21. Somnophilia

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Advertencias: sexo con alguien inconsciente (con consentimiento).

*

–¿Estás seguro?– preguntó de nuevo.

La risa divertida llenó la habitación.

–Muy seguro – contestó confiado – Si tú no quieres hacerlo está bien – aseguró tomando la mano del otro.

–Si quiero hacerlo – aseguró.

Entonces, Xue Yang apagó las luces para dormir. Xingchen quería probar algo nuevo, una idea que no abandonó su mente hasta que se lo dijo a la persona que más le tenía confianza: su gran amigo Xue ChengMei.

Follar estando inconsciente, o mejor dicho, follar con alguien inconsciente.

Su amigo sugirió probarlo, y sí tenía miedo de estar con algún desconocido, él se ofrecía como sujetó de prueba. Así que ahí estaban, a punto de probarlo.

Los ojos de Xue Yang comenzaron a pesarle, así que se acomodó en la almohada y boca arriba. Si se era honesto, él también quería saber qué se sentía ser usado mientras dormía. Tener a Xingchen montandolo era una fantasía, así que ambos ganarían.

Ser usado por Xiao Xingchen, que honor. Ese pensamiento lo acompañó hasta que su mente se apagó. 

Xingchen lo observó, atento. Su respiración lenta, calmada, los músculos relajados; había caído dormido. Levantó la sábana sin perder de vista la reacción del otro, no quería tenerlo despierto.

Claro que quería hacerlo, deseaba hacerlo, solo que tenía un poco de desconfianza ¿No estaba mal querer tener sexo con alguien en ese estado? Lo único que lo motivó a seguir fue que el otro le había dado permiso.

Se acercó lentamente al cuerpo, con miedo. Fue hasta la manzana de Adán del otro y le dió un beso. Había añorado hacerlo desde antes.

Ese pequeño contacto le hizo tener confianza, por lo que siguió besando suavemente mientras su mano izquierda bajaba hasta la entrepierna ajena. Por obvias razones, el miembro estaba flácido.

Por encima de la tela del pijama comenzó a acariciarlo, sintiendo el largo, intentando adivinar el grosor. Estuvo así por un buen rato, quería imaginarlo, crear una imagen para compararla con la realidad.

Cuando lo sintió despierto supo que era hora de mirarlo. Aún con un poco de miedo metió su mano debajo del pantalón y buscó la erección con el tacto.

Sintió la humedad causada por el estímulo y algo dentro de él se quebró, perdió la vergüenza que podría sentir. Bajó el pantalón cuidadosamente aún cuando sabía que el joven tenía el sueño pesado.

El pene erecto se levantó en cuanto dejó de ser cubierto. Lo tomó con una mano para empezar a masturbarlo lentamente, atesorando cada uno de los detalles en su mente. Las venas comenzaron a saltar, la sangre comenzó a reunirse ahí.

Escuchó suaves jadeos provenientes del joven dormido. Se regocijó al saber que lo estaba sintiendo a pesar de estar dormido. Sacó su lengua y bajó para probar el líquido preseminal. Un suspiro grande lo ánimo a hacerlo de nuevo.

Lamió la cabeza lentamente, quería prepararse mentalmente para lo que deseaba hacer. Se sintió listo, así que metió la cabeza a su boca para chuparla con fervor. Encontró un nuevo gusto, uno muy lascivo.

Dejó en paz la cabeza para lamer todo el largo, desde los testículos hasta la hendidura. Luego bajó todavía más para besar el escroto. Abrió la boca y succionó un testículo. Xue Yang se movió entre sueños, lo sintió demasiado.

Se detuvo al ver esa reacción, no quería que despertara, aún no. Cuando dejó de moverse volvió hasta abajo para seguir lamiendo para lubricarlo. Le dió un beso a la punta antes de engullir hasta el fondo, hasta que su garganta rechazó el buen trozo de carne.

Aspiró aire para seguir haciéndolo. Tragó varias veces más, las suficientes para sentirse satisfecho. Besó todo lo que pudo de aquél miembro.

Entonces se alejó para quitar la pijama inferior. Sin nada de vergüenza tomó su propio pene ya erecto; ni siquiera necesitó estímulo físico para estar así. Empezó a masturbarse pensando en lo siguiente que haría.

Xue Yang siempre le había gustado. Fantaseo más de una vez con algún escenario así, por lo que una idea le llegó: montaría de espaldas al joven. Si despertaba, lo primero que vería sería sus mejillas traseras.

Con ello en mente buscó el preservativo que compró. Lo puso con cuidado; usó el lubricante restante para estimular su entrada. Se subió en ChengMei, en sus piernas, de tal forma en que su entrada quedó a la vista.

Introdujo dos dedos dentro de sí aunque no quería perder el tiempo. Era de su conocimiento que si no hacía eso el dolor se multiplicaría. Pero la posibilidad de que lo viera era muy excitante.

–Así, ahí Xue Yang, ahí – murmuró mientras seguía abriéndose.

Sus dedos no lo llenaron lo suficiente a pesar de estar gimiendo alto, por lo tanto tomó el miembro hinchado para restregarse en él antes de introducirlo en él. El lubricante llenó las mejillas y una parte de su entrada.

A tientas encontró su esfínter y entonces lo tragó. Con algo de facilidad pudo meterlo completamente. Por un momento deseó que estuviera despierto, podría verlo, quería que lo viera. Un gemido escapó de su garganta, debía de apagar su mente.

Se detuvo del colchón para empezar a moverse. Subió su cadera hasta que se sintió y entonces volvió a empalarse. Lo repitió una vez tras otra, subiendo la velocidad cada vez más, amando el día en que le contó a su amigo sobre su curiosidad.

La sensación era tan buena que llegó a cuestionarse e imaginarse que tan exquisito sería ser embestido por Xue Yang.

Habían tantos escenarios en su cabeza, tantas ideas, tantos sentimientos reprimidos, que no notó el momento en que dejó de gemir para solo jadear por la falta de aire.

El ángulo en que se ubicó golpeaba su próstata, el placer se estaba extendiendo más de lo que creyó. No supo si era por la persona, la práctica o por simple respuesta fisiológica que su miembro goteó con intensidad.

El pene dentro de él se encontraba en la misma situación, solo que no podía saberlo por la barrera de látex. Solo podía escuchar el golpeteo de pieles, su propia respiración agitada y la respuesta natural del chico dormido. Se veía tan vulnerable, podía hacer lo que quisiera porque tenía el permiso de hacerlo.

–Xue Yang – murmuró sin fuerza – Xue Yang, esto es fantástico – intentó hablar.

Quería llorar, se dió cuenta. Sus ojos se aguaron, se llenaron de lágrimas que amenazaron con salir. Se sostuvo con una sola mano para volver a masturbarse. Cansado de tener que girar la cabeza para mirar al chico dormido, se levantó y cambió de posición, frente a frente.

Bastó con unas embestidas más para que Xue Yang despertara gimiendo. El orgasmo lo había despertado, así que lo primero que vió fue a Xingchen cabalgando en él mientras se masturbaba.

–¿Puedo venirme en tu estómago?– jadeó el más alto.

Semi despierto asintió levantando la camiseta del pijama. Unos segundos después la cabalgata se detuvo y un chorro tibio manchó la piel del abdomen.

No entendió como pudo seguir dormido cuando su cuerpo estaba disfrutando todo. De todos modos no podía quejarse ya que justo cómo lo había pensado, saber que Xingchen había usado su cuerpo fue una recompensa grata, algo que le excitó muchísimo.

Xiao Xingchen se dejó caer a su lado una vez que salió de su nube orgásmica. Lo abrazó por instinto sin importarle que el condón seguía cubriendo su miembro.

–¿Te gustó?– le preguntó acariciando su espalda.

–Demasiado. La próxima vez te toca a ti, estaré dormido – dió como contestación.

*

Poquito porque es bendito.

Ahre no, poquito porque no me salió como quería.

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