2. Al fin nos encontramos...

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La recordaba tal y como estaba. Sus blancas y enormes paredes que se enalzaban sobre ti como si fueras una simple hormiga a su merced. Aquí estaba, la cuna de los mejores héroes de Japón, la UA. 

Mi cuna, mi segundo hogar durante tres años, donde crecí, aprendí, y desarrollé mi forma de ser hasta el día de hoy. Aún recordaba el día que me gradué con mis mejores amigos y a él lo invité. Me miraba orgulloso y como siempre, con una sonrisa. Qué gracioso era pensar que él asistió a esa ceremonia por la UA, cuando fui yo quien le dijo que viniera. Fue el día donde más me reí y donde más feliz fui. 

Aquí, mi hogar, donde me cuidaron, y ahora me tocaba a mí cuidar a la siguiente generación. 

Me encaminé a dirección para rellenar unos últimos papeles y además saludar al director Nezu. 

—¡Hey, pequeña! —Su aguda voz perforó mis oídos de una forma agradable y melancólica una vez entré a ese espacio. Se encontraba sentado con una pila de almohadas bajo él debido a su pequeño tamaño, y era él quien aún me llamaba pequeña. Mi natural sonrisa se ensanchó al verle, tan alegre, tan brillante como siempre.

—¡Director Nezu! Es una alegría verle de nuevo.  Y muchas gracias por confiar en mí y contactarme para este trabajo. 

—Siempre supe que tu sueño era ayudar a todo el mundo, incluso a los que no lo necesitan, así que, qué mejor que ayudar a la siguiente generación. Las gracias las debo dar yo por aceptar este cargo tan grande para ti. Si necesitas ayuda para compaginar tu carrera profesional de héroe con ser profesora, siempre puedes acudir a mí.

—No se preocupe, director. Lo tengo todo bajo control. Pero agradezco su ayuda. 

Me hizo firmar unos últimos papeles y ya oficialmente era parte de aquella academia. Estaba muy feliz, aunque... ¿cuándo era que no lo estaba? 

Después de una larga y animada charla con Nezu, me dirigí a organizar mis cosas en la sala de profesores, al parecer ya tenía un lugar reservado para mí, estaba tan nerviosa, emocionada y viva que ni si quiera pregunté sobre los demás profesores. ¡No tenía ni idea de nada! 

Miré el reloj de mi teléfono y vi que era pronto, esperaba ver a algún profesor ya dentro para presentarme. Rocé con mis dedos el picaporte de la puerta. Aún recordaba las veces que me turnaba con mis amigos para poder hablar con los profesores tras esta puerta. Mis ojos brillaban en ese momento, lo podía sentir. 

Ya una vez dentro pude ver a diversas personas las cuales me miraron atentos. Reconocí a varias, así que esta vez mostré mis dientes en forma de sonrisa.

—¡Oh dios mío! No puede ser. ¡Hizashi, Nemuri y Shota! 

—¡¿Ehhh?! ¡Pero si es Shizen, la dama de la naturaleza! —Yo reí al volver a escuchar los agradables gritos de mi amigo, así que me acerqué rápido a él para chocar los puños y nuestras caderas.— ¡Yeah! 

—Sigues tan sensual como siempre, cariño. —Nemuri, siempre halagando a los demás y haciendo de más su belleza. 

—¡Muchas gracias, Nemuri! ¡Shota! No has cambiado nada de nada. —Me acerqué y lo abracé. Hace años que no los veía, más bien desde que salí de la escuela y me moví por mundo para proteger a todos. De hecho aunque me encontrara fuera de Japón, siempre mantuve este ranking. 

𝚕 𝚒 𝚏 𝚎 -- Yagi ToshinoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora