Capítulo Siete

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Un fuerte ruido empezó a sonar perturbando el profundo sueño de Raquel. Al abrir sus ojos sintió como su cabeza empezó a punzar del dolor.

Maldito whisky, pensó ella.

Por eso nunca lo bebía. Le provocaba una resaca de mierda y considerando que había bebido media botella, parecía que su cerebro estaba desesperado por salirse de su cráneo.

Alzando su brazo apagó la alarma de su celular con molestia. La cual, marcaba que eran las 5:30 am, hora que había determinado para salir a correr. Aun asi, al despertarse sopeso que hoy se saltaría su rutina habitual. Ella sentía que iba a vomitar en cualquier momento y el dolor de cabeza era insoportable.

Tomando una decisión se dio la vuelta en su cama quedando boca abajo.

Fue una mala idea.

Al momento que su nariz entro al contacto con la sabana pudo oler que, a pesar del tiempo, todavía se conservaba un fuerte y rico perfume picante y varonil, perteneciente al hombre que hace unas horas había compartido su cama.

Maldición, pensó levantándose como si la sabana la fuese quemado.

Los acontecimientos de la madrugada la invadieron. Su sorpresa al encontrar a Fabiano fuera de la habitación de Carlota, la sonrisa petulante de su prima y el andar despreocupado del hombre. Sintió como la furia anterior la invadía de nuevo.

Dios, ella deseaba tenerlo en frente para... no lo sabía. Tal vez... golpearlo. Ella necesitaba drenar su rabia e indignación. De hecho, Raquel ahora se encontraba preguntándose porque no lo había hecho.

Luego, recordó la mirada oscura de Fabiano cuando la beso contra la pared y entendió porque no lo hizo.

Su instinto no se había equivocado, él era un mujeriego de primera categoría. Ahora se daba cuenta de que tal vez no se había equivocado en lo demás.

Puede que también fuera peligroso.

Molesta se levantó de la cama a darse un baño, sin importarle que apenas que lo hizo su cabeza empezó a punzar horriblemente.

Ella necesitaba darse una ducha. Necesitaba sacar de su piel el olor de ese idiota.

Lo superaría, Raquel no iba a sentirse... enojada. Si, enojada. Por un idiota que acababa de conocer. Ella lo había dicho en Maracaibo, sería una noche y nada más, permitió que las cosas se salieran de control. Desde "El incidente" con Miguel ella nunca permitía que nada se fuera de su control. Si no, sucedían situaciones donde se sentía estúpida.       

Nuestra chica odiaba sentirse estúpida. 

Así que, luego de tomar su ducha se miró al espejo del baño y se prometió que no volvería a pensar en Fabiano Tavari.

Él no era nada.

Él no era nadie.

No merecía ni un segundo más de su consideración.

Con eso en mente, se dirigió a su cama y arrancando las sabanas donde aún el aroma de Fabiano permanecía se acostó y siguió durmiendo hasta que la alarma de las 7 am sonó, indicando que era hora de prepararse para un largo día.

Hoy llegaría su padre y tío. Santiago tendría que decirles lo que había sucedido con los americanos.

Si, definitivamente sería un día divertido, pensó sarcástica. 

...

Horas más tarde Raquel estaba esperando en el aeropuerto a que el avión de Antonio y Rodrigo aterrizara. Santiago había decidió ir a buscarlos personalmente y Raquel se ofreció a acompañarlo.

Poder Perdido [TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora