Capítulo Cinco

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Al despertar lo primero que Raquel noto era como su cuerpo se encontraba dulcemente adolorido. Honestamente, el único dolor que ella disfrutaba.

Desde el primer momento que Fabiano la miro ella había sentido como su mirada prometía un caliente, lujurioso y apasionado sexo.

Y eso fue justo lo que obtuvo.

Lo habían repetido hasta que ambos terminaron agotados. Solo al recordar todo lo que habían hecho podía sentir un pequeño hormigueo entre sus piernas.

Se había acostado con muchos hombres antes. Bueno ok, no muchos. Pero si los suficientes como para considerarse experimentada y maldición... ninguno le había dado orgasmos múltiples.

Una parte de ella había estado un poco temerosa. Y no, no exactamente por el incidente del robo. Lo cual era una completa locura.

Raquel debía estar asustada. Asustada de qué clase de hombre podía ser Fabiano Tavari, el cual había golpeado a alguien hasta la inconsciencia con especial destreza.

Claramente, la chica no tenía sentido común.

La verdadera razón por la que había estado temerosa era que realmente la experiencia hubiese sido decepcionante. Muchos hombres tienden a presentarse como el mejor revolcón de tu vida y luego ni siquiera saben dónde está tu clítoris.

Por supuesto, este no fue el caso.

Para Raquel fue un alivio pues, asi se sentía menos culpable o pervertida por masturbarse con la imagen de Fabiano el día que lo conoció.

Igual seguía siendo una pervertida, pero al menos ahora tenía una razón para serlo.

En fin, la chica necesitaba ordenar sus prioridades.

Mientras Raquel reflexionada sobre la increíble noche de ayer, giro su cabeza y miro a su sexy acompañante.

Como era de esperarse Fabiano estaba dormido. Incluso dormido se veía guapo y sexy, pero su expresión no lucia exactamente relajada. Fue la primera vez, donde Raquel noto que Fabiano siempre llevaba un expresion calculadora y alerta. Antes ella había supuesto que se debía a su intento de seducirla, pero ya no estaba muy segura.

Recordó la mirada oscura en su rostro cuando la miro y le dijo que subiera al auto. Para Raquel este hombre italiano parecía tener muchos secretos, y honestamente ella prefería no descubrirlos.

Estaba acostado boca arriba. La sabana se encontraba justo sobre sus caderas, permitiéndole nuevamente un vistazo de su musculoso pecho y paquete de seis. En serio, podías lavar tu ropa en el abdomen de ese hombre y quedaría prístina. Su cabeza estaba girada de lado contrario hacia ella, un mechón de su oscuro cabello se encontraba cubriendo sus ojos.

Ella recordó la sedosidad que era su cabello al tacto mientras comía... no, adoraba su coño. Raquel sintió un escalofrió del tipo placentero recorriéndola. No le molestaría repetirlo de nuevo.

Aun asi, y a pesar de la maravillosa noche que había tenido, debía acabar.

Eso fue lo que se había prometido:

Una noche donde esa extraña tensión sexual que se había establecido entre ambos desapareciera y luego pasaría la página. Había aprendido por las malas que algunos hombres podían empezar a ser muy posesivos y creer que tenían algún poder sobre ella, solo porque habían cogido algunas veces.

Fabiano no lucia como ese tipo de hombre, daba la impresión de que le gustaba divertirse y allí terminaba todo.

Aun asi, que podía saber ella.

Poder Perdido [TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora