, creo que subestima a tu esposa.

Madara no tenía intención de acceder, menos Izuna opinar. Rogando por una aprobación dado que en los más profundo de su corazón algo le decía que su esposa seguía con vida, Byacuya se puso en posición de ruego, si no obtiene la aprobación de Madara, no hay otra manera para encontrar a Katana.

—Madara-sama, Izuna-sama, ruego que me dejen ir solo tras su rastro. Si no vuelvo en un mes, denme por muerto. Katana es mi esposa, no puedo vivir sin ella. Usted era su amante no oficial, por favor sienta algo de compasión por ella.

Izuna rápido protesto elevando la voz más que Madara.

—No duraras ni una semana allá afuera por tu cuenta. Byacuya, eres egoísta, no piensas en tu clan porque estás cegado de amor por la mujer que provocó esto a las demás mujeres del clan. De mi parte no obtendrás permiso —volvió a Madara —, depende de ti si dejas ir a uno valiso rastreador, no tanto, pues no pudo dar con la hembra que lo ha cegado.

Los Pantanos De Las Anacondas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora