Interludio: Un sueño

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Desde que era pequeña tenía el mismo sueño: yo era una estrella fugaz, en el cielo infinito recorría cerca los planetas, era como un hada que volaba, bailaba en paz. Un día, otras estrellas se juntaron, en total eramos nueve estrellas que volaban sin sentido, pero de pronto un grito nos detuvo, pero más que un grito era las notas agudas de un canto, un ser hermoso de luz extendía sus brazos y cantaba para nosotras las estrellas, y poco a poco todos comenzábamos a danzar en torno a ella y ese canto.

Bailamos hasta dejar un rastro de polvo espacial que se convertían en nubes, el ser de luz en algún punto me sostuvo en sus manos, una sensación cálida, como el calor de un abrazo se extendió por mi cuerpo, me sentía amada y protegida, sus dedos blancos tocaron mi frente antes de susurrarme una canción para mí, nunca pude entender esa canción, y siempre la olvidaba, pero si algo no cambiaba es que siempre despertaba en pleno canto.

Luego de la primera vez que soñé con eso fue que las visiones llegaron, eran pesadillas pequeñas, desde la perdida de uno de mis zapatos hasta la lesión que sufriría mi madre, pero algunas de estas pesadillas no ocurrían porque solía intervenir. Nunca le dije a mis padres, solo a mi hermano, fue él quien me ordeno a no decirle nada a nadie hasta que cumpliera los diez, yo era demasiado joven para entenderlo, pero acate su orden sin chistar, cuando cumplí los diez comprendí que el hacia eso para protegerme.

Aarón siempre fue el mejor hermano mayor que pude haber tenido y necesitado, siempre protegiéndome  y apoyándome con concejos o como mi conejillo de indias cuando quería ver los limites de mi don, por que sí, yo era un arcángel cuya magia solo potenciaba mi don original.

Cuando las visiones de los fénix comenzaron fue motivo de preocupación, porque podía intuir que de alguna u otra forma eramos nosotros dos y otros más, nunca lo tuve claro hasta que un día mi hermano llego preocupado a casa.

—Se quienes pueden ser, no sé como pero creo que son estas personas.

Cuando vi sus rostros en las fotos, una sensación única de familiaridad con la protagonista de la foto se formo en mi pecho, podía sentir que no era la primera vez que veía a esa castaña.

Aarón era la única persona viva que había compartido muchas de mis visiones, supongo que por eso o por ser hermanos, que incluso él tenía una intuición muy fuerte para sentir que algo pasaría, es por eso que tras ingresar al instituto le mostré una visión que había tenido en el trayecto a casa una tarde.

Ocho arcángeles  coronados reunidos uno al lado del otro.

 Uno sostenía una estrella que pulsaba luz y energía constantes,  otro un espejo que reflejaba un fondo negro, otro sostenía una vid espinosa que se enrollaba a sus pies, otro sostenía un libro y una pluma, otro sostenía un arco que ardía, otro hacía controlaba a las estrellas que giraban a su alrededor, otro sostenía un reloj de arena y el  último sostenía un orbe de fuego, agua, viento y tierra.

Frente a ellos, otro arcángel sostenía una espada de oscuridad entre sus manos, la punta afilada apuntaba hacia el suelo mientras la empuñadura era sostenida firmemente haciendo que apenas tocara el suelo. 

Tos ellos tenían el rostro serio e inexpresivo, todos ellos les daban la espalda a las otras dos criatura presentes en el cuadro. No tenían alas, ni coronas, solo se enfrentaban entre ellas con la mirada, una de ellas sostenía un cáliz de luz, la otra sostenía  un orbe de luz. 

Todos estaban quietos cuando de pronto los dos seres se enfrentaron, aquel que sostenía el cáliz comenzó a inundar todo como si fuera el océano que se derrabara de este, en cambio el otro sostenía el orbe que iluminaba toda la oscuridad como el sol entre sus manos, la luz comenzaba a tener tal intensidad que en un punto todos fuimos absorbidos por este, cuando por fin retrocedió, solo uno de ellos seguía ahí, ahora sosteniendo tanto el cáliz como el orbe que ya no brillaba, entonces los arcángeles giraron y se arrodillaron frente a este ser como los caballeros a su rey.

Aarón solo miraba el vacío cuando termine de mostrarle lo que había visto.

—Entonces...,¿son ellos?—pregunto él 

—Sí, no hay duda de ello,esto solo está comenzando, hermano.

—¿Cuánto tiempo crees que tome comenzar el juego?

—No lo sé, pero estoy comenzando a tener una idea. — la angustia se sentía presente en mi garganta —Pronto nos reuniremos todos, es inevitable.

—...Y cuando eso suceda, el fénix caerá y el juego comenzara —concluyo Aarón con lágrimas en sus ojos.

Mi hermano no era de los que lloraba, pero él sabía que había visto en mis sueños, él era consciente de su posible destino, como también era consciente e inteligente como para entender que  las cosas podían cambiar y como todos estos sueños estaban conectados, aún así, si las cosas seguían como hasta ahora, el destino de mi hermano no era fácil, incluso peligroso diría yo.

Si efectivamente todo ocurría, Aarón tendría que apostar mucho a futuro, incluso su vida... y  podía perderlo todo.

The charm of the AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora