13. Buttplugs

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Con un poco de duda y emoción por la sorpresa, comenzó a desvestirse. Xue Yang le había dicho que aquel día iban a hacer algo nuevo, algo distinto.

Le dió una camiseta larga y holgada para que se vistiera; la prenda le llegó a la mitad de los muslos. No era la primera vez que se paseaba casi desnudo por el departamento de aquél hombre, de hecho había usado cosas más reveladoras y sensuales.

La simpleza de la prenda que le dió aquél día significaba que había algo más para él.

Caminó descalzo hasta encontrar a Xue Yang sentado en la sala con una bolsa de cartón en las manos. Dió una palmadas a su muslo que Xingchen interpretó como una indicación de que se sentara en sus piernas. Obedeció sin chistar.

Xue Yang acarició sus piernas suavemente, estirando sus dedos, estrujando levemente la carne blanca coloreando de color rojo gracias al agarre.

–¿Tienes frío?– le preguntó mientras seguía acariciando.

–Un poco solamente – soltó un suspiro luego de contestar.

–Te tengo un regalo, del color de tus ojos para que combinen – comentó sonriendo.

Con la mano libre abrió la bolsa, sacó una pequeña caja y de esta un buttplug con una joya de color azul zafiro.

–¿Me lo pongo?– cuestionó sonriente.

Había tenido vibradores y consoladores dentro de él, a Xue Yang le gustaba jugar con las texturas, así que estaba acostumbrado. Pero nunca le había dado algo tan bonito, no tenía idea de qué estaba planeando.

–No, yo te lo voy a poner. De rodillas – ordenó con ternura.

Xingchen se puso de pie, Yang le siguió. Se arrodilló en el sofá, pero un par de manos lo acomodaron a cuatro patas con la cadera levantada. La camiseta que vestía subió hasta la mitad de los glúteos. Xue Yang se puso detrás de él.

Separó las mejillas pálidas con las manos, mirando todo lo que le pertenecía. Bajó su rostro para besar el esfínter, directamente. Fue un beso tronado, ruidoso que hizo que el rostro de Xingchen se pusiera rojo.

Sintió un objeto cálido, húmedo, recorriendo el largo de su entrada, la línea larga que separaba sus glúteos. Mordió su labio, eso era tan sucio y bueno que no sabía cómo reaccionar. Xue Yang tenía una leve obsesión por lubricarlo de esa forma, solo que cada vez era distinto, mejor y más sucio.

La lengua cálida intentó penetrarlo varias veces, mandando escalofríos a su espina dorsal. Los besos volvieron con más intensidad, combinando la lengua con los labios. Sintió como aquel rostro luchó por enterrarse ahí, como si fuera posible.

No tuvo más remedio que sostenerse y dejarse llevar por la sensación tan buena. Abrió la boca para dejar salir todo su gozo. Xue Yang siguió besando hasta que creyó que era suficiente.

Le quitó el empaque al plug, lo untó con lubricante y lo metió a la entrada estimulada de Xingchen. Este solo se quejó levemente en su lugar, tal vez solo faltó un poco de lubricante.

–¿Estás bien?– preguntó al escucharlo. Xingchen simplemente volteó y asintió rápidamente; Xue Yang le dió una nalgada antes de separarse de él – Puedes empezar a trabajar si gustas – le dijo antes de darle un beso en una de sus nalgas.

Él, por su parte, se alejó del chico, tomó el control de la pantalla y buscó algo agradable. Luego fue a la cocina a prepararse un café con toda tranquilidad. Xingchen se levantó un poco después.

Caminó hasta la habitación donde había dejado su laptop. Podía trabajar desde su hogar así que por ello la llevaba por todas partes. Regresó a la sala, dónde un alegre Xue Yang bebía café.

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