24. Public sex

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El ambiente se había encendido en el momento en que Xue Yang regresó del sanitario y dejó un beso en la mejilla de su novio. La comida con amigos había sido una idea de ambos, así podrían convivir con las personas que no habían visto en un par de meses.

Xiao Xingchen era una persona muy sensible. Cualquier cosa le ponía candente. Por ejemplo, ese beso sumado a la mano firme de Xue Yang en su muslo.

De pronto hizo calor.

El restaurante en el que se reunieron tenía un clima templado, cosa que agradeció.

La mano inquieta en su muslo le hacía sentir calor, un calor que hacía fluir a su sangre hacia su entrepierna. Como venganza o como señal de que se detuviera, él también llevó una de sus manos al muslo de Xue Yang.

El problema fue que este la tomó y la alzó enfrente de todos para darle un beso en el dorso. Un gesto dulce, despreocupado. Nadie sospechó de lo que ocurría.

La mayoría siguió degustando de su platillo, entre conversaciones. Xingchen parecía estar ido, no dejaba de pensar en los dedos que se ajustaban en su muslo. Sabía que lo estaba haciendo adrede, lo sabía porque su otra mano estaba temblando.

Nunca lo habían hecho en un lugar público, nunca se habían provocado así. Mucho menos frente a sus amigos.

–Creo que debo de ir al sanitario, disculpen – comentó luego de quitar los dedos.

El camino desde su mesa hasta la puerta que dividía al restaurante se sintió demasiado largo. En cuanto llegó mojó su rostro para refrescarse un poco. Revisó su estado físico y no había nada sospechoso más que sus mejillas rojas.

Esperó a que el enrojecimiento bajara para volver a salir. Solo que alguien más entró. No era extraño, había tres cúbicos además de los urinarios disponibles.

Xue Yang le miraba desde la puerta, sonriente, sin una pizca de vergüenza. Xingchen lo miró por el espejo sin saber qué hacer. Conocía esa mirada. Dejó que se acercara por detrás, abrazando su cintura.

Un beso aterrizó en su nuca, le causó escalofríos. Su cuerpo se erizó tan pronto como terminó el beso. En ese instante todo su ser reaccionó y pudo quitar los brazos firmes de su cintura.

–¿Qué tramas, eh?– cuestionó actuando tierno, picando las mejillas de su pequeño novio. Quería distraerlo, hacerle cambiar de opinión.

–Follarte – contestó sin titubear – Sé que tú también quieres – agregó sin más.

Jaló la barbilla de su pareja para besarlo. Xiao Xingchen lo recibió bien, lo abrazó por el cuello y dejó que fuera atacado por la lengua impaciente. Por voluntad propia abrió las piernas para que el otro se acomodara.

Sabía que afuera había gente, que le podían escuchar, que podían entrar, pero no hizo nada al respecto cuando comenzaron a caminar hacia un cubículo. Tuvo que abandonar la boca de Xue Yang para cerrar la puerta.

No tardó mucho, así que se acercó para darle un beso en el cuello. La tentación de dejarle una marca morada creció conforme sus labios recorrían la piel salada. Sus dientes salieron un poco y apretó la piel entre ellos.

–Xingchen...– se quejó. El mencionado se rió contra su piel, casi recordándole que fue él quien empezó.

Lo dejó en paz porque extrañaba sus besos. Regresó para ser atacado con una mordida que le hinchó el labio. Se quejó, sin embargo dejó que siguiera atacando. Él mismo comenzó a desatar su cinturón, luego siguió con el de su novio. Debían apresurarse o los atraparían.

Buscó el miembro semi flácido de su chico pero sus manos fueron detenidas y llevadas atrás de su espalda. Quería reírse hasta que le dieron la vuelta y su rostro se estrelló contra las baldosas.

–¿Estás bien?– preguntó Xue Yang atemorizado. La risa de su novio le hizo tranquilizarse.

–Solo me rompiste la nariz – bromeó – estoy bien, puedes continuar – movió ligeramente las caderas.

Una nalgada le hizo erguirse en su lugar. Estaba casi seguro de que alguien afuera los escuchó. No tuvo tiempo para pensar en ello, su pantalón fue deslizado hacia abajo, llegando a sus rodillas más rápido de lo que creyó.

Intentó mirar qué sucedía y solo pudo observar a Xue Yang poniéndose de rodillas. No liberó sus manos, las sostuvo incluso en ese momento. Bajó la última prenda que se interpuso entre las mejillas traseras de Xingchen y el exterior.

Con una mano las abrió, dejando ver la entrada hambrienta. Enterró su rostro para degustar su postre, aunque aún no habían terminado de comer. Xingchen volvió a erguirse, sorprendido.

Su rostro volvió a mirar las losetas frías y blancas. Mordió sus labios para evitar soltar algún sonido indecoroso. La lengua ajena hizo muy bien su trabajo ya que sintió la intensidad con la que se movió. Estaba intentando follarlo con la punta de esta.

Empujó su cadera hacia atrás, enterrando el rostro en medio de las mejillas. Fue degustado con más rapidez y ansias. Xue Yang estaba encantado con la reacción, con los sonidos que evitaba soltar. Una vez que creyó que era suficiente, se detuvo y dejó besos por todo el lugar.

Su miembro se puso duro solo por los sonidos, así que solo le bastó con masturbarse un poco para estar más listo.

Xiao Xingchen intentó soltarse para ayudarle al otro, pero no le fue permitido. Solo le quedó sentir que su entrada era abierta con dos dedos. Abrió más las piernas para permitirle entrar. En verdad quería ayudar, e incluso sostenerse para hacer todo más fácil.

Xue Yang simplemente se rió al ver sus esfuerzos. Se masturbó muy cerca de su entrada, golpeando cerca, chocando la punta, dejando un rastro de líquido preseminal. Se dedicó a respirar en su oído para acelerar sus hormonas.

Sin avisar y de un solo golpe, ingresó hasta el fondo. Soltó sus muñecas en ese instante. Tomó la cintura sin mover su cadera.

El más alto movió su cadera. Necesitaba más de ello, aún con el pequeño ardor y dolor que tenía. El pene dentro de él se deslizó hacia afuera, casi saliendo. Volvió a ingresar  en un ángulo que tocó su próstata con intensidad.

Con el gemido silencioso de Xingchen comenzó a embestirlo rápidamente, sin ritmo, sin detenerse a pensar. Lo único que hizo fue tapar la boca ajena con una mano y continuar moviéndose.

Ambos eran ruidosos, más de lo que habrían querido. Tenían la esperanza de que al menos en el exterior no se escuchara. Xue Yang sintió el orgasmo cerca, así que soltó la boca y salió totalmente de él.

Xingchen se giró y lo sentó en el retrete para continuar. Se empaló él mismo, buscando la manera en que ambos llegaran al mismo tiempo.

Sus movimientos fueron sin ritmo, veloces. Besó a Xue Yang cuando los dos comenzaron a hiperventilar. El orgasmo los golpeó y a pesar de que siempre los dejaba en un estado de inconsciencia, lucharon por quedarse lo más despiertos posibles.

Cuando Xingchen volvió a la mesa (ya que salió primero) todos los presentes no tomaron con extrañes la ausencia de ambos. Continuaron conversando como antes, preguntándose porqué el joven no podía sentarse bien.

*

Es la idea que más me gustó, ustedes disculpen la tardanza.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2021 ⏰

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