Nacimiento

3.4K 335 910
                                    

Emilio POV

El tiempo se hizo eterno mientras esperábamos en aquella sala, enfermeros entraban y salían por las puertas de urgencias, yendo hacia otras personas para darles actualizaciones de sus familiares, mientras yo seguía con la misma información desde que había dejado a Joaquín en la camilla. Estaba tratando de mantener la calma para evitar otro incidente como el de la primera vez que estuvimos aquí, pero mientras los minutos pasaban no podía evitar sentir que estaba reviviendo esa jodida noche.

Sus padres no habían aparecido, solo estábamos nosotros y la doctora había prometido que haría lo posible para que nadie llamara a su familia, no había razones para temer, excepto las palabras de Joaquín antes de ser llevado a urgencias, ni siquiera estaba seguro de a donde querían llevarse el cachorro o a quién querían entregárselo, pero habían sido suficientes para mantener a mi alfa en alerta, revisando a cada persona que entraba al hospital.

― ¡Emilio Marcos! ―me tensé completamente mirando al lugar de dónde venía la exclamación de mi nombre, el resto del grupo hizo lo mismo y nos encontramos con una joven enfermera que parecía haber corrido una carrera para llegar hasta aquí.

Me acerqué tan rápido como me fue posible, haciendo a un lado a todas las personas en la sala para llegar a esta ella y antes de que el grupo pudiera hacer lo mismo la chica me tomó del brazo llevándome por las mismas puertas por las que había salido.

― ¿Qué está pasando? ―exclamé corriendo a la par con el corazón yendo demasiado rápido y con el miedo creciendo en mi interior.

―Van a realizar una cesárea de emergencia, la doctora me pidió que lo llevara al quirófano lo antes posible. ―musitó sin detenerse, abriéndose paso entre el personal del hospital que nos veían como si estuviéramos completamente locos. Recorrimos un pasillo tras otro hasta que finalmente abrió una puerta con fuerzas empujándome dentro. ―Debe ponerse un traje de estos. ―exclamó lanzándome un paquete con ropa azul dentro, asentí quitándome la chaqueta de encima para comenzar a colocarme las prendas encima tan rápido como podía en el diminuto espacio, mientras ella se colocaba uno nuevo, suponía que no podía volver a entrar con el que llevaba puesto después de haber corrido por medio hospital.

Después de lo que se sintió como los segundos más largos de mi vida, entramos al quirófano donde la doctora miraba fijamente los signos vitales de Joaquín y el cachorro, dando instrucciones al resto de su equipo que se movían en perfecta sincronía.

―Haremos esto rápido, apenas el cachorro nazca, quiero una revisión completa y una incubadora lista en caso de ser necesaria. Recuerden que será prematuro, deben ser cuidadosos, es muy pequeño aun. El resto presten atención a los signos de nuestro paciente, Joaquín es prioridad en cuanto saquemos al cachorro. ―musitó con voz firme logrando que cada uno de sus compañeros asintiera al mismo tiempo.

―Está demasiado alterado, sus signos no bajan, pero ya puse la dosis máxima de anestesia en alguien con su peso y en su estado. ―exclamó un hombre al otro lado de la camilla mirando las pantallas, esperando una respuesta de la doctora.

― ¡Ya estamos aquí, doctora! ―exclamó la joven que me había traído sin mucha información, la doctora se giró mirándonos con alivio.

―Emilio, necesito que te coloques al costado de la cabeza de Joaquín, la anestesia no esta funcionando para bajar el estrés y sus signos están subiendo, debe estar lo más relajado posible antes de que comencemos. ―exclamó con la misma firmeza que había utilizado para dirigirse al resto del grupo, tragué en seco demasiado nervioso acercándome al lugar donde me pidió me acomodara.

Mi mirada cayó sobre el rostro pálido de Joaquín y sentí las miradas de todos sobre nosotros, como si tuviera que hacer algo, pero no tenía idea que era ese algo, lleve mis dedos a sus mejillas con delicadeza y suspiré inclinándome lo suficiente para poder hablarle al oído.

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora