Capítulo Veintiocho

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Fabiano se encontraba en su oficina en Inferno observando las imágenes que había grabado el dron.

Nuevamente, habían contratado el equipo de Adam que los había escoltado en su viaje a Mónaco. Aunque sus soldados tenían un buen entrenamiento, necesitaban personas capaces de infiltrarse si ser detectados para hacer el recorrido preliminar antes del ataque.

Por lo tanto, Adam y su equipo eran perfectos para el trabajo.

Al ser mercenarios que un inicio habían trabajado para diferentes agencias de inteligencia e incluso militares, contaban con el entrenamiento especial para ese tipo de situaciones. Habían decidido contratarlos de nuevo ya que Thalia y el acordaron que sería una locura dirigirse a la ubicación sin tomar medidas previas.

La primera vez que Thalia le había hablado del equipo para su viaje a Mónaco, Fabiano no había podido evitar sentirse impresionado de los contactos que su prima había hecho con lo que muchos considerarían como pocos años siendo jefa.

Como Maximiliano y él habían discutido anteriormente podría ser una trampa. Por tanto, debían actuar con inteligencia. Si lo descubrían antes de que pudieran llegar, Raquel pagaría el precio de sus acciones.

Fabiano no permitiría que eso sucediera.

Dardan se mantuvo muy bien escondido asi que confiar rápidamente en el mensaje no era algo inteligente.

Él era consciente de todo ese proceso de pensamiento. Aun asi, no podía sentirse tranquilo. Cada vez ese nudo desesperante en su pecho se tensaba amenazándolo con hacerlo perder la cabeza.

Al menos, más de lo normal.

Cada vez que pensaba en Raquel y lo que podrían estar haciéndole, Fabiano sentía la ira cegadora invadiendo su cuerpo y las ganas de asesinar a cualquiera que la tocara tomando el control de su mente y acciones.

A veces, Fabiano no sabía que era peor, si pensar en todas las formas en las que podía estar sufriendo. O pensar en los últimos meses que estuvieron juntos.

Pensar en todos esos momentos donde se había sentido realmente feliz. Sus noches de sexo caliente y sensual. Esas noches nadando en la piscina de la terraza, compartiendo cenas agradables hablando de todo y de nada a la vez. Las anécdotas completamente normales y a le vez malditamente alocadas de Raquel.

Por alguna razón, le hacían a Fabiano reflexionar en lo diferentes que eran sus vidas. Él siempre lo había sabido, pero ahora que Raquel estaba en manos de Los Olimpos, él se preguntaba.

¿Quería eso para ella?

Toda una vida siendo protegida y huyendo del peligro. Siempre observando encima de su hombro, esperando ser atacada por alguien solo para llegar a él.

El mismo, temiendo cada día que algo pueda sucederle.

Lastimosamente, Fabiano sabía que eso lo haría un maldito egoísta, pero el simplemente no podía imaginarse renunciar a ella.

No ahora, que había descubierto sus sentimientos. Nunca había amada a una mujer.

Al menos, no en el sentido romántico. Nunca pensó que lo haría.

Ahora que lo hacía, no podía renunciar a Raquel.

Él no podía.

La simple idea hacía que su pecho se contrajera del dolor. Ni siquiera una bala dolía tanto y Fabiano tenía mucha experiencia en eso.

No, él no renunciaría a ella.

Por otro lado, él era consciente que no podía obligarla a quedarse. No podía hacerle eso. No después de todo lo que había sucedido. Mientras estuviese con él, sería su elección.

Poder Perdido [TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora