El hospital

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Emilio POV

Escribí cada dato en las formas que la enfermera me entregó, musité breves respuestas en el interrogatorio que me hizo y le expliqué una docena de veces que no teníamos un jodido seguro, solo para que siguieran sin dejarme ir a buscarlo, perdí a la primera enfermera que me ayudó, hablé con dos más que decían no poder darme información y finalmente volví al jodido escritorio en la entrada.

―Disculpe, llegué hace cuarenta minutos acompañando un omega llamado Joaquín Bondoni, me dijeron que debía llenar unas formas y después me dejarían pasar a verlo, pero nadie ha venido a buscarme. ―musité aferrándome a la mesa para no soltar cada insulto que se me venía a la cabeza, solo quería verlo y tenía la sensación de que si me comportaba como un imbécil no dejarían que eso ocurriera.

―El joven Bondoni está en observación, nadie más que sus tutores legales y el padre del cachorro pueden entrar a verlo. ―musitó sin siquiera mirarme, suspiré cerrando las manos en puño obligándome a mantener el poco autocontrol que me quedaba.

―Sus padres no vendrán y yo soy el padre del cachorro, así que ¿Por qué nadie ha venido a buscarme? ―murmuré con la voz contenida fulminando a la mujer de pelo cano con la mirada, levantó una ceja y me miró incrédula, parecía que estuviera a punto de burlarse de mí.

―Sus padres están con él ahora mismo, así como el padre del cachorro. ―masculló tomándome por sorpresa, una corriente eléctrica me recorrió la columna vertebral y negué rápidamente.

―Eso es imposible, sus padres ni siquiera saben que estamos aquí. ―murmuré mirando a la mujer que de pronto parecía molesta por mi presencia. ―Y le estoy diciendo que yo soy el padre.

―El hospital llamó a sus padres, es el protocolo en menores de edad. ―sentenció helándome el cuerpo entero, sus padres no sabían del embarazo, ni de nosotros, hacía meses no los veía, lo último que debía querer en ese momento era tener que lidiar con ellos, no cuando nuestro cachorro estaba en peligro y él estaba lidiando con tanto dolor. ―Ellos mismo han llevado al compañero de su hijo adentro, así que le agradecería que se aleje del escritorio y deje de hacer un escandalo en este hospital o me vere en la obligación de llamar a seguridad. ―continuó volviendo su mirada más severa y pretenciosa, no era la primera vez que alguien en este jodido pueblo me miraba así, pero no estaba dispuesto a pasarlo por alto esta vez.

Joaquín en alguna parte de ese jodido hospital, probablemente llorando de dolor o recibiendo noticias de lo que sucedía con nuestro cachorro, únicamente acompañado por personas que le habían echado de casa sin preocuparse por él una sola vez desde entonces, las palabras de esa maldita enfermera eran lo que necesitaba para estallar.

―Es mi familia la que está allá adentro, estaba sangrando cuando se lo llevaron y usted no va a amenazarme con echarme de este jodido hospital, porque si algo llega a pasarles y no estoy con ellos, será usted la que me pagué todos los daños. ―musité inclinándome sobre el escritorio con la desesperación recorriéndome el cuerpo.

― ¿Esperas que crea que alguien como tú es familiar de un Bondoni? ―masculló con aire burlón y mirada juzgona, una rabia despertó el coraje de mi alfa y de pronto el uniforme de la mujer estaba entre mis manos y su rostro demasiado cerca del mío.

―Me importa una puta mierda si crees que soy digno de un Bondoni o no, si le pasa algo a mi hijo o a mi omega porque me mantuviste aquí en lugar de llevarme a su habitación, vas a rogar no haberte topado conmigo nunca. ―cada palabra salió en un hilo de voz que pareció tener efecto en la enfermera, haciéndola tragar y bajar la mirada por primera vez, pocas veces usaba la voz de mi alfa, pero estaba al límite.

Andrés no estaba por ninguna parte, la gente aquí servía de poco o nada, Joaquín estaba solo y asustado en alguna parte del hospital, y ni siquiera tenía idea de que estaba pasando con mi cachorro. Los peores escenarios habían pasado por mi mente en los últimos cuarenta minutos, podía sentir el llanto de Joaquín en lo más profundo de mi pecho, sabía que me necesitaba y debía estar con él, y estas personas no iban a detenerme ahora.

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora