Maya Hunter
Tal vez sea una mala jugada, tal vez mis intuiciones estaban equivocadas, tal vez todo era un simple chiste. Veinte años buscando a una chica que jamás podría llegar a encontrar, todo por una obsesión que tiene Adam desde niño con Adisson.
Creo que ambos tomamos esto como un juego, un juego que yo pude haber detenido, que pude haber terminado.
Pero a la vez ¿Quién me creo yo para reprocharle algo? La culpa también es mía porque en vez de hablar y decirle lo que siento preferí callar y guardarmelo en cambio las cosas menos importantes las soltaba.¿Debería llamarlo y decirle lo que siento? ¿Debería decirle que existe la mínima posibilidad de que su padre esté vivo y que su madre siga en la red de trata de blancas?
Un poco más centrada y volviendo a la realidad, trazo una línea en mi agenda en medio del papel blanco para anotar los aspectos negativos y positivos que hay sobre las fuentes periodísticas en línea.
Entro a Google y hago clic en la barra y me dispongo a escribir "Trata de blancas cerca de Estados Unidos" —¿Porqué me siento tan culpable de buscar esto? ¿Porqué siento que ya lo viví?
Y así llevo cerca de toda la noche haciendo algo que sentía que era mi deber hacer después de mandar todo a la mierda, es mi trabajo y creo que el hacer esto me hace ser parte de nuevo.
—Hola Ketchup — dice una voz ronca quién hace que cierre la laptop rápidamente haciendo que esta haga un pequeño ruido.
—Maison—sale un chillido de mis labios al analizar la estúpida reacción que tuve.
—Lo lamento, no quise ser inoportuno —Cierra la puerta del cuarto—
—No lo fuiste—respondo y vigilo con reojo a la laptop quién fue cruelmente aplastada—¿Sucedió algo malo?
—No, todo está bien. Quise venir a saludarte y a que vayamos por unos chifles, recuerdo que te encantaban ya que comprabas unas dos bolsas diarias en la preparatoria.
—Si, lo recuerdo pero ahora no tengo ganas de salir. Tu lo entiendes verdad—le guiñe un ojo esperando su reacción.
Por favor que no se ponga mal, por favor que no se ponga mal.
Maison asiente no sin antes hecharle un vistazo a mi pobre laptop. Me analiza con preocupación mientras le muestro una pequeña sonrisa de oreja a oreja demostrándole que no tiene de que preocuparse pero creo que la preocupada aquí voy a ser yo, ya que después de que le negué los chifles se puso un poco melancólico, depresivo y no lo digo por su rostro si no por sus ojitos. Se acercó y se sentó en la silla que había delante de mí para después ponerse al día con sus historias y bromas aunque estaba segura que lo hacía para animarse él también.
—Maison, que te parece si me cuentas como te encuentras tú—me acomodo en el escritorio para escucharlo atentamente.
—No tengo nada interesante por contarte...
—Siempre tienes algo interesante. Cuéntame.
—No siempre.
—Si, casi siempre.
Pensé que sacarle información a este muchacho sería más fácil de lo que pensaba. No estaría mal que no me cuente pero su cara está un poco pálida y sus chistes no son los mismos de antes. Dice que no tiene nada para contarme y está de esa manera, no soy tarada bueno tal vez un poco pero no dejaré que mis 6 años de carrera se vayan al tacho. Tengo que investigar.
Genial, ahora tengo otro pendiente más. Averiguar qué le pasa a Maison.
—No te ves muy bien, sabes algo—abro la maquina que para mi suerte está bien y cierro sesión en mi perfil para luego desconectar el enchufe del tomacorriente— vamos a comprar los chifles.
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Hasta Encontrarte
RomanceAveces los amores que más marcaron tu vida son los que viviste durante tu infancia, aquellos con momento inolvidables llenos de felicidad y sentimientos verdaderos pero aveces el destino te pone pruebas que tienes que saber enfrentar. Adam un chico...