Sentado en la cama con los pies desnudos comenzó a revisar su celular. No fue hasta que escuchó venir a alguien que dejó de ver aquél aparato.
Levantó la mirada para encontrar a Xue Yang mirándolo sonriente. Algo dentro de él quiso ponerse de rodillas enseguida. No lo hizo porque no se lo pidió. Aventó su teléfono detrás de él, sabía que el hombre se enfadaría si lo utilizaba.
–¿Quieres follar aquí?– preguntó Yang con una bolsa en una de sus manos.
–Como tu quieras – dijo Xingchen igual de sonriente.
–¿Qué color es hacerte usar un disfraz?– cuestionó recordando la pequeña sorpresa que le tenía.
–Verde – no le costó responder.
Después de tantos meses siendo su sumiso de dormitorio y de haber probado tantas cosas le sorprendía que quisiera usar un disfraz.
–¿Y esposas?– Xingchen sonrió.
–Las hemos usado antes – le recordó casi divertido.
–Necesito un color – el de ojos azules rodó los ojos, queriendo hacerlo enojar.
–Verde – repitió. Xue Yang negó con la cabeza. Caminó hasta la cama dónde Xingchen le esperaba con ropa holgada.
Tomó la nuca ajena con una mano o mejor dicho, la apretó. Xingchen se quejó en voz baja mirando con los ojos completamente abiertos. Bajó su mirada a los labios rosados y luego volvió a subir la mirada. Anhelaba un beso, era lo que quería.
Xue Yang bajó sus labios a la altura de la boca del chico pero no los junto. Un pequeño empujón los hubiera hecho besarse. Xingchen tragó algo de saliva e intentó chocar sus labios. No pudo, la mano en su nuca le hizo permanecer en el mismo lugar.
–Sabes que conozco tus límites, por eso estoy preguntando. No quiero que te sientas incómodo ¿Lo entiendes, verdad? – la cabeza frente a él asintió como respuesta.
Simuló que iba a besar al chico, pero luego giró el rostro y soltó la nuca. Se irguió y extendió la bolsa hasta las manos de Xingchen.
–Pontelo, te espero en la cocina – ordenó.
Xiao Xingchen lo miró desaparecer por la puerta. Soltó un suspiro, amaba esas provocaciones de Xue Yang y le encantaba hacerlo enojar. Abrió la bolsa encontrándose con una bata larga, grande. La sacó para encontrar el disfraz que había dicho su amo.
Era un traje de cultivador. O al menos una de las tantas túnicas, además de un cinturón. No había otra prenda, así que lo único que usaría sería aquella prenda de color blanco. Cuando se miró al espejo se dió cuenta de que aquella túnica no cubría nada realmente ya que la tela era muy delgada. Sus pezones se veían borrosos simplemente.
Regresó para doblar su ropa. En el proceso revisó la bolsa de nuevo encontrando un vibrador ya conocido. Sonrió dándose cuenta de que Yang tenía razón: conocía sus límites. Xingchen nunca tenía problemas con tener uno de esos dentro de él.
Con un poco de lubricante logró ponerlo dentro de él y encenderlo. Gimió sin ocultarlo, al fin y al cabo la cocina no estaba tan lejos de aquella habitación. Acomodó la túnica sintiéndose más feliz.
Caminó hasta la cocina donde su amo le esperaba ansioso. Se paró a unos pasos de él para que pudiera apreciarlo con cuidado. Sintió aquella mirada pesada bajar hasta sus pies descalzos y subir a sus pezones.
Esperó hasta tener alguna orden. Su interior estaba vibrando, sus piernas temblaban ligeramente, principalmente por el frío. Xue Yang lo siguió observando sin decir nada. Sirvió un poco de leche en un vaso y comenzó a beberla.
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Kinktober
FanfictionComo su nombre lo dice: prepárense para leer puro smut/lemon del XueXiao