Cap7: Antes del Instituto

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Los últimos días de ese verano fueron los mejores, a decir verdad tenía que admitir que hacerse amiga de esos tres fue la mejor decisión de su vida.

Eliot a pesar de ser el único chico del grupo había encontrado la forma de llevarse bien con las otras tres, sobre todo con Esme que podía controlar la tierra y entre ambos habían creado un pequeño huerto de hierbas en la casa de él, hablando de magia, al parecer su don con las plantas estaba incursionando bien y su relación con las más venenosas era excelente, aunque no entendiera del todo la evidente alegría de Lucí de que experimentase con ella; en palabras de la chica, desde que lo conoció pensó en él como un maestro de los venenos, algo que con el tiempo al conocer a otros alquimistas vio que ese camino era poco transitado.

Por otro lado su relación con su prometida, Magi, parecía bastante estable a pesar de las muchas veces en que por error ella terminaba creando infusiones de algunas plantas por error.

Magí por su parte había dejado ese porte de una dulce niña de ojos redondos oscuros y cabellera como cortina de seda negra, con la actitud de toda una señorita de estatus a pasar a convertirse en una chica con un aire más travieso y ligeramente malvado, con una sonrisa que no prometía nada bueno y siempre portando un libro en mano, su magia se caracterizaba por la escritura; si escribía una runa o una palabra, o tomaba alguna de un texto esta podía cobrar vida, claro, hasta el momento ella solo podía hacer cosas simples, como crear antídotos y venditas para Eliot cuando trabajaba en el jardín, pero eso no evitaba que ella practicara de vez en cuando cosas más complicadas como un pastel de triple chocolate o cambiar temporalmente la apariencia de alguien pero a coste del uso de mucha de su energía. Lucí sabía que esa chica también sería algo excéntrica como Esme considerando las muchas veces que fue intoxicada con las plantas de su prometido, además que ya tenía una manía de encontrar lugares raros para esconderse y dormir en paz, una belleza asiática con la pinta de todo el estereotipo de belleza japonesa pero mente retorcida... ya se compadecía de Eliot.

Por su parte y tal como había predicho anteriormente, Esme se alejó de su familia pasando mucho tiempo en su casa, algunas veces quedándose varias semanas sin volver aún en los periodos en los que ambas chicas asistían al mismo colegio antes de ingresar al Instituto Real, a consecuencia de eso ya todos en la casa se habían acostumbrado a verla rondar por la mansión con un vestido con algunos agujeros y raído en el dobladillo arriba de sus leggins con pequeños agujeros en las rodillas, unas botas cómodas pero que habían visto días mejores y un montón de collares y pulseras de cuentas de madera de colores, básicamente Esme lucía como una cría salvaje o hija de gitanos que parecía haberse perdido en la mansión, a pesar de su apariencia desaliñada, la madre de Lucí tenía el mal hábito de intentar domar los rizos salvajes de ella y por consecuencia luego de que la niña se bañaba, le peinaba el cabello y aplicaba cremas hasta dejarlo no liso pero con ondas pronunciadas que permitían hacerle peinados con mayor facilidad, básicamente su madre la había adoptado como otra hija más.

En ese tiempo, Esme y Lucí habían practicado arduamente con los dones de la primera, terminando igualmente desaliñadas a causa de sus nuevos experimentos, el más reciente fue el que ahora podía controlar mejor el viento haciendo flotar a los demás con mayor facilidad por un corto periodo de tiempo, al menos fue un alivio para todos porque cuando esta practicaba con el fuego todos temían que ella incendiara un árbol... de nuevo, esa vez posterior a eso, tanto ella como Magi habían sacado unos malvaviscos invocados por la segunda y se pusieron a asarlos alegremente mientras todos los demás observaban la escena con ciertas dudas por el estado mental de esas dos.

Lucí por su parte no había hecho alarde de su magia a nadie, así que todos asumían que ella era simplemente alguien cuyos poderes o aún no despertaban o eran demasiados débiles para hacerse manifiesto, en cualquier caso ninguna de las dos era sumamente extraño, habían grandes monarcas y gente de poder que hacían solo uso de su inteligencia para sobresalir del resto, eso y que además ya era un Arcángel algo de lo que ya le daba cierto poder y estatus en su mundo.

Ese sería su último verano antes de comenzar el Instituto, ya todos tenían trece años y grandes expectativas a sus espaldas por parte de sus familias y la sociedad elitista de Aramist, una vez que ingresaran tenían que cuidar de sus propias espaldas porque era bien sabido que durante esos años todos esperarían obtener algunos beneficios de ellos incluyendo a los hijos de otras familias aristocráticas de otros reinos que vivían aquí por motivos diplomáticos o personales.

—Tengo una duda, ¿acaso saben cómo es la selección del Instituto? —preguntó Eliot luego de despegar la mirada de un libro de botánica dado por Lucí.

—Por lo que tengo entendido nos obligan a demostrar nuestros estatus y luego nos someten a pruebas académicas para clasificarnos en los cursos —Magi estaba de cabeza al lado de su prometido leyendo un libro de portada color negro.

—Awi —Esme tenía una mirada totalmente preocupada —si hay un examen académico estoy frita, soy un asco en los estudios y en la Aritmética.

Lucí por una vez no dijo nada y se mantuvo al margen de todo eso aunque supiera realmente cual era la respuesta, total, esa fue la brillante idea de sus amigos en lo que ya parecía una vida en un sueño.

En este reino era opcional para las familias enviar a sus jóvenes miembros de sus familias a uno de los varios institutos que había en el reino, muchos de estos se centraban en desarrollar habilidades comunes para poder tener un buen empleo a futuro, pero a medida de que el instituto crecía en estatus y exclusividad, las posibilidades de ascender económicamente teniendo puestos importantes en empresas o incluso aspirar a puestos en el gobierno creía en gran medida, en este lugar el pináculo de los institutos está el Instituto Real de Aramist, los medios para ingresar a este lugar tenían dos categorías: el examen nacional y el ingreso por título inmobiliario y clan familiar.

El primero consistía en dar el examen nacional de Aramist de ingreso a los institutos, algo totalmente necesario si querías ser transferido a uno de clase Elite como el de Aramist donde solo concedía becas a talentos sobresalientes, luego de eso eran dispuestos en los cursos de acuerdo a sus aptitudes.

El segundo, como dice ahí mismo, dependiendo de las conexiones familiares podías ingresar fácilmente al Instituto Real sin mayores problemas, por ejemplo los hijos del rey y tamben los hijos de los príncipes o princesas ingresaban automáticamente al instituto, muchas veces obteniendo los mejores puestos y curso de dicho lugar, en cambio, desde los hijos de Duques y Borones si bien entraban casi de manera automática dependía de gran manera de sus conexiones familiares que favorecían su ingreso, además de eso debían someterse a una prueba donde serían agrupados en cursos de acuerdos a sus niveles de conocimiento junto a los otros miembros que habían dado el examen nacional, era por eso que incluso los hijos de plebeyos podían relacionarse con los hijos de la nobleza.

La ley del más fuerte no tan solo se regía en tu estatus y nivel de magia, sino que también por tu capacidad de ingenio e intelecto.

Era un sistema complicado para su perspectiva... pero sus amigos en ese minuto parecían entenderlo mejor que ella misma así que les dejo ese asunto en mano de ellos, había cosas más importantes que calentarse la cabeza en ese punto.

Mientras los otros tres seguían discutiendo sobre las pruebas de ingreso que tendrían que someterse, Lucí miro el atardecer deseando en lo profundo de su corazón poder sobrevivir sin mayores problemas hasta los 17 años.

The charm of the AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora