Xiao Xingchen miró por la ventana. El sol era brillante, sorprendentemente. Según el pronóstico del tiempo aquel día iba a llover.
Basándose en ello organizó un encuentro con Xue Yang, el chico con el que todo mundo le creó rumores y chismes. Todo lo que podían decir era mentira, ni siquiera sabían dónde se habían conocido.
Ambos eran curiosos, ambos se inscribieron a uno de los pocos cursos de Shibari en la ciudad. Había pocos debido al país de origen de esta técnica, pero había.
Xingchen era amante de las cuerdas, de todo lo que podía hacerse con ellas y era muy hábil con las manos. Así que aprender fue fácil, solo que a medio camino se encontró con Xue Yang quién era aún mejor que él. Lejos de sentir envidia, celos o cualquier emoción negativa, se interesó en practicar con él.
Aunque debía de admitir que terminar enredado entre las sábanas de Xue Yang era excelente, practicar shibari era mejor, mucho mejor.
La puerta de la habitación se abrió sacándolo del trance en que se encontraba. Sonrió al chico más bajo que también llevaba una túnica, solo que a diferencia de él la túnica era negra.
–¿Cómo te sientes?– preguntó Xue Yang con voz tranquila.
Por ello quería la lluvia. Está les hacía estar más tranquilos, más concentrados en sentir las cuerdas por todo su cuerpo. Y por la misma razón usaron túnicas. Ninguna prenda debajo de ellas, solo esa gruesa tela para ambos.
–Nervioso, solo un poco – admitió regresando su mirada al exterior.
Una vista bastante bella.
–¿Quieres sentarte conmigo?– una pequeña orden disfrazada de pregunta.
Xiao Xingchen observó por última vez; en unos minutos olvidaría todo ello. Se levantó del sofá individual y se sentó frente a Xue Yang, en la alfombra, de rodillas dejando que sus muslos se adornarán con sus pies.
Xue Yang volvió a sonreír, o mejor dicho, dejó ver sus colmillos. Tomó la mejilla blanca con la mano derecha, intentando calmar la ansiedad en Xingchen. Acercó sus labios para darle un pequeño beso, un roce corto. Xiao Xingchen le dió otro, y luego lo devolvió. Estuvieron unos minutos jugando así, intercambiando besos infantiles.
Xue Yang entendía el nerviosismo del chico, aún cuando ambos tenían confianza en el otro, perder el dominio y el poder de tu cuerpo era sufrir temor, aunque fuese poco. Cuando conoció a Xingchen el primero en ser sujetado fue Yang ya que quería probar la experiencia del buen Xiao Xingchen. Sin embargo, con la práctica se dieron cuenta de que quién disfrutaba más las cuerdas era el mayor de ellos. Y le encantaba aquél chico.
–¿Quieres estirarte?– propuso mientras acariciaba sus brazos.
Xingchen asintió con calma. Dejó que Xue Yang se sentara detrás de él. Acarició su espalda, besó su nuca con sumo cuidado, soltando aire tibio para causar escalofríos. Sus manos corrieron para desatar el cinturón del otro.
La tela se deslizó por sus hombros, descubriendo la espalda. Él mismo retiró el resto para quedar totalmente desnudo y expuesto. Xue Yang escribió algunos garabatos en su piel, acarició la columna, dejó algunos besos descuidados.
Luego tomó cada uno de los brazos para acariciarlo, estirarlo hacia arriba y al lado contrario; después sujetó ambos y entonces lo empujó hacia adelante, exponiendo su miembro junto a todo el trasero que tenía. Logró sentir el miembro semi duro de Xue Yang, toda esa anticipación era erótica, emocionante, buena para ambos.
Le ayudó a girar y terminar acostado en la alfombra, estirando sus piernas, flexionando hacia abajo, acariciando su piel. Xiao Xingchen se levantó poco a poco, dejando que Xue Yang lo sentara.

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Kinktober
FanfictionComo su nombre lo dice: prepárense para leer puro smut/lemon del XueXiao