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Las risas enredadas en conversaciones jamás se habían sentido tan lejanas, aunque él, rodeado de los dueños de las voces y parcialmente incluido en el grupo, estuviera escuchándolas a centímetros de sus orejas.

Pese a que Hongjoong le había dicho que llegaría hace 20 minutos, Seonghwa no lo había visto por ninguna parte. Y cuando le preguntó a Wooyoung, este solo le dijo que estaba "por ahí" sin mucha certeza.

Ahora su amigo sonreía enormemente mientras contaba una anécdota de la que todos, menos él, habían sido partícipes. Los otros chicos claramente mayores (supondría universitarios) de rostros desconocidos, aportaban a la historia con carcajadas estruendosas. Algo sobre un día en el que se emborracharon tanto que hicieron locuras que a penas recordaban. Sin embargo, puesto que Seonghwa no había experimentado ese tipo de euforia aún, no podía sentirse remotamente identificado.

Era casi como si no estuviese ahí.

Como si se fundiera entre las sombras, pasando desapercibido, cual fantasma mudo con miedo a presentarse. O como una estatua ignorada por la gente, incapaz de moverse para caminar con los demás, maldecida con la condena de solo observar.

No obstante, la sensación de intruso no era desconocida para él. De hecho, sentir que no encajaba en ninguna parte era un sentimiento más presente en su vida de lo que desearía, para su desgracia.

¿Cómo podría no sentirse de esa manera? Era un adolescente susceptible e inseguro hasta los huesos, que había sido un niño particularmente solitario, que había renunciado a los únicos que consideraba amigos al cambiar de equipo y los azares de la vida le habían arrebatado a su familia. Era algo esperado, predecible, hasta normal... ¿No es así?

¿Era normal estar casi seguro de que algo no terminaba de estar bien con él?

¿Creer la mayoría del tiempo que su soledad era por completo su culpa?

Sentir desde lo más profundo de su corazón que la gente pensaba que no valía la pena hablarle o ser su amigo porque era demasiado callado, demasiado obediente, demasiado preocupado, demasiado aburrido.

Demasiado todo y a la vez demasiado nada.

Decidió, en vez de seguir pensando, mover el vaso que tenía en la mano en círculos pequeños, viendo el contenido que no había bebido crear pequeñas olas en consecuencia. Aquello definitivamente era mejor que ser consciente de su inhabilidad social y ver como los demás disfrutaban la noche menos él.

Por poco carcajeó, comenzaba a sentirse patético. ¿Qué demonios hacía ahí? Él no era nada como esos extrovertidos y enérgicos jóvenes a su alrededor. Él nunca había ido a ese tipo de fiestas. Él no sabía que hacer.

¿Pero acaso era esta la primera vez? No sería la última, de eso estaba seguro. Tendría que ya estar acostumbrado a sentirse como un fantasma entre los demás, pues le pasaba incluso con su familia desde que su madre falleció.

Si Seonghwa estuviese hecho de piedra haría caso omiso a toda la situación, pero la realidad es que era una persona, y como todo ser humano, sentía. Quizás más de lo que debería.

Porque cada vez que lo ignoraban dolía un poco más. Porque, algunas veces el sentimiento le presionaba el pecho con tanta incomodidad que le hacía querer desaparecer, gritándole que escapara. Y otras, le perforaba el corazón de profunda tristeza hasta hacerlo llorar.

Esta era una de esas veces en las que sus párpados luchaban contra sus lágrimas para no dejarlas caer, mientras él se aferraba a cualquier distracción que alejara su mente de esos pensamientos destructivos, sin embargo finalmente no tenía mucho éxito. Pese a que se lo preguntara una y otra vez, no terminaba de entender que era eso tan terrible que lo hacía sentirse tan solo incluso rodeado de gente. Porque a veces sentía más soledad con compañía que sin ella y comenzaba a pensar con terror que tal vez ese era su destino.

PLAYER | SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora