22. ¿Papá?

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Abro los ojos sintiendo calor y algo caliente al lado de mi, levanto la cabeza viendo la bella imagen que tengo al lado mío. Ahí la ves, frente a mi.. Una bella chica cuyos mechones tapan el hermoso rostro que tiene y que es acompañado de sus mejillas ardientes y coloradas, se encuentra profundamente dormida.

Su brazo está bajo su cabeza y sus cachetes están un poco inflados debido a que se encuentra recostada de costado.

—Buenos días—susurro en su oído provocándole un pequeño escalofrío que hace que se queje.

Arruino mi cabello, sacudiendolo inconsciente mente mientras espero que Maya se levante. Aunque si lo pienso así, probablemente me quede más tiempo de lo normal ya que ella es literal una roca cuando duerme.

—¿Porqué tan temprano? —en torna sus ojos al voltear y ver la luz del día.

—Necesitaba verte dormir pero veo que ya despertaste.

—¿Dejarás de mirarme ahora que ya lo hice? —cuestiona.

—Jamás—rio al verla abrir más sus ojos. Ese color miel conbinandose con el brillo del sol,simplemente perfecto.

Soba sus ojos por la luz radiante, mientras arruga la nariz aspirando  —¿Joy está cocinando?

Niego, —Braulio es el que está en la cocina... Digamos que es un excelente chef.

—Si, el olor a hotcakes lo dice todo—dice para luego levantarse de la cama y levantar los brazos aspirando con fuerza el aire que entra.

Maya sale de la cama dejándome solo, con mi brazo apoyando mi cabeza,—¿Me dejarás aquí?

Se acomoda el cabello antes de salir, —Si—y con esa actitud irritante se va del cuarto.

Te recuerda a alguien?

Me sigue odiando, ¿no es así?

Si yo fuera una chica, tambien lo haría pedazo de..

—No pude idiota, es difícil hablarle. Por eso decidí irme antes de empezar a tartamudear como estúpido—me siento en el borde de la cama.

Pero...¿Sientes algo por ella?. Quiero decir, ¿Porqué huiste?, ¿Porque se te hace tan difícil?

—Huí porqué pasó algo que jamás pensé volver a vivir—me paro de la cama.

Corro hacía las cosas de Maya tratando de buscar mi ropa. Rebusco entre sus blusas, abrigos y zapatos, sin embargo, no encuentro nada. Estoy seguro que ella guardó aquí mi polera, esa con la que se quedó antes de que yo salga corriendo como un cobarde

La desesperación me carcomia y deseaba encontrar ya esa polera.

Lotería, lo encontré justo al lado de una de sus blusas blancas. Inmediatamente la saqué para luego empezar a aspirar el aroma. Una mezcla entre vainilla y fresa inunda mi prenda de manera sutil.

—Su aroma ya quedó impregnado aquí—agregó de manera divertida al saber que me veo como tonto haciendo esto.

—¡Adam! Basta de hacer trampa, quedamos en que yo ganaría esta vez—frunce el ceño de manera  involuntaria

—Lo lamento linda. Será la última, lo prometo—rio.

—No, ya no quiero jugar a esto. Es mejor descansar—se sienta en el pasto.

—No seas floja, prometo no volver a ganarte pero juguemos.

—Ya te dije que no.

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora