4. Blindfolded

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Advertencias: Xue Yang bottom.

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Suspiró mirando hacia el chico de pie frente a él. Desvió la vista solo unos segundos para beber un poco de alcohol. Lamió lo que quedó en sus labios con la lengua mientras se quitaba la corbata.

–Xue Yang, acércate – invitó enrollando su corbata. Desabotono su camisa mirándolo directamente y luego desabrochó su cinturón (estando sentado era difícil) sin dejar de mirar los ojos sorprendidos del menor – Trae las vendas, por favor – pidió con una sonrisa.

El corazón de Xue Yang estaba inquieto. Ver aquella escena había encendido su temperatura. Sus manos temblaban por la anticipación, por ver al chico dulce y amable dominarlo con tanta facilidad. Tomó ambas vendas con una sola mano y fue directamente hacia Xiao Xingchen.

–Ven ¿Porqué mi chico malo está tan tímido, ah?– preguntó mientras jalaba su mano para tenerlo más cerca. Xue Yang le sonrió como siempre, siendo "el niño criminal" que había conocido.

Xingchen lo jaló su cuello con una mano para darle un beso. Xue Yang tomó el rostro ajeno para que ninguno de los dos se alejaran. Con confianza abrió su boca y abrió la del mayor. Metió su lengua a la cavidad ajena, enredándose tanto como podía.

–Me encantan tus besos – murmuró Xiao Xingchen entre jadeos cuando Yang se alejó un poco. Su labio fue mordido ligeramente – De rodillas, sabes qué hacer – indicó algo perdido.

Iba a cubrir sus ojos pero esperó a ver el espectáculo que Xue Yang estaba dispuesto a darle. Comenzó por sus zapatos; luego quitó sus prendas superiores dejando ver los tatuajes que cubrían sus brazos. Lamió sus labios de nuevo, deseando probar aquella piel entintada. El pantalón desapareció rápidamente, solo quedó el boxer que ocultaba su pene semi erecto.

Xue Yang se acercó a él, le quitó la venda para ponérsela. La apretó para que no pudiera caerse pero tampoco lastimarlo. Le dió un último beso y se puso de rodillas ante Xingchen.

Quitó el botón del pantalón sin dificultad, abrió la bragueta y bajó el pantalón hasta las rodillas. Jugó un poco. Lamió todo el miembro aún cubierto, recibiendo un suspiro de satisfacción y emoción. Volvió a hacerlo, levantando la mirada solo para ver la expresión de Xiao Xingchen. Dió un beso en su miembro, luego lo descubrió.

Salió erecto, apuntando hacia el estómago cubierto por la camisa blanca y formal. Lo tomó con una mano, acariciando la cabeza con suavidad. Dió una pequeña lamida ahí mismo, simplemente probando. Lamió por otro rato, saboreando el líquido emergente y los dedos delgados que se enredaron en su pelo.

La otra mano se dirigió a sus testículos para estimularlo mejor. Lo único que buscaba era desesperar al hombre mayor.

Xiao Xingchen se sentía a un paso enloquecer. Le gustaba privarse del sentido de la vista, porque de esta forma podía sentir todo al doble, e incluso más. A veces no podía con Xue Yang, ese chico era tan bueno con la boca. Sus besos eran tan adictivos, los orales que daba eran equivalentes. Tan hábil, tan bueno.

–¡Xue Yang!– un gemido que también parecía un grito emergió desde su garganta al sentir que aquellos labios se deslizaron hasta la mitad de su erección.

Su mente imploraba por empujar al chico hasta sentir el interior de la garganta, pero su autocontrol era mayor. Gimió disfrutando los labios que succionaban con tanto fervor. Sus dedos se enterraron sin querer en el cabello de Xue Yang.

El chico movió perfectamente sus labios, mano y lengua al mismo tiempo, provocando una sensación demasiado agradable, demasiado excitante y que atentaba contra la resistencia de Xiao Xingchen.

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