─Agh. El muy idiota lo pisó y se partió en dos. ─Comentó un ya calmado Ranpo, aunque esa palabra no es adecuada, más bien pese a haber dejado de llorar ciertamente sigue enfadado con el responsable de destruir sus lentes.
Ranpo llevó la paleta en su diestra a sus labios, degustando el sabor, y sí: se la dio Yukichi para tranquilizarlo. Funcionó casi a la perfección.
─Comprendo. Entonces, ¿no estás dispuesto a perdonarlo? ─Fukuzawa consultó, ignorando la pila de papeles que aún debía revisar. En estos momentos, su prioridad es el detective desconsolado, pues sus subordinados tienen primacía.
─¡Nunca! ¡Lo odio, no quiero verlo nunca más! ─Exclamó el menor como respuesta, totalmente indignado.
─Mientes. ─Agregó el de hebras plateadas, lo que hizo sobresaltar al chico─. Te estás aferrando a una postura donde buscas desesperadamente culpar a alguien, pero tus sentimientos hacia esa persona no han cambiado en lo absoluto. No seas obstinado, debes saber que él está siendo atormentado ante tal cargo de conciencia.
Edogawa no supo qué responder, le tomó desprevenido. Desconcertado breves instantes, la zona del entrecejo de Ranpo se retorció.
─¡Y debería, él rompió una pertenencia ajena!
─Fue un accidente.
─¡Tú no sabes eso!
Hubo un repentino silencio que se asomó a adornar el habitáculo. Se miraron mutuamente, Ranpo molesto y Fukuzawa ligeramente extenuativo. De alguna forma, esta discusión se sentía nostálgica y familiar.
─Eso no importa. ─Añadió el azabache, chasqueando la lengua silenciosamente─. Lo que me preocupa verdaderamente es mi habilidad. Sin los lentes que me diste, no puedo usar mi “Súper Deducción”.
La expresión severa del de ojos color azul metálico se intensificó, en ello, despidió un suspiro.
─Ranpo, tienes que tomarte este conflicto con seriedad. Eso incluye asumir la realidad de tu poder–
─¡No! ─Lo interrumpió, poniéndose de pie de repente, golpeando la mesa delante suyo con ambas manos─. ¡Podría soportar esas palabras de cualquier persona, excepto de ti...! ¡Así que de ninguna manera me pidas que acepte una mentira!
No se contuvo, pues tampoco pretendía empatizar con su falsa realidad encadenada por la sensibilidad e ira del barco sin timón que poseía para manejar sus sentimientos adecuadamente. A pesar de haberlo admitido hace tiempo, es incapaz de hacerlo frente a los miembros de la Agencia, por el simple hecho de lo patético y ridículo que resulta para Ranpo estar rodeado de usuarios de habilidad sin ser uno como tal.
Ranpo es el miembro defectuoso de la ADA.
Una vez más, un ya predecible mutismo se apoderó de la oficina del presidente.
─... ¿Por qué no te sientes igual que yo? ─Cuestionó Ranpo, nuevamente con la cabeza gacha─. Tú me diste esos lentes, y ahora están rotos... ¿No estás enojado?
El mayor guardó silencio unos segundos.
─Claro que lo estoy. ─Aseguró─. Sin embargo, no tiene caso afligirse por sucesos irreversibles. Si nos deprimimos o molestamos, eso no cambiará la situación. Solo va a empeorarla.
Edogawa cerró sus manos vueltas puños.
─Sé honesto contigo mismo. ¿De verdad quieres esto? ¿Qué ganas guardando rencor?
─¡No gano nada, así como tampoco consigo nada siendo un hipócrita! ¡No pienso perdonarlo!
─No he dicho que lo perdones. ─Adicionó el hombre de edad avanzada─. Hablen, y luego toma la decisión de darle o no otra oportunidad. Mi único consejo es: considera perspectivas ajenas.
El detective repitió la acción de chasquear su lengua, volteándose para finalmente abandonar el despacho.
Fukuzawa dejó ir un suspiro, por alguna razón, esa charla fue demasiado complicada de sostener pese a mostrarse excesivamente tranquilo, actuar como un padre es un ámbito en el que aún está desarrollándose.
Posteriormente, Haruno se adentró a la sede del director, entregándole un postre acompañado de una bebida tradicional japonesa.
─Mizu Yokan y té verde matcha para usted, presidente. ─Ella dijo, sonriente.
─Te lo agradezco. ─Enunció la máxima autoridad, observando el contenido de la taza.
─Haruno.
─Sí, dígame, señor.
Yukichi pensó un momento sus palabras.
─Consigue para mí lo antes posible una reunión privada con Edgar Allan Poe, por favor.
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Remordimiento
FanfictionLa acción más insignificante puede ocasionar una tempestad de emociones negativas.