Joaquín POV
Cuando era un niño me contaron de una historia de amor, prometieron que llegado el momento conocería a la persona que cambiaría todo mi mundo para convertirlo en nuestro y cada parte de mí sabría que era a su lado donde debía estar. Y el día que conocí a Mariano confíe ciegamente en que lo había encontrado, me hacía sonreír, el toque en nuestras manos me llenaba de emoción y con cada sonrisa dedicada en el pasillo de la escuela, mi mundo daba vueltas a su alrededor, pero de un momento a otro la historia tomo un camino y un alfa diferentes, él beso mis labios por primera vez, robando cada suspiró en ese sencillo acto y dándole un nuevo significado a el cuento de hadas.
Emilio entro a mi vida sin darme tiempo a procesar su llegada, se instaló de manera permanente en mis noches y me mostro un mundo nuevo que brillaba cada que me dedicaba una sonrisa sincera, me di cuenta que había algo más afuera de mi fantasía y sin darme cuenta deje de pensar en quien se suponía era mi destino, porque el atrevido alfa al otro lado del pueblo llenaba todos mis pensamientos.
Me deje llevar por sus caricias, silencie mi viejo mundo para escuchar únicamente sus palabras y me envolví en el calor que me brindaba en cada abrazo nocturno, me dijeron que el amor debía ser como el fuego, vibrante y emocionante, que al conocer a tu alma gemela sentirías un mundo de mariposas recorrerte el cuerpo entero, y al estar con Emilio todo era diferente, no encajaba en las definiciones, estar entre sus brazos no encendía una llama incandescente, solo callaba los miedos en mi cabeza, sus besos no ponían mi mundo de cabeza, pero me llenaban de una sensación acogedora que nadie más me había hecho sentir antes.
Estar con Emilio, no era lo que todos me dijeron sería estar enamorado, y, sin embargo, se sentía mejor a lo que sentía ahora. Extrañaba su forma de mirarme, sus besos en mi frente, su brazo alrededor de mi cintura, extrañaba sentir a alguien a mi lado protegiéndome de todo el daño que había en el mundo.
Con Mariano esas sensaciones no existían, cuando él me pedía que ignorara a los que murmuraban cosas a mis espaldas, solo podía pensar en que Emilio les habría puesto un alto en cuanto notara lo incomodo que me hacían sentir, en cada beso premeditado, no podía evitar compararlo con los besos robados que Emilio dejaba en mis labios, y en cada promesa que no cumplía, mi omega repetía que su alfa jamás actuaría de esa manera.
Alejandra decía que mi confusión se debía a las hormonas, que cuando el cachorro naciera dejaría de compararles y de echar de menos al padre de mi guisante, quería creerle porque temía demasiado que se equivocara, pero con cada día que pasaba, echaba más de menos mi vida en su casa, con sus amigos, ocultos en nuestra pequeña habitación. Extrañaba que acariciara mi vientre antes de irme a dormir y que cuidara de nosotros como nadie más podía hacerlo.
―Piénsalo, Joaquín, antes de que estuvieras embarazado, el único alfa con el que querías estar era Mariano. Hablabas de él todo el tiempo y estabas feliz de que al fin estuvieran juntos el día de tu cumpleaños. ―musitó Ale mirándome fijamente, habían llegado temprano para ayudarme a prepararme para la cena de año nuevo de mis padres, pero aún faltaban unas horas e intentaba seguir las instrucciones sobre el reposo lo más que podía, así que nos habíamos quedado en el cuarto mientras mi madre se encargaba de arreglar todas sus decoraciones en el comedor. ―De no ser por el cachorro, ¿de verdad piensas que querrías seguir a Andrés hasta ese lado del pueblo?
Baje los hombros cabizbajo, ni siquiera sabían quién era el verdadero padre de mi cachorro, mucho menos entenderían mis razones para dudar de las decisiones que tomé, ninguna de ellas había estado ahí cuando Emilio dijo que me amaba.
―Pero lo extraño mucho y mi cachorro está triste todo el tiempo. ―murmuré limpiando una silenciosa lágrima de mis mejillas. ―Él iba conmigo a todos lados, me cargaba si estaba cansado, cumplía todos mis antojos y se aseguraba de que mis miedos no me controlaran. Mariano ni siquiera ha vuelto desde hace dos semanas.
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Mío
FanfictionJoaquín no debía salir después de las siete, tampoco debía hablar con personas como Emilio ni mucho menos debería estar en una tienda de tatuajes, pero ahí estaba rompiendo todas las reglas de sus padres con tal de celebrar su cumpleaños a su manera...