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Las partículas de polvo volaban entre los hilos del viento dejándose ver por la luz del sol que entraba por una gran ventana, y en la frescura del día primaveral se hallaba el momento perfecto para estudiar con calma en la biblioteca.

Seonghwa paseaba por los pasillos a paso lento, observando meticulosamente los estantes para encontrar algunos libros de matemáticas que le ayudaran a comprender mejor la materia, pues un pequeño detalle se había escapado de sus manos. Al parecer, la tarea de Hongjoong, que consistía en resolver diversos problemas y detallar su proceso, era mucho más complicada de lo que había imaginado. Más aún, cuando después de haber investigado sobre el informe, terminó enterándose de que el puntaje obtenido ayudaba a los estudiantes a considerar una universidad. Definitivamente, la presión que ya sentía desde un inicio incrementó considerablemente después de leer esos pequeños (no tan pequeños) detalles.

Pero la idea de decepcionar a Hongjoong o no entregarle un buen resultado lo ponía ansioso de pies a cabeza y se llevaba por completo su tranquilidad. Quería más que nada en el mundo que el castaño estuviera contento, ver su sonrisa dibujarse de esa manera tan mágica en sus labios y la felicidad floreciendo en su rostro. Estaría dispuesto a darlo todo por lograrlo y si eso significaba desvelarse por las noches intentando comprender y dejar sus propios deberes de lado, lo haría sin hesitar.

Antes de sentarse en una mesa personal dentro de la biblioteca para comenzar a absorber todo lo que pudiera de los libros, tomó su celular para revisar por quinta vez en la mañana si había recibido algún mensaje de Hongjoong. Y es que, aunque intentó contactarse con él varias veces, no habían hablado desde el día de la fiesta en el departamento de Yunho.

Esa fiesta... La que había sido su primera desde que llegó a la escuela. Donde bebió múltiples tipos de alcohol cuyos nombres no recordaba, conversó con algunos estudiantes y se la pasó riendo por efecto de la ebriedad, pero también donde Hongjoong había impreso y tatuado sus labios sobre su piel.

Rápidamente, como si quisiera cerciorarse de que lo que había pasado ese día no era parte de su imaginación, abrió la cámara frontal del celular y deslizó su camisa de cuello alto hacia un lado para observar la escena del crimen. Y ahí, orgullosa y brillante, estaba la evidencia. El par de marcas purpuras verdosas decorando su cuello que, para su mala suerte, aún no se disolvían por completo.

El vívido recuerdo le provocó un denso escalofrío que recorrió toda su espalda baja y vientre y sintiéndose inquieto como si alguien pudiera verlo, se acomodó en la silla.

No contó con que las personas a su al rededor, específicamente su tía, Wooyoung y sus compañeros del equipo de fútbol, habrían comenzado a sospechar. Todos sabian que había una razón para usar durante días camisas que cubrieran el cuello. Y ya que Seonghwa era un terrible mentiroso inconvenientemente torpe al intentar ocultar cosas, no faltaron las miradas coquetas y las cejas alzadas de los antes mencionados insinuando saber lo que había hecho, o más bien, lo que le habían hecho.

La inexperiencia jugaba en su contra en todos los aspectos. Si bien le había agradado aquel contacto más de lo que se atrevería a confesar, sintió que sus interacciones con Hongjoong iban a pasos agigantados, y es que ni siquiera se habían besado aún. Aunque batallaba internamente, era consciente de que la mentalidad en la gran cuidad era considerablemente más abierta y liberal, nada parecida a las ideas conservadoras de su pueblo que quizás se habían enterrado muy profundo en su subconsciente debido a su crianza.

Refugiado en su burbuja, el escenario del chico bonito y él en la fiesta comenzó a retratarse en su mente. Había olvidado varios momentos de la fiesta menos ese específico instante. Y sin tardar, preguntas y pensamientos se agolparon y comenzaron a carcomerle la cabeza como un roedor a la madera. El momento en el que para su desgracia, un traicionero sonido se había escapado de su boca, se repitió una y otra vez en su mente como un cassette estropeado.

PLAYER | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora