17. Creampie

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El alcohol que se escurrió por sus labios fue limpiado enseguida por la lengua habilidosa de la otra persona.

Le gustaba beber y no desperdiciar nada, pero le gustaba más sentir al chico lamer su barbilla para rescatar el líquido que se escapaba de sus labios. Se encontraban escondidos en la cocina, un lugar donde nadie quería buscarlos.

Era conocimiento de todos los demás que no podían entrar a la cocina de aquél hogar por la persona estricta que prestaba la casa. A ellos les importó poco, incluso, nada.

Tomaron una botella y se metieron ahí solo para ser un desastre juntos. Xingchen se quitó la chaqueta sin perder el calor corporal de Yang, luego le siguió la camiseta.

Un poco de alcohol se derramó desde el cuello, amenazando en llegar rápidamente hasta el ombligo. Xue Yang evitó que eso sucediera. Atrapó rápidamente el alcohol que se escurrió por sus pectorales. Aprovechando la oportunidad que ello le dió, también estimuló los pezones marrones.

Xingchen pudo observar que sus pezones se endurecían con solo sentir la saliva ajena y la forma en que eran pellizcados con los dientes. así que dejó caer más alcohol por su cuerpo. De esta manera Xue Yang le dejó marcas claramente visibles.

La mano de Xingchen lo condujo por todo el abdomen para que pudiera limpiar sin perder ninguna gota. Los labios de Yang se adhirieron a la carne exquisita, pasando con sumo cuidado la lengua, saboreando los quejidos casi silenciosos.

Más líquido se escurrió en la piel blanquecina, otro invitación para lamer cada centímetro del chico. Si por él fuera, nunca dejaría de probarlo. Así que ahí estaba, lamiendo el cuerpo del chico que le encantaba.

Lo obligó a subir para besarlo. Ambos sabían a alcohol y algún tipo de jarabe o soda con la que rebajaron el licor.  Xingchen abrazó a Yang por el cuello para que no se alejara.

–¿Quieres hacerlo aquí?– preguntó el más bajo entre besos a la vez que lo empujó contra la mesa donde se sostenía.

–Sí, quiero saber que pasa si nos descubren – contestó antes de morder el labio inferior del otro.

–A veces me sorprendes – le dijo con una sonrisa.

Lo tomó por la cintura y lo hizo girar. Había más gente afuera, debía apresurarse o los encontrarían. Desató el pantalón deportivo para bajarlo hasta las rodillas.

Las manos de Xingchen se sostuvieron de la orilla de la mesa. El frío inundó su piel, su miembro tembló por ello, pero luego fue sustituido por el calor de la lengua húmeda. Cerró los ojos suspirando, no estaba acostumbrado a aquella acción, cada vez que Xue Yang lo hacía terminaba temblando. Era demasiado bueno con la lengua.

Las manos de Xue Yang separaron las nalgas del chico para poder acceder mejor a su entrada gloriosa. Siguió lamiendo con cuidado, lento y firme. Quería probarlo a la vez que podía "lubricar" la zona.

Xingchen tocó su miembro, necesitaba estimularse. Quería enterrar la cara de Xue Yang en él para que jamás dejara de comérselo así. No lo hizo porque su mano libre estaba sosteniendolo.

Comenzó a gemir sin intentar bajar la voz. Si alguien los escuchaba no importaba realmente. Abrió más las piernas para que la boca ajena tuviera más acceso, cosa que funcionó.

Soltó un pequeño grito por la magnífica sensación. Movió la cadera de tal manera que se profundizaran los movimientos de la lengua. Siguió gimiendo sin parar e incluso, inconsciente, aceleró el bombeo en su erección.

Xue Yang lo estaba gozando, demasiado, así que sentir el empuje solo le provocó meter más la cabeza. No quería dejar de lamer, se sentía tan agusto comiendo, solo que tenía que dejar hacerlo por la prisa del momento.

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