Capítulo Catorce

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Eran las 3 am cuando Fabiano por fin decidió volver al departamento.

Cuando Raquel se fue de Inferno dejándolo con esa extraña sensación en su pecho, Fabiano la empujó al fondo de su mente descartándola y se concentró en realizar una cantidad exorbitante de trabajo aburrido. Todo eso mientras bebía un vaso de su whisky.

Aun asi y sin poder evitarlo, su mente volvía a la conversación anterior con Raquel.

Luego de negarlo repetidas veces Fabiano notó impresionado que la admisión de Raquel lo habia desestabilizado.

Por lo general, a él no le importaba cualquier persona más allá de su familia o el mismo. Mucho menos le importaba las mujeres a las que follaba o habia follado. Nunca le molesto el decepcionarlas o romperles el corazón.

De hecho, le daba igual.

Incluso podría decir que se divertía haciéndolo.  Fabiano solo tomaba lo que deseaba. Una vez satisfecho ese deseo las desechaba. Porque para él, todas las mujeres con las que follaba eran intercambiables.

Desechables.

No eran nada.

Aun asi, Fabiano notaba que por primera vez, no quería lastimar a una mujer. No quería lastimarla a ella.

Emocionalmente hablando.

Lo cual era difícil, ya que estaba en su naturaleza ser un desgraciado bastardo.

Con ese pensamiento habia salido de su oficina privada de Inferno y continuo con sus labores más interesantes.

Por ejemplo, uno de sus soldados habia descubierto sus reuniones con Kilian y se le habia ido la lengua. Thalia todavía quería mantener las cosas en secreto. Consideraba que cuantos menos supieran evitaría que Permeti los descubriera. El habia estado de acuerdo. Asi que ahora tenía que matar al entrometido.

Una vez hecho su trabajo, decidió ir a casa.

Estaba cansado, y por primera vez en varias semanas, quería dormir en su cama no inundaba por el olor de múltiples mujeres sin nombre. Subiendo en su ferrari le hizo señas a su equipo de seguridad para que lo siguiera.

Un rato después se encontraba en el ascensor de su edificio.

Al llegar a su piso el ascensor abrió sus puertas y Fabiano fue recibido por el sonido de una fuerte música que retumbaba desde el interior de su departamento.

¿Qué mierda?, pensó el extrañado.

La última vez que le habia pedido una actualización a Gonzalo y Franco, los cuales serían los encargados de hacer guardia durante la noche, le notificaron que no habia alguna novedad.

Supuestamente, Raquel habia subido a su habitación directamente. Por lo que el concluyó que no habia razón para la música ensordecedora.

Fabiano, en precaución, llevo su mano a su espalda y sacó su pistola. Lentamente abrió la puerta y en posición defensiva apuntó.

Su sorpresa fue encontrar a Raquel bailando una canción en español con Franco. El hombre soltando una borracha carcajada al no poder seguirle el paso. Ella rió alegremente. Su expresión viéndose igual de divertida que la de Franco.

Fabiano notó que estaba igual o más borracha que su chofer.

Por su parte, Gonzalo estaba sentado en el sofá de la sala revisando su teléfono. Aun asi, Fabiano podía ver un vaso en su mano.

Eso no fue lo peor.

Lo peor para Fabiano fue notar que Raquel iba vestida con un corto y nada cubierto camisón de seda y encaje rojo sangre. Lo único que le daba una apariencia recatada era la bata de seda del mismo color. La cual estaba desatada, supuso Fabiano que por el baile.

Poder Perdido [TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora