Extra

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¡¿Por qué no puedes entender lo que quiero decir?! ¡Nunca me entiendes! ─Desde hacia ya un rato, se oye una discusión alzada de tono en la residencia de la pareja.

¡Es tu culpa, no sabes expresarte bien! ¡Habla fuerte y claro, no pretendas que te entenderé si balbuceas! ─Respondió Ranpo, que había sido regañado anteriormente por Poe.

¡No es eso, lo que pasa es que tú no te esfuerzas por escuchar y entender lo que quiero decir! ─Replicó Edgar, quien no acostumbraba levantar de tal forma la voz, menos a su pareja.

¡Agh, solo dices tonterías, eres tan molesto! ─Ya sin ganas de continuar, Edogawa se sentó en el borde de la cama, irritado ante la pelea verbal.

Se miraron mutuamente con el ceño fruncido, finalmente en silencio.

Ranpo y Poe llevan casados un año. Las cosas siguen igual. Respecto a lo sucedido con los lentes del detective, ya se cumplieron tres años de aquel incidente, por ende el amargo recuerdo se ha guardado en un cajón donde se llena día a día de polvo.

Volviendo a la actualidad, ninguno de los dos pronunció ni una sola palabra, se dedicaron a fulminarse con sus ojos de coloración totalmente distinta.

Para ese momento, donde sus miradas se conectaron con un evidente fastidio, los labios de Ranpo se movieron, exhibiendo un ligera vacilación. Poe cubrió sus propios labios con el dorso de su mano, descendiendo a la par sus párpados.

Ranpo comenzó a reír.

Seguido de él, Poe rio, claramente aliviado porque ya no quería contenerse más.

¡Ranpo-kun perdió! ─Exclamó Edgar, entre risas, con sus mejillas coloradas. El susodicho continuaba riéndose, incluso dejó desplomar su cuerpo en la cama.

¡Es un fastidio perder, pero lo aceptaré porque es la primera vez que pasa! ─Dijo, divertido de la situación, viendo como Poe se sentaba a su lado. Solo entonces, volvió a sentarse.

Se dedicaron sonrisas mutuas. Allan tomó la mano de su pareja, Edogawa entrelazó sus dedos.

Dime, ¿qué te molesta, Ran...? ─El casi nombrado posó su dedo índice los labios de Poe, irrumpiendo su habla.

“Cariño”. ─Pronunció repentinamente, al ver el rostro de su esposo, continuó─. Por favor, llámame así.

Poe guardó silencio, percibiendo un ardor superior al anterior posarse en sus pómulos. Al ver como Ranpo experimentaba lo mismo, permitiéndose mostrarse avergonzado y sonrojado, Edgar tocó la zona donde su corazón estaría ubicado mientras cerraba los ojos. Demasiado tierno.

Está bien... C-Cariño, háblame de lo que te molesta, te escucharé y buscaremos una solución juntos. ─Logró articular, pudiendo aprender a comunicarse más tras empezar a convivir prácticamente todo el día en compañía de Ranpo.

El menor esbozó una sonrisa. Consiguientemente, besó la mejilla de su amado. Solo de repente, se puso de pie y se envolvió en mantas.

¡Primero tienes que alcanzarme! ─Y salió de la habitación corriendo, dejando marchar varias risas escandalosas. Ante ello, Edgar elevó las comisuras de sus labios cariñosamente.

Le siguió el juego, contento del resultado de su pequeña pelea. En realidad, así funcionaban sus disentimientos la mayoría del tiempo: “el que ría primero mientras nos miramos durante una discusión, pierde”.

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